29/01/2010 Valencia, sala Woody
Hace unos días me encontraba de visita por Valencia y me enteré que los madrileños Sex Museum actuaban en la ciudad. Recordé entonces una estupenda crónica de nuestra compañera Cristina Jimeno sobre una de sus actuaciones, así como las recomendaciones de un colega que me incitaba a que fuese a verlos en cuanto tuviera la ocasión. Por supuesto, así lo hice.
El concierto sería en la Sala Woody y en la entrada ponía las 22:45 h. Realmente a esa hora se abrieron las puertas y, como hacía un poco de frío y no sabía cuando empezaría el recital, entré. El grupo comenzó a tocar a eso de las doce menos diez, pero en ese rato un DJ nos amenizó la espera con música Rock y Rockabilly y grupos desde los Ramones a los The Nu-Niles. Así se fue llenando la acogedora Sala Woody con varios cientos de espectadores que, a buen seguro, disfrutaron de lo que allí se ofreció.
Pues eso, que por fin se subieron al escenario los chicos de Sex Museum, con una cálida acogida por parte de los presentes.
Una "Intro" iba sonando por las torres de sonido mientras los músicos tomaban posiciones: Miguel Pardo al frente y su hermano Fernando, a su izquierda. Marta Ruiz se acomodó entre sus teclados y junto a ella, Javier Vacas. Y Loza se sentó a la batería para ir dando los primeros compases. El bajo se añadió a él y así dio comienzo "Ghost Without A Will" y un gran concierto, como no se podía esperar menos de una banda con 25 años de buen Rock a sus espaldas.
Siguió "Two Sisters", muy bien recibida por los congregados y descargada con gran fuerza. Los buenos riffs y el solo quedaron muy logrados, si bien es cierto que la guitarra sonó algo tapada por una batería que rayó a gran nivel en toda la actuación. Miguel se veía cómodo desde un primer momento, entonando un inglés muy bien vocalizado.
"Jet Sam" completó una tanda de tres temas casi sin interrupción. El teclado de Marta se hizo grande en su comienzo y eso pese a que anduvo un tanto "oculto" por el resto de instrumentos durante la primera parte del recital. Además, en los tramos instrumentales, el sonido quedaba algo saturado (me temo que esto lo sufrieron nuestros oídos cuando nos continuaron pitando hasta bastante después de finalizar el concierto).
Se preveía una gran actuación. Así fue y tuvieron incluso el detalle de marcarse algunas versiones, como una divertida "Minnesota Strip" de los Dictators. Por supuesto, también hubieron de caer los más clásicos y aclamados temas de la banda: "Let’s Go Out", por ejemplo. Su comienzo me trajo a la mente la idea de que Black Sabbath ha hecho mucho por el mundo del Rock (…). También sonó muy bien; creo que mejor de lo que lo había hecho el grupo hasta aquel momento, pues la guitarra estaba teniendo un sonido algo sucio para lo que se antojaba el estilo desarrollado hasta entonces. La voz de Miguel sí que se vio integrada perfectamente desde un comienzo, pudiéndosele oír de principio a fin del show de igual manera. Pese a todo, no pudo tener mucha movilidad (ninguno de ellos) por lo reducido del escenario. Aún así, Miguel gesticulaba y se volcaba para animar y excitar los ánimos de las primeras filas.
El maravilloso Hammond (John Lord o Richard Wright nunca le estarán lo bastante agradecidos a su inventor) de Marta volvió a llevarnos a los sicodélicos 70’s, apoyado sobre la rítmica y contundente guitarra de Fernando. Así se marcaron "Wassa Massa". Desde luego, este debe ser uno de los cortes que más gana en fuerza al trasladarlo del disco al directo.
Y llegamos a un momento que me habían comentado sobre las actuaciones de Sex Museum. Me decían que eran capaces de persuadirnos (sin lugar a dudas) de que los Beastie Boys eran unos auténticos rockeros: un medley combinando la letra de "(You Gotta) Fight For Your Right (To Party)" con el riff de "Smoke On The Water" y el punteo muy, muy rockero fueron sus elementos para convencernos. En cualquier caso, nos estábamos divirtiendo con el concierto.
Aquí se hizo una pausa un poco más prolongada, que Fernando aprovechó para afinar, pues dijo que "eran demasiados solos sonando mal por culpa de la guitarra". La verdad es que la maestría del mayor de los Pardo compensaba cualquier pequeña incidencia técnica. Su guitarra, sin duda lo que más destacaría del evento. No podría ser de otra forma en un concierto de genuino Rock.
