Ahora que comienza otra temporada de conciertos, y casi un nuevo año, no está de mal recordar uno de los grandes eventos que tuvimos en Sevilla el curso pasado, concretamente el 19 de mayo, fecha en que nos visitaron tres grandes como U.D.O, Blind Guardian y Judas Priest.
Los primeros en salir a escena fueron U.D.O., banda de Udo Dirkschneider, cantante original de los legendarios Accept. La verdad es que ofrecieron un muy buen concierto pero se hizo corto, muy corto: solamente tuvieron tiempo para nueve temas (cuatro de los cuales correspondieron a los ya mencionados Accept).
Hay que resaltar que, a pesar de la hora de comienzo, del calor y de la poca duración de su actuación, el público respondió estupendamente cantando todos y cada uno de los temas. La actitud de los miembros de la banda, en especial de Udo, el cual no paró de animar al público, ayudó bastante. Eso sí, hasta en cuatro ocasiones el cantante paró las canciones para que el público coreara y cantara con él, y no es que esto no me guste, al contrario, pero si en un concierto en el que vas a tocar solamente nueve temas, interrumpes cuatro para que el público coree… corres el riesgo de que quede algo pesado. Con una vez (durante Metal heart, por ejemplo), habría bastado.
Pero bueno, más allá de este “error” y de la duración del espectáculo, nada que objetar a este grupo, el cual lo dio todo y nos dejó bastante satisfechos.
Llegaba así el turno de Blind Guardian, el grupo que introdujo en el metal a una gran cantidad de jóvenes hace ya unos años. La verdad es que yo hubiera preferido que hubieran abierto éstos en lugar de U.D.O., ya que gozaron de más tiempo y aunque no me desagradan, no son una de mis debilidades, pero bueno.
El setlist que traían preparado estuvo bastante nivelado, ya que supieron combinar temas de todas las épocas del grupo para contentar tanto a fans acérrimos como a aquellos los que perdieron al grupo hace unos años y querían escuchar clásicos como Majesty o Nightfall.
Como he dicho no son uno de mis grupos de cabecera, pero no sonaron nada mal y supieron calentar al público, acabando con cuatro clásicos como son Valhalla, Imaginations from the other side, The bard’s song – in the forest y Mirror mirror.
Y por fin llegaba el plato fuerte de la noche, los dioses del metal, Judas Priest, pisaban el escenario sevillano para despedirse a lo grande. Y es que no podemos olvidar que la banda vino en la segunda fase de su gira Epitaph, la cual han anunciado que será su última gran gira mundial aunque seguirán haciendo conciertos, por lo cual, salvo milagro, será imposible volver a verles en la capital andaluza.
La banda realizó un recorrido por toda su discografía exceptuando Jugulator y Demolition, los discos grabados con Tim “Ripper” Owens a las voces. Una pena, ya que en ellos hay buenos temas y considero que son dos álbumes que no se merecen ser ignorados de esa forma, pero es lo que hay.
Había mil ojos puestos en Richie Faulkner, el cual entró en la banda tras la salida de K.K. Downing, por lo que no tiene un papel especialmente fácil al suplir al grandísimo guitarrista, pero comparaciones al margen, la verdad es que el chaval es un gran guitarrista que hace su trabajo muy bien y disfruta con ello: es el que más anima al público, sonríe todo el rato, interactúa con sus compañeros… poco más se puede pedir.
El concierto comenzó con Rapid fire y Metal gods, y a partir de ahí el grupo fue desgranando toda su discografía poco a poco. No faltaron temas de su última época como Judas is rising o Prophecy, pero sin olvidar todos los clásicos o alguna “golosina” como puede ser Blood red skies, la cual es un lujo escuchar en directo.
Tampoco faltaron esas versiones que el grupo ha hecho tan suyas que ya se nos olvidan que no lo son, como Diamonds and rust y The green manalishi (with the two pronged crown), o el que Halford saliese al final del concierto montado en la famosa Harley.
En cuanto al grupo, geniales. Rob Halford estuvo muy bien, obviamente no es el chaval que grabó el Painkiller pero hizo un papel más que digno y lo vi mejor que en la gira de reunión, por ejemplo. Faulkner, como ya he comentado, hizo su trabajo a la perfección y se complementó a la perfección con Glenn Tipton. Sin olvidar a la base del grupo, Scott Travis y Ian Hill, a los cuales tampoco se les puede sacar ningún fallo reseñable.
En definitiva, los dioses del metal demostraron que aun les queda mucho por delante y que, si dejan de hacer grandes giras, es porque quieren, porque aun les queda mucho que ofrecer. Sea como sea, ojalá tenga la oportunidad de verles alguna que otra vez antes de que su adiós sea definitivo.
Y ojalá este gran concierto no quede como una anécdota y Sevilla pueda seguir disfrutando de carteles como éste, que se agradecen y mucho.
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