
Con una puntualidad inaudita, Jero Romero se subió a las tablas de una sala despierta y con pocos espacios vacíos. Escoltado por un acompañamiento musical impoluto mostró en directo los temas de su primer trabajo “Cabeza de león”.
“Señor gigante” y “Haciendo eses” fueron las elegidas para comenzar la evasión transformar el tiempo en un proporcionado idilio entre los instrumentos y su personal voz. Aunque continuamente activo, mantuvo un equilibrio durante toda la actuación, estéticamente impoluta. Excusando paradójicamente la falta de repertorio debido a su reciente andanza sin su formación, regaló un tema inédito, un “Vals equilibrado” y concluyó para fortuna de los presentes, con una versión de la canción “Es muy fácil” perteneciente al grupo vasco de pop de los años 60, “Los Mitos”.

Quizá porque obnubilaba con sus letras, quizá porque sus melodías frescas daban lugar a la imaginación o tal vez simplemente porque encandilaba la armonía y la empatía que dedicaba al micrófono, el aforo se mantuvo enmudecido y con los ojos fijos durante la hora y media. Tiempo que fue más que suficiente para demostrar que la aptitud y la destreza siempre perduran y la temporada no ha hecho más que comenzar.
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