Empezamos tranquilitos, con ese Tormento que abre el último disco de la banda, ese De polvo y flores que tantas alegrías les está dando. De ahí nos pasamos a la primera de la Imposibilidad del fenómeno, a Capitán en la que reconocimos nuestras deudas pero sin decir adiós, que todo esto estaba empezando y Alberto nos prometió que el repertorio era largo. Llegó la Ley de imposibilidad del fenómeno en la que todos tarareamos y sí que hicimos lo mismo otra vez con Gigantes.
Le dimos todo lo que teníamos a Lisboa, y Alberto, sin meter la pata, nos alegró la mirada como si fuera un Superhéroe preparándose para su salto mortal en Mecánica espiral y como los sueños No mienten nos dejamos llevar por la Ley de la gravitación universal para conseguir todo lo que quisimos en el tema de la chilena Francisca Valenzuela: Buen soldado.
Llegaron 19 y La guerra que nos dejaron un momento cuasi romanticón con San Francisco y Luciérnaga para acto seguido pedirle una explicación al doctor en Cabaret, comenzando así el principio del fin con Mi rutina preferida, Modo avión y Venimos. Y como la sala es más bien pequeñita nos dijeron que no iban a salir para regresar con los bises, así que empalmaron con Disfraces, Polvo y flores y Hielo T que no podían faltar en el repertorio.
El resumen de la noche es muy positivo. Cada vez me gustan más los acústicos de Miss Caffeina. ¿Que si repetiría? Sin dudarlo. ¿Que si iría a un eléctrico? Por supuesto, si no los has visto no deberías perdértelos, así que… ¡nos vemos en el próximo