“A cambio intentaré haceros disfrutar.”
A modo de disculpa comenzaba su concierto, agradeciendo al público el estar ahí a pesar de la lluvia que soportaron en la espera. El 11 de octubre a las 22h. en el Auditorio de la Alameda de Jaén, era la cita esperada por todo ese público que desde varias horas antes hacía cola en la entrada. Colas en las que abundaban las incondicionales fans adolescentes, deseando de recibir aviso de entrada para correr en busca de conseguir el sitio más cercano al escenario. Una pulsera roja fue la encargada de distinguir a los afortunados que se situaron en la zona “golden”, aquella tan deseada.
El repertorio fue enfocado hacia un recorrido que pasó por interpretar principalmente, todas las canciones de su tercer disco «El viaje”, lanzado al mercado el 24 de julio tras proclamarse ganador de la última edición del programa de La Voz. Entre estas, se encuentran versiones de grandes éxitos de cantantes como Antonio Orozco o Alejandro Sanz entre otros. A todo esto, añadiendo también, canciones de su primer disco que causaron un gran fervor entre sus tradicionales fans.
Sin duda, son canciones que han dejado huella en el cantante. En concreto tres de ellas, de las cuales él mismo quiso describir su significado. La primera sería “Ya lo sabes”, con la que hizo su presentación en las audiciones a ciegas en el programa televisivo. La segunda “90 minutos”, la recuerda por un desagradable momento de nerviosismo que vivió al darse cuenta de que no recordaba la letra justo en el momento de salir a actuar en directo en el mismo programa, pero que al escuchar los primeros acordes de repente todo se solucionó –lo que describe como “la magia de la música”-. Y por último, “Aquí estoy yo” sin decir descripción, sólo hacer saber que es especial dejando camino libre a la interpretación.
Presencia de 3000 personas como público, climatología rebelde, canciones especiales y cientos de teléfonos móviles incansables empeñados en obtener cada detalle, fueron motivo del resultado de una magnífica y peculiar velada arropada por los ecos sonoros como loops de gargantas que señalaban vivamente un punto de parada más dentro de su tan admirado y deseado viaje.