Coincidiendo con la polémica huelga de controladores aéreos que tiene en vilo a media península, los "Aviones" de Pereza aterrizaron durante la noche de ayer en Sevilla, siendo la segunda vez que recalan en la capital andaluza con su tour "Puro Teatro", donde fueron recibidos por un numeroso público que abarrotó el Fibes (cerca de dos mil personas).
Todo un reconocimiento a una banda que estos días cumple diez años en los escenarios. Atrás quedan sus comienzos en "Buenas Noches Rose" y "Malahierva"; sus primeras tomas de contacto teloneando a "Siniestro Total" y "Los Enemigos"; aquella época, que ahora se atisba lejana, en la que eran un trío; el momento en el que Niger Walker toma las riendas de la producción del dúo, logrando situarlos en la primera división del pop estatal; las enriquecedoras experiencias que van sumando en su trayectoria, como aquel LABORATORIO Ñ, junto a asiduos del universo perezoso, como Amaral, Iván Ferreiro, Quique González y Xoel López, que también colaborarían en el exitoso "Los amigos de los animales". Un crecimiento que se ha comprobado en las composiciones de sus dos últimos trabajos, que evidencian que aún guardan varios ases con los que seguir sorprendiéndonos.
Teloneados por SIDECARS, Pereza salieron al escenario dispuestos a demostrar sus tablas durante dos horas y media, en las que derrocharon actitud desgranando temas de todos sus discos, dándose cita desde "Llévame al baile" o "Por mi tripa", hasta las potentes "Todo" o "Madrid", rematando el concierto con "Pienso en aquella tarde", "Señor Kioskero" y "Superjunkies" en los bises, y con costantes guiños a The Beatles, ya que, tal y como me aseveró Leiva después, "¡hay que aprovechar para meter las cuñas beatlenianas siempre!".
Un público que secundó a partes iguales la entrega del grupo, coreando piezas de su repertorio como "Animales", "Cómo lo tienes tú" o "Windsor", siendo testigos de cómo ha madurado la banda, que, una vez más, colgó el "no hay entradas". Prueba de la comodidad que sienten en tierras andaluzas fue la energía que derrocharon, previa al respiro que piensan tomarse al finalizar esta intensa gira, en el que aprovecharán para retomar y emprender proyectos, y, sobre todo, para descansar.
Estos dos amigos comprometidos ideológicamente con el rock nos aleccionaron en un show efectivo, en el que ninguno de los ciento cincuenta minutos quedó mermado, creando atmósferas, destilando magnetismo e imponiendo la objetividad frente a lo comercial. Yo estuve allí, siendo la cuarta vez que asistía a un concierto de ellos, y disfruté tanto como las restantes… y me atrevo a decir que 1.999 personas más, sintieron lo mismo. Y es que la música vas más allá de las etiquetas que nos empeñamos en utilizar.
Fotografías: Rafael Marchena