Huerto de la Rueda – Lorca (Murcia)
24 y 25 de Julio de 2.009.
Para comenzar con la crónica del festival del Lorca Rock, que este año ha celebrado su vigesimosegunda edición, quiero empezar agradeciendo a la organización todas las facilidades y comodidades que nos han prestado a los compañeros de la prensa. En mi caso en particular, agradecer a la gente de Sufriendo y Gozando y de Frontine por su estupendo comportamiento en todo momento. Incluso, y muy especialmente, a Logiscatering (Logiscatering.com), que tuvieron a bien la generosidad de tratarme como si estuviese en mi casa. Gracias a Juan, Paco, Juan y a la guapísima Cristina.
Sé que esto no tiene nada que ver con las actuaciones de los grupos, pero la organización de los festivales y la gente que trabaja en ella es igualmente importante para que resulte un buen o un mal espectáculo. Y ya digo que, al menos para mí, esta resultó en todo punto excepcional.
Además, en lo que concierne a la infraestructura del recinto igualmente tengo que decir que, en líneas generales, fue estupenda. Con algún pequeño fallo como las escasas e “intermitentes” duchas de la zona de acampada, pero que no creo que tuviese mayor trascendencia en cuanto a lo bien que se lo pasaron la inmensa mayoría de los asistentes. Además, creo que se veía compensado con el hecho de que la zona de acampada estuviese techada, evitando así el demoledor sol que castigó nuestras cabezas esos dos días. También estaba asfaltada, por lo que algunos agradecerían el no clavarse las piedras de un suelo de tierra y otros se quejarían de la dureza del hormigón. Bueno, cuestión de gustos.
Tanto la zona de barra para pedir bebida o comida, los urinarios (que ví más aseados que en otros festivales), la zona de mercadillo y los sets que se colocaron para jugar al “Guitar Hero” y para firmas de bandas, creo que satisficieron a la mayoría de público reunido (unos 6.000 el viernes y alguno más el sábado, según me comentaron al final del festival). Por cierto, público que se comportó de una manera excepcional, haciendo gala de un buen rollo como pocas veces he visto.
Cierto es que nada más llegar al acceso, nos informaban con un cartel en las taquillas de venta de entradas de que la actuación de los thrashers “Evile” sería suspendida por un problema de garganta de su cantante Matt. Una pena, porque tenía ganas de oír en directo alguno de los temas de su “Enter The Grave”. En su lugar actuarían los albaceteños “Angelus Apatrida”, dando opción a un grupo español en el cartel de este año.
Una cosa que parecía que podría mellar un poco las ganas y las fuerzas del personal que allí nos habíamos reunido era el intenso calor que hacía y que provocaba que las sombras bajo la zona de bar, la sombra del escenario y de algún que otro solitario árbol estuviesen rifadas. Sería cuestión del buen hacer de los grupos el que la gente saliera al sol para disfrutar de los conciertos.
Para empezar el festival se programó a los londinenses “Akercocke”, que subieron al escenario algo pasadas las cinco de la tarde vestidos de pantalón de pinza y camisa. Yo creo que iban de camareros o algo así. En fin, en las fotos podéis verlos y juzgar por vosotros mismos.
Me llama la atención este grupo por la difícil catalogación de su música, con partes unas más Black y otras más Death, con alternancia de voces de su cantante Jason Mendonca (el cuál aparecía sin sus características melena y perilla).
En fin, que la curiosidad me llevó y creo que oí un buen concierto. Los temas fueron eminentemente Death y el Black aparecía más puntualmente.
También es cierto que la voz de Jason variaba constantemente en tonos de ambos estilos e incluso partes melódicas, seña propia de la banda.
En particular era el que más atraía la atención al tocar la guitarra y cantar con destreza en distintos tonos y registros. Matt Wilcock era el más activo, guitarra en mano y dando movimiento de headbanger a su larga cresta.
Peter Benjamin al bajo, David Gray a la batería y Martin Bonsoir a los teclados, en un segundo plano, pero igual de buenos que los anteriores.
Es innegable el hándicap que supone el ser el grupo de apertura de un festival, pero en este caso creo que es de lo mejor que he visto en cuanto a una primera actuación dentro de uno de ellos. Sin ser un concierto memorable, creo que solventaron sobradamente la actuación con muy buena nota. Creo que se marcaron un magnífico show donde, sobre todo, resaltó la gran calidad técnica de todos sus músicos en directo.
