Y es por eso que se merecieron la pedazo de acogida que tuvieron cuando sonaron los primeros acordes de Despedida, sí, sí, estás leyendo bien, todo empezó con una despedida, como su nuevo disco, pero… qué gran comienzo.
El caso es que recordar los finales no nos deja imaginar cómo sería empezar, así que nos entusiasmamos con Hambre y nos encerramos en el microuniverso de la Custom para escuchar 28 horas. Mikel, el vocalista del grupo, no tardó en dirigirse por primera vez a los allí presentes y expresar su agradecimiento por la gran acogida con un "¡Qué pasada!" que le salió del alma. Una vez que nos dimos por saludados y que ya parecía más relajado porque estaba claro que ha conseguido conquistarnos a todos, llegaba el turno de Jenna Fischer para acto seguido gritar lo más algo que pudimos con Palos de ciego.
Y como no podía ser de otra forma llegó el momento de ese temazo que tan buen rollo da, ese que nos hizo volvernos locos y cantar como si no hubiera un mañana poniendo a prueba nuestras capacidades corporales sintiéndonos libres y vivos… ¡Qué bien!
Mikel continuó a lo suyo y se puso a contarnos historias con Tu continente, acto seguido y ukelele en mano, nos deleitaba con ese Magia y efectos especiales en el que nos desahogamos mandando a todos a la mierda, ¡qué subidón! Y aunque todos pensábamos que sería más divertido si volvíamos a empezar, tras Tóxica sonó ese "One, two, ready, ¡GO!" de Agujeros negros en la voz de la hija de José Caballero.
No nos dimos la espalda ni nos gritamos defectos con Conclusión en DO para ukelele, seguida de Ockham y ese Extraño regalo que aún no han desvelado de qué se trata pero que todos coreamos al unísono, y nos volvimos locos con Pánico práctico pero deseando volver a vernos.
Llegó el momento de anunciar el principio del fin, como bien dijo Mikel, "los epílogos están para terminar las cosas" y así lo hicieron con sus tres Epílogos del nuevo disco, no sin antes pedirnos que bailásemos como si fuera el último concierto de nuestras vidas.
Tras desaparecer del escenario, los aplausos y el jaleo de los izaleros hicieron que la banda regresara a por los bises, eso sí, afirmando que "es difícil dar las gracias, habéis montado una gran fiesta". Para la traca final reservaron esos Asuntos delicados, Prueba y error y, como no podía faltar, cerraron con La mujer de verde. Punto final para una gran noche en la que me dejaron claro que cada vez son mejores sobre el escenario y que siempre que pueda iré a verlos porque montan una auténtica fiesta con cada tema.