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Monkey Weekend no cambies nunca.

Poradmin

Jun 18, 2018

Con el paso del tiempo por lo general pueden pasar varias cosas respecto a las palabras: que se las lleve el viento o que se cumplan. El compromiso planteado en su día para que el espíritu original del Monkey Week no se perdiera y siguiera ligado a el Puerto de Santa María se pone de manifiesto y se hace bendita realidad en este Monkey Weekend que tiene el ambiente y alma necesaria para que sea una de nuestras citas festivaleras favoritas de todo el calendario.

 

 

Monkey Weekend es cita de reencuentros y de compartir un fin de semana con gente que tiene una forma de vivir la música muy parecida a la tuya. Y sí, Monkey Weekend tiene mucha música que arrancó la jornada de viernes con Guadalupe Plata en uno de los escenarios más bonitos imaginables como es el castillo de San Marcos. Los jienenses no dejan de asombrarnos con esos sonidos que hablan de blues expresivo y palpitante a partes iguales.

La música de Mohama Saz se fundió perfectamente con el entorno. Los aires árabes, la fusión progresiva de ritmos orientales y mediterráneos parecían creados para alguna vez interpretarse en el interior de ese castillo, a la hora y temperatura perfecta. Una amplia banda y riqueza de sonidos que, sin duda, disfrutamos.

 

Lo de Esteban y Manuel es fiesta. Es baile. Los gallegos conectan con la gente y su cumbia rock nos dibuja grandes sonrisas y muchas ganas de movernos de un lado para otro. Una de las grandes sensaciones del pasado Monkey Week demostró que aquello no fue casualidad y que pueden volvernos locos una y otra vez. La conga está incluída.

El sábado teníamos unas tremendas ganas de volver a la casa palacio de la calle cielo. Allí disfrutamos de la potencia y el fuzz de Sweethearts From America, antes de subir la escalera de caracol del Bar Santa María y subir aún más la apuesta rockera con Superfortress que derrochaban actitud a raudales. 

 

De vuelta a la casa con la curiosidad de conocer la propuesta de Los Ataúdes (Carlos de Guadalupe Plata y Javi de Los Terrys) y convencernos de que el nombre marida bien con su blues oscuro, sinuoso y aletargado que parecía anticipar un atardecer inminente. Y subrayado en rojo estaba ver en el mismo escenario a Branquias Johnson que distorsionó su voz para que aquello sonara crudo, garajero y bordeando la línea entre lo increíble y lo exagerado. Justo lo que esperábamos.

 

Relajamos un poco el espíritu dejándonos llevar por los ritmos africanos y merengue de Candeleros en la Sala Gold antes de divertirnos con el karaoke que Los Jaguares de la Bahía habían preparado en plena calle y que contó con un buen puñado de canciones y colaboraciones en la que ya debería ser una cita obligada en cada Monkey Weekend. 

 

El proyecto que ha unido a Soleá Morente y Napoleón Solo tiene buen fundamento. Es un espectáculo al que asistes sin ninguna idea premeditada de lo que vas a presenciar y escuchar. Es un concierto apto para dejarte llevar, explorar sensaciones y atestiguar que entre la pureza y la creatividad siempre hay rincones comunes.

 

El escenario gratuito de la plaza Alfonso X vivió los conciertos más numerosos donde La Big rabia primero y Derby Motoreta´s Burrito Kachimba después lucieron credenciales y capacidad sobrada para escenarios de esa calibre y espectación bien satisfecha.

 

 Mientras en la Sala Milwaukee el punk rejuvenecía en las melodías de Yawners antes de que el tiempo desembocara en el domingo y el Weekend se cerrara con Pájaro, calor, bodega, Alberti, felicidad. 

 

FOTOGRAFÍAS: IRENE GARCÍA MEDINA

 

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