Vega deleita a un público malagueño con un concierto intimista, divertido y lleno de emociones.
El pasado viernes la azotea del hotel Málaga Centro fue testigo de una noche muy especial de la mano de la cantante Vega. Un concierto organizado por los chicos de Live the Roof que fue todo un pastelito para los que asistieron y pudieron saborearlo y disfrutarlo.
La azotea elegida era el lugar perfecto para dejarse llevar por la música de Vega, con unas vistas impresionantes de toda la ciudad iluminada en una bonita noche de verano. El reloj marcaba las 22:10 de la noche cuando apareció Vega ante un público muy heterogéneo y de todas las edades, un centenar de personas dispuestas a disfrutar con la artista de una noche mágica.
En un pequeño escenario y ante un pequeño piano y unas guitarras esperando a su espalda, Vega saludó y presentó su concierto dando las gracias por hacer posible ese tipo de conciertos. A su lado su acompañante a la guitarra, Quique Fuente, sonreía y asentía en total acuerdo con Vega. Sin hacerse esperar más, arrancó el concierto con el tema El más feliz. No hubo que esperar a calentar motores para que la gente se animara y entrara de lleno en el recital pues ya se escucharon las primeras palmas y los primeros coros de la noche.
Vega insistió en que era un concierto abierto en el que se podía hacer peticiones y se podía cantar.
La siguientes notas que se escucharon pertenecían al tema 48 horas que interpretó en su versión maquetada y a la que siguió el primer cover de la noche con Believe del grupo K’s Choice. El tocar en directo puede tener sus percances y esta vez el piano de Vega estaba algo mojado por lo que no dudó en levantarse e ir por una servilleta a la barra del bar para limpiar el teclado. Un gesto que el público acogió con sonrisas. Vega presentó la siguiente canción como un tema influenciado por el grupo Mecano, al que escuchaba muchísimo hace años, concretamente la canción Naturaleza muerta en la que se contaba la historia de un pescador que desapareció en el mar mientras su mujer se quedó esperándolo en la orilla durante años. El tema de Vega se llama Berlín y cuenta la historia de amor de una pareja separada por el muro de dicha ciudad. El concierto fue in crescendo con temas como Lolita, con un toque muy happy y al que el público ayudó a Vega a corear. Presentando su pequeña guitarra llamada Huseim interpretó Me compadezco de ti.
Reconociendo que le ponía más nerviosa los conciertos en acústico que los eléctricos pero que al mismo tiempo le gustaban por la cercanía con el público terminó la primera parte del concierto al piano con Nueva York. Tras una pequeña pausa, Vega volvió a subirse al escenario para empezar la segunda parte agradeciendo al equipo de Live the Roof su gran trabajo de hacer posible conciertos tan especiales como el que se estaba viviendo esa noche. Y tras sus palabras, continuó el espectáculo con La cuenta atrás. Concediendo una pausa a sus propias composiciones deleitó al público con dos versiones: El equilibrio es imposible de Los Piratas, que interpretó con una dulzura extrema y Pulgas en el corazón de Cristina Rosenvinge. El público, entregadísimo y rendido ante Vega se desmelenó aún más con Mejor mañana con el que cantaron y tocaron palmas sin poder parar de bailar.
La nota emotiva de la noche llegó con Requiem a la que Vega dedicó a su abuelo fallecido y también a su abuela, que se encontraba entre el público. Muy emocionada y conteniendo las lágrimas, interpretó el tema de forma impecable y puso la piel de gallina a todos los que allí se encontraban. Sin dudar, al terminar, el público arrancó en un aplauso al unísono más fuerte y largo que todos los anteriores.
Dando fe de la gran artista que es y de la experiencia que ya lleva a sus espaldas, mientras cantaba Grita, una cuerda de su guitarra se rompió por lo que la siguiente canción la improvisó cantando, sin tocar ningún instrumento y fumando un cigarrillo mientras Quique ponía la música con su guitarra. El concierto culminó con temas como Cuánta decepción, 1906 estrellas nuevas o A tientas.
Un concierto precioso, en un entorno espectacular y en el que se creó una atmósfera de gran intimidad y complicidad en el que Vega supo amenizar y dar cuenta de su naturalidad y gracia propia de una chica cordobesa.