Un recital digno de una banda con tan buen bagaje musical como la que teníamos enfrente. Amén de los pequeños problemas de sonido (propios de recintos cerrados) que pudieran darse, la verdad es que con temas como los escogidos para el setlist de esta ocasión es como estos Sex Museum reivindican su lugar en el panorama rockero nacional… o de más allá.
Tampoco se puede decir que fuese monótono el concierto en tanto que las canciones recorrían un amplio espectro, dentro del estilo que ellos destilan. Y tras las anteriores, la melódica y limpia "I Enjoy The Forbidden" así lo atestigua.
Otra pausa para recobrar las fuerzas que les chorreaban camisa abajo a cada uno de los integrantes y para que Fernando explicara lo que iba a suceder a continuación con "I Won’t Go Back": "Yo empiezo a toda ostia y Loza me baja a mi sitio". Así se volvió a llevar el sonido a un estilo muy setentero, engrandecido por la batería. El de Roberto Lozano fue un trabajo muy notable a lo largo de toda la noche. Sí había temas donde sólo necesitaba marcar el ritmo, sin demasiadas florituras, pero cuando se le necesitaba para alardes mayores, allí estaba para destacarse. La otra parte de la sección rítmica (Javier Vacas en el bajo) tenía mucha presencia sobre el escenario. Parecía esconderse detrás de Miguel, pero era imposible. El más corpulento del grupo destacaba con su melena y unos movimientos que, a poco, llenaban el escenario. Quizás resultó el suyo un trabajo más notable en la segunda mitad del concierto.
Así seguían cayendo cortes como la enérgica "I’ve Lost My Faith (In You)", con gran labor por parte de Marta. Sin duda el teclado es una de las grandes bazas que puede jugar esta banda.
Y llegamos a uno de los momentos estelares de la velada. Fernando nos avisó de que, pese a que normalmente se marcan un cover de AC/DC ("Whole Lotta Rosie"), esta noche se cambiaría por una versión de Tom Petty (creo que era "Running’ Down A Dream"), con una magnífica guitarra (sobre todo en el solo final), acompañada por una batería muy interesante y un buen bajo. La voz, en su tónica general del concierto: ninguno de los temas de los que se desgranaron a lo largo de la noche resultó ajeno al estilo propio de Miguel Pardo. En un plano más secundario quedó el teclado, al menos hasta que empalmó con "Flying High", lo que sirvió para que Marta le sacara todo el jugo y la guitarra se acelerara hasta un punteo donde destacó el bajo de Javier. El sonido de esta se movía entre los Black Crowes y los propios AC/DC, hasta que un final eminentemente instrumental acabó con un soberano redoble por parte de Loza. Y entonces, era la una de la madrugada.
Sabíamos que no nos podíamos ir; aquello no se había acabado. Y a los pocos minutos… allí estaban de nuevo sobre las tablas para "tocar una que nunca ensayan, la favorita de Miguel, aunque es lenta" (según sus propias palabras). Con algunos efectos sicodélicos y con una guitarra que se acelera en el solo… aunque no mucho.
No hay descanso para empalmar con "Landlords". Contundente y con cierto toque Groove. Los teclados y la guitarra se apoyan bastante en un inmenso bajo. La música roza el Metal, conjugada con los sonidos provenientes del Hammond, que le daba calidad a la interpretación. Se diría que la voz de Miguel entonara con ciertos toques Core, para afianzar la idea de un cierto eclecticismo musical que engrandece un poco más el espectáculo.
Y de esta manera se llegó a otro cover. En este caso, de aquellos Parálisis Permanente de los albores de los 80’s: "Unidos". Fernando dice que piensan tocar el tema como si de los Dead Kennedys se tratasen. Bestial y muy bien recibida por el público. Y ya van dando fin a la actuación, acabando con muy buena sintonía entre ellos mismos y con los presentes. Todo sonaba bien y parecía un buen final, tocando "Red Ones".
Pero no. A los pocos minutos reaparecieron y dejaron el listón muy alto. Tan alto como cabría esperar de un grupo que hacen tan buena música como ellos. Estos segundos bises constaron de un "Black Mummy" que ya mucha gente estaba echando de menos y un espectacular "I’m Free" que no hubiese disgustado en absoluto a los propios The Who. En particular, reseñaría el teclado y la batería (que echó el resto) en este último tramo.
Así, a eso de la una y media pasadas finalizaba este espectáculo. Concierto enmarcado dentro de su gira "Smash Your Hits Tour", donde presentan su último disco (de 2.008) "Fifteen Hits That Never Were", y cuyas canciones resultan el grueso de su espectáculo.
Gran noche para disfrutar de buena música, de la que facturan estos madrileños y con un ambiente fenomenal en la Sala Woody.
Nos vemos en la próxima.