Un ambiente íntimo, lámparas de mesa y dos cómodos asientos sobre el escenario de la sala Obbio esperaban a Juan Manuel Álvarez, Shuarma, una de las voces más sorprendentes del panorama musical actual a nivel nacional. El aforo no estaba completo, pero los que allí se reunieron sabían a lo que iban y no salieron decepcionados.
El ex Elefante tomó asiento y comenzó la noche hablándonos de Tú, recordándonos que “fuimos, somos y seremos” Lo que queramos creernos y aprovechando que no estaba Solo nos deleitó con estas canciones de su último trabajo Grietas… en una casa abandonada. Un disco intimista, que roza la tristeza, pero que Shuarma supo defender y amenizar a la perfección y que su público supo apreciar.
Pero también hubo tiempo para repasar sus discos anteriores como solista con temas como La única opción, Despierta o Te esperaré, canción que alguno de los allí presentes había solicitado por Facebook y que Shuarma interpretó de manera singular.
Y como no podía ser de otra manera, el catalán que no puede olvidar sus raíces, entonó algún que otro tema de Los Elefantes. Evidentemente en este repaso no pudo faltar Que yo no lo sabía, en la que todos los asistentes, incluso la gente que estaba detrás de la barra, se unió para hacerle los coros.
También hubo un momento de confesiones, previo a la esperadísima Virgen de Guadalupe, en el que el cantante se sinceró afirmando que “no creo (religiosamente hablando), pero sí creo en la gente que cree”.
Con Grietas llegaron los bises y con ellos, sin duda, el momento más divertido de la noche cuando Shuarma hizo que todo el mundo le hiciera los coros entonando “y si te miro, y si te siento, y si me acerco más a ti” en La felicidad jugando con las voces de los asistentes y la suya propia, es más, quiso que las palmas del público terminasen con el último acorde de su guitarra, tras varios intentos finalmente se consiguió y todo el mundo contento. Pero la actuación terminó con el mensaje positivo de Me gustaría poder hacerte feliz y es que la noche finalizó con muchas sonrisas y ganas de más en la sala Obbio.