Pretendía ser una noche vibrante. Y lo acabó siendo.
Eran las 22:00 de la noche de un viernes cualquiera en la Sala X, media hora antes del comienzo del cuarteto irlandés. Esa noche la Sala X había utilizado unas inesperadas dotes camaleónicas que le hicieron pasar fácilmente por un pub irlandés. Y no, no estoy exagerando. No hablo del ambiente, ni de cerveza de exportación, hablo de la marabunta irlandesa que se desplazó a uno de los pocos -por no decir el único- rinconcitos de música alternativa de la ciudad hispalense. Un hecho que hace reflexionar respecto a la precaria situación que atraviesa la ciudad respecto a este tema, y es que la gente no va a conciertos de forma espontánea a conocer grupos. Tal vez un causante de ello puede ser el precio de las entradas esa noche, que rondaban los 15€, pero que un grupo de carácter internacional tenga como mayoría en el público a sus propios paisanos -con banderas inclusive- dice mucho de lo que Sevilla apuesta por la música diferente.
Aproximadamente minutos después de acomodarme entre aquella afluencia irlandesa, la que era telonera de Delorentos salió al escenario. Grace O Leary es una chica cuya flamante voz brilla más aún que su cabello pelirrojo. Una voz aterciopelada que hizo las delicias de los presentes, mientras repasaba con su guitarra temas propios con cierto aire melancólico. Aunque breve, transmitió la tristeza de sus letras, terminando con una versión acústica del éxito «Do I Wanna Know?» de Arctic Monkeys.
Con un aforo de aproximadamente unas 70 personas, Delorentos fueron puntuales a más no poder y un par de minutos pasadas las diez y media ya estaban entonando su «Forget the Numbers». Los primeros valientes entre el público ya se atrevían a corear el que es, probablemente, uno de los mejores temas de su último trabajo. Tras presentarse y dar las gracias a todos los presentes por venir a verles en su primera vez en Sevilla, desempolvaron uno de sus temas cañeros del «In Love With Detail», «Eustace Street». Un tema de su época más adolescente, en 2007, con sonidos rockeros y un grandísimo trabajo en las voces, que te incitaba a gritar con Ronan el «take, take, anything!». La segunda pista del nuevo disco, «Show Me Love» no se hizo esperar demasiado. Es de esas canciones simplonas en letras que cuando escuchas una vez no puedes parar. Tiene algo, algo que hace que se te meta en la cabeza y se autoreproduce haciéndote bailar. Eso Delorentos saben hacerlo muy bien, y lo demostraron haciendo vibrar a toda la sala. Querían amor y el público sevillano se lo estaba dando.
Tras un gran comienzo, «Show me love» dio paso a un conjunto de canciones más lentas y con sonidos elegantes. La siguiente fue «Fits», una canción que, desde mi punto de vista, tiene algo especial. Algo que me hace sentir ese sobresaliente ritmo de guitarra de otra forma. Llámalo melancolía, o quizás genialidad. Previamente a «Petardu», Ronan dio un recital de simpatía y en tono bromista explicó el por qué de ese título: <mucha gente nos pregunta el por qué del nombre, yo siempre digo que es como si coges ‘petarda’ y ‘petardo’ y luego los unes, pues el resultado es ‘petardu’>. Una de las características que llama mucho la atención en Delorentos es que cada uno de ellos es absolutamente inmejorable en las voces, y para más inri Ross -batería del grupo- fue el que, sentado en su batería y acompañado de una guitarra acústica, interpretó «Valley Where The Rivers Run» generando una agradable atmósfera que indicaba que los irlandeses tenían al público en el bolsillo y aún faltaba lo mejor.
«Bullet» fue el punto de inflexión de la noche donde, a partir de ella, todo iba a ser una verdadera fiesta. Previamente al comienzo de esta hermosa canción, Kieran había señalado a los presentes que cantaran con ellos. Y de qué forma respondieron. En aquel momento se vivió una perfecta simbiosis vocal en la que la sala llenaba de aire sus pulmones y expulsaba un «bullet in a gun that makes a man run» que ponía la piel de gallina.
Un nuevo juego con el público llegó de la mano de la bailable «Everybody Else Gets Wet». La gente se echó a bailar y a cantar la frase que lleva por título el tema hasta parecer aquello sacado de una escena de «Dirty Dancing». Ahora sí que Delorentos lo habían conseguido. Tenían al público loco, acababan de arrasar en Sevilla. La gente había venido a bailar con ellos y lo estaban consiguiendo. Y por si fuera poco siguieron desenfundando temas de sus primeros discos como «Little Sparks» y un rockero «Waiting» -donde Ronan acabó bajándose del escenario- a los que le siguió un «Right To Know» fácilmente coreable por las masas.
Los cuatro chicos de Dublín reflejaban en sus caras lo bien que se lo estaban pasando. Y es que, como dijo Kieran, habían convertido en la Sala X en su santuario. Un «Sanctuary» que sonó por todo lo alto, como debería ser, arropado por numerosas palmas que se iban sumando sobre todo en el estribillo.
Estaba más que claro que la artillería pesada la habían dejado para el final, pero jamás imaginaba que «Stop» y «Did We Ever Really Try?» pudieran sonar tan maravillosamente bien en directo. El listón ya estaba demasiado alto, y los asistentes respondían a consecuencia coreando a la perfección los pegadizos estribillos. Pero claro, un principio tiene un final, y ese rey del cierre era el esperado «S.E.C.R.E.T» cuyo distorsionado comienzo hizo chillar a la gente. Era el momento que estaban esperando y lo dieron todo. Reitero, absolutamente todo. Tanto, que Kieran, ni corto ni perezoso, quiso formar parte del club de la fiesta bajándose del escenario. Me pregunto cómo se vería desde el escenario a toda la sala dando saltos, bailando y deletreando «secret» como auténticos tartamudos desbocados.
Fueron breves pero intensos. Quince canciones que sirvieron para una hora de show ininterrumpido donde los irlandeses recitaron sus mejores éxitos. Pasará algún tiempo seguramente hasta que los volvamos a ver ahora que termina su gira, y más por el sur de España, pero hay que destacar que la carrera musical de estos chicos es más que brillante y aún son más recomendables en directo. Incluso, tuve la oportunidad de hablar con ellos un poco tras el concierto y son casi más recomendables personalmente. Por suerte, me atrevería a decir que tendremos Delorentos para mucho, y espero que tal como me prometió Kieran, vuelvan a Sevilla pronto.
FOTOGRAFÍAS: CRISTIAN ROMERO PALOMO