En este su tercer largo los andaluces saben una vez más como combinar los mecanismos de la intensidad y los engranajes de la potencia para engrasarlos con el aceite de la búsqueda de una identidad propia en un ejercicio guiado por el saber hacer de la guitarra de Sebaxk y la voz de Litoxk, que recoge sus mejores frutos en cortes como ‘El Camino’, repletos de ritmos entrecortados, gargantas que ponen al límite sus cuerdas vocales y robustos muros de guitarras interpelados por el incesante torbellino percusivo de Nanoxk, lo que les sitúa en el punto de intersección de las trayectorias de Brujería, Asesino, Mudvayne o incluso Slipknot.

En ‘Libre’, sin embargo, le echan un vistazo al catálogo del sello Victory para codearse con Strife o Intensity y en ‘Únicamente’ la alternancia de voces añade matices al abigarrado dique sónico.

En un género poco propicio a la sutileza y la delicadeza, la inclusión de chelo y violín en ‘Insólito’ ratifica la capacidad de reinventarse del combo, que alcanza aquí sus mayores cotas, lo que la convierte en el punto álgido del plástico y foco de partida de futuras exploraciones por las que dejarse seducir.

La habitual valoración de méritos y deméritos, vicios y virtudes arroja un saldo netamente positivo por la solvencia instrumental puesta en juego y el denuedo con el que ha afrontado el quinteto su nuevo testimonio discográfico para ahondar en la depuración de las líneas maestras de su discurso, lo que debería conducirles forzosamente a la conquista de su propio sonido. La única objeción que puede exponerse aquí sería la relativa uniformidad y homogeneidad de la mayoría de los cortes, que en ocasiones hace difícil el distinguirlos, hecho que, por otro lado, cuadra dentro de lo que son los postulados que rigen el género.

Dadas las potencialidades latentes de los andaluces, se hace necesario seguir evolucionando, continuar navegando por los insondables océanos de la inspiración, mirarse en sí mismos para buscar su verdadera identidad y tantear el sabor de varios néctares para destilar la debida esencia, (sin ir más lejos, ¿por qué no añadir a su paleta expresiva algo de color flamenco?).

Un escrutinio de las sombras que podría encontrar acomodo en la escena ibérica entre Dulcamara, Cuernos de Chivo, Demiurgo o Brutal Thin.