La ‘Sala Boite’ de Madrid se vistió de gala para la presentación de “Ex–Corazón”, el nuevo álbum de Lantana la cual encandiló a todos los allí presentes demostrando un sonido maduro, una ilusión contagiosa y una calidad artística de órdago.
Y es que Lantana hizo honor a la esencia de su nombre artístico.
Para los que no sepan de lo que hablo les diré que Lantana es también el nombre de un grupo de plantas cuyas características más destacadas son sus hojas frágiles, sus ramas persistentes y una amplia variedad de color en sus flores.
Alba Gárate, -nombre real de la artista-, hace pleno en dicha descripción ofreciendo en sus directos diferentes matices de sí misma; llevándonos por la sutileza de lo intimista hasta desembocar en unas irresistibles ganas de bailar.
Y es que Lantana demostró en Madrid que sabe lo que quiere y cómo lo quiere. Con un planteamiento musical definido, maduro y trabajado, logró que todos los asistentes que llenábamos la ‘Sala Boite’ nos marcháramos a casa encantados con la galería de registros que mostró sobre las tablas.
La noche comenzó con la salida a escena de una Lantana ataviada con un provocativo body y acompañada exclusivamente de su guitarra. Tras una breve presentación empezaron a sonar los acordes de “Imaginarte”, ese tema que sirvió para su nominación al Premio Goya en 2006 como Mejor Banda Sonora por la película “AzulOscuroCasiNegro”, de Daniel Sánchez Arévalo y donde ella participó también como actriz.
Sensibilidad, recuerdos y sentimientos a flor de piel que no cesarían durante el siguiente tema, “Amapola Blanca”, para el que tan solo hizo falta en escena la aparición del teclista. Y es que este es el tema más íntimo de su último trabajo. Voz y piano al desnudo. No hacía falta más para hipnotizarnos y dejarnos pegados al suelo, no fuera a ser que cometiéramos el error de marcharnos antes de tiempo.
Tras esto fue momento de que subiera al escenario la banda al completo y comenzáramos a despegar el avión Lantana, que canción tras canción iba aumentando la potencia y la altura, siendo cada vez más grandes sobre nosotros.
“Cuando Se Acabe el Mundo” y “Mi Boca” fueron los siguientes en sonar. El público empezaba a entrar en calor y Lantana en cada frase, en cada palabra de las canciones que componen este recién estrenado “Ex-Corazón” desprendía una ilusión rebosante y contagiosa. Se podía palpar en su mirada y en la inmensa sonrisa de satisfacción y felicidad de poder presentar por fin este nuevo álbum tras tantos meses de duro trabajo.
Con “Reina o Rey” hizo un alegato a la libertad de amar a la persona deseada, sin encerrarse en estereotipos puramente físicos o morales.
“Háblame” fue el paso definitivo para terminar de romper las barreras con el público. Colaboramos cantando a dúo el estribillo y nos ganamos que nos presentara al invitado estrella de la noche. Lo definió como un gran amigo y una de las personas más influyentes en toda su andadura musical. Estaba hablando de Stefan Olsdal, de Placebo, que se enfundó la guitarra para acompañarnos magistralmente durante el resto del viaje.
“Herida” y “Maga”, -uno de mis temas favoritos del disco-, se saldaron por todo lo alto, con un público ya metido en vereda, entregado, y que se lo estaba pasando bomba con lo que estaba recibiendo desde el escenario. Sensación que llegó a su punto álgido cuando sonó “Ultraluz”, cuya versión en directo es una sobredosis de fuerza y ritmo que hizo de la sala una pista de baile.
La noche estaba siendo perfecta, tanto que fue “Perfecto” el siguiente tema en ser presentado. Acto seguido, y tras un amago de despedida de Stefan Olsdal, cerramos en falso la presentación del álbum con el tema que precisamente le da nombre: “Ex–Corazón”.
Antes de encarar la recta final del concierto, quisiera poner de manifiesto lo maravillada que me quedé con el directo de Lantana. Fue completamente alucinante asistir a él y escuchar sus nuevas canciones tocadas por una banda que transmitía ganas y pasión por lo que hacen. Escalofríos sentí especialmente con el batería y los teclados, que se dejaban la piel en cada beat.
Fascinante también ver cómo engrandecían cada canción, cómo la recreaban a lo grande, haciendo bailar a la gente; haciéndonos disfrutar como enanos. Y por supuesto con una Lantana simpática a raudales, radiante de felicidad y con una afinación que rozó lo perfecto. Conciertos así son los que te hacen amar la música y los directos. Un placer haber estado allí.
Dicho esto, cogemos carrerilla para narrar lo que nos quedaba por vivir.
Lantana reapareció en escena y “Melancolía”, -segundo single de su anterior trabajo “Desorden y Amor”-, fue la escogida para terminar de conquistarnos a todos con una versión solo a guitarra y cargada de rabia que desembocó en un final de canción apoteósico y desgarrado. Sencillamente cautivador.
Tan cautivador como la versión que se marcó del tema “Bailando”, original de Loretta e Daniela Goggi, y que arrancó tan solo a piano, con suavidad y lentitud, recreándose y recreándonos en cada palabra; saboreando la magia del momento. Pero algo se movía por detrás. El resto de la banda iba llegando y colocándose en sus sitios. Algo iba a pasar, y no tuvimos que esperar demasiado, ya que tan solo unos instantes después la canción explotaba y se deshacía en fuerza. Brutal.
Lástima que ya todo llegara a su fin. Por ello quiso llamar a escena no solo a Stefan Olsdal para que hiciera los honores de estar en el cierre del espectáculo, sino que quiso subir al escenario también a David Amén, el otro gran apoyo de su carrera y componente, junto a Stefan, de la banda “Hotel Persona”.
Y el concierto no se podía despedir de otra forma que no fuera con otra de las grandes. “Siempre”, también de su anterior álbum, y uno de mis temas favoritos. Eso sí, para dejarnos con ganas de más lo hizo en la versión remix creada por los mismos “Hotel Persona” presentes en escena.
Y así fue como finalizó el concierto de una artista que confío y espero que llegue a ser lo reconocida mundialmente que se merece, y a la que recomiendo con fervor ir a ver en directo porque es una experiencia que nadie se debe perder.
Merece la pena escuchar su nuevo álbum, totalmente recomendable, pero más aún merece la pena descubrir cómo suena en vivo. Si fuiste de los que no estuvo allí esa noche, a la próxima no lo dudes, estarás cometiendo un error.
Fotos: Raúl Núñez