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Crónica de Manola, Ombra y Borneo

Poradmin

Ene 13, 2019

En una de esas noches gélidas en Sevilla, el mejor remedio es tomar una buena copa, unos amigos y acercarte a una sala de conciertos. Con lo que no contabas es con que tu elección fuera a ser tan positiva y revitalizante. Sí, tú también estuviste anoche en la Sala X en el tri-concierto que organizaron Borneo, Ombra y Manola. Luces rojas y una cantidad considerable de instrumentos presidían el espectáculo. Teclados, batería, bajo, eléctricas, guitarras, trompeta y saxofón gritaban «Bienvenidos a este momento».

El show lo inauguró Manola (y sus manolitas). La joven cantante acaba de estrenarse en el mundo musical, subiendo su primer single a las plataformas digitales hace poco tiempo. El concierto de anoche fue uno de los primeros pasos en una carrera que auguramos muy exitosa. Un gusto muy personal dotaba a sus canciones de un tacto suave y denso en el que dominaban tanto el contenido verbal como la fuerza musical. Muchos de los temas los iniciaba Manola sola al piano, pero luego se cargaba a la espalda el apoyo de toda la banda y catapultaba la paz obtenida al éxtasis sobrenatural. No dejó de sorprendernos en cada interpretación. La veíamos pequeña, casi transparente, pero cuando asía el teclado se inundaba de una intimidad preciosa. Nos invitó a los recodos de su palabra y no temió que la cogiéramos prestada. Sin duda, nadie quedó indiferente ante Manola y sus chicas. La variedad de instrumentos que usaron en sus canciones fue formidable y proporcionaba a cada uno una personalidad intransferible. Siempre comedidamente desatada, Manola sabe qué sentimos y qué queremos oír.

La siguió el antagónico grupo Ombra. Ellos llegaban desde Mallorca con muchísimo rollo y ganas de hacernos bailar. Los ritmos eléctricos no faltaron ni tampoco los impactantes silencios que precedían a la explosión. Emocional y física, que es la catarsis. Nadie del público pudo evitar la insistencia de su baile. La vocalista cayó rendida un par de veces al suelo mientras extasiaba su guitarra. Casi una hora nos tuvieron con el subidón en el cuerpo cuando se despidieron demasiado pronto.


Finalmente, Borneo apareció en escena. Pasamos a escuchar a uno de los grupos referencia del panorama indie sevillano. Muchos ya conocíamos sus temas únicos y envolventes. Escuchar a Borneo es, como ellos dicen, como hablar en la cama. Bailamos con sus canciones como el que está en la mesa de una cafetería repasando sus últimos fracasos, pero tomando consciencia de la poeticidad de ello. ¿Qué sería de la música sin ese desvarío con capuccino? Qué sería de nosotros si Borneo no quisiera enfrentarnos con sus letras a nosotros mismos.


En definitiva, una noche para recordar, protagonizada por tres grupos radicalmente diferentes que nos han permitido ver en un mismo escenario momentos diferentes de nuestra vida. Volveremos a vernos; ha sido un placer.

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