“Becoming the Adversary”, “Of Menstrual Blood And Semen”, “Verdelet” o “Man Without Faith Or Trust” fueron algunos de los temas que sonaron.
A continuación les tocó el turno a los recién incorporados al cartel “Angelus Apatrida”. A las siete menos algo. También con la necesidad de convencer a un público que venía a ver a otra banda.
La música genuinamente thrash que practican hizo que se viera a una buena parte de la concurrencia muy involucrada en el espectáculo (moshing incluido), aunque creo que no llegó a encandilar a la totalidad del público, más deseoso de material foráneo. Una lástima porque no lo hicieron nada mal. Como se podía esperar de su discografía (aún corta) y de la dilatada trayectoria de conciertos (bastante abundantes), el recital fue 100% thrashero de la vieja escuela.
Bien es cierto que quizás el sonido tan genuinamente clásico dentro del estilo les resta originalidad, que no calidad. De todos modos, el grupo al que sustituían (Evile) también practica un sonido muy semejante al de Slayer y se podría decir lo mismo de ellos. Es cuestión de gustos.
Pero bueno, en lo que al show se refiere, su cantante Guillermo Izquierdo intentó en todo momento que la gente no perdiera el interés y animó a involucrarse con los temas. Su guitarra y la de David Álvarez alardearon de unos buenos y potentes riffs, como se merece el estilo. El bajista José Izquierdo estaba más estático, aunque luego lo ví por el recinto y tenía la pierna derecha vendada, lo cuál le honra por tocar lesionado.
Comenzaron con “Vomitive”, seguido de “In The Heart Of Nations”, ambos de su conocido “Give’Em War”; pasando luego a su anterior disco (“Evil Unleashed”) con “Fuck You”.
El concierto se basó sobre todo en los temas del mencionado “Give’Em War”. Tocaron de este, además de las antes mencionadas: “Energy”, “Corruption” (previa presentación de Guillermo y dedicatoria a los políticos), la propia “Give’Em War”, “Never Forget” y “Thrash Attack”. Alternaron con las anteriores la mencionada “Fuck You” y “Versus The World” de su anterior album. También nos obsequiaron con la primicia de “Of Men”, tema de su próximo lanzamiento.
En fin, supongo que en breve los veremos de nuevo en algún otro festival o concierto por todo el territorio nacional. Quizás esta seguridad de poder verlos con facilidad resultó un inconveniente a la hora de congregar a mucho público, pero al menos el que fue, lo disfrutó.
A las ocho de la tarde llegó el turno para uno de los bombazos del cartel: los holandeses Pestilence. Tras 15 años en el dique seco, reaparecen para presentarnos nuevo trabajo y gira. El nuevo disco “Resurrection Macabre” no está nada mal, pero creo (al menos a mí me pasó) que la mayoría queríamos oír esos temas de “Testimony Of The Ancients”, “Malleus Maleficarum” y también “Consuming Impulse” o “Spheres”.
De las distintas formaciones que se dieron a lo largo de los años en los que se grabaron los discos arriba citados, el sempiterno Patrick Mameli, Tony Choy (bajista en el mítico “Testimony…”) y Patrick Uterwijk (“Spheres”, “Testimony…” y “Consuming…”) repiten en la actual Line-Up de la gira. Esto le dio un gran ambiente a la actuación.
Creo que había mucha gente deseosa de verlos y creo que ellos andaban igualmente deseosos de reencontrarse con un público que les rindiera culto.
Desde el minuto 1, Patrick se hizo amo y señor del escenario, acompañado por un espectarcular Tony Choy al bajo, Patrick Uterwijk a la guitarra y Peter Wildoer con las baquetas. Sin mucha parafernalia, sino con un sonido brutal y demoledor. Death Metal como el que practicaban 20 años atrás. Sin contemplaciones.
Cierto es que mezclaban este género con algunos ritmos más al estilo jazz o sonidos más experimentales, pero es que esa es la seña característica de este grupo. No había lugar a engaños, estábamos viendo a Pestilence. Los temas estuvieron bien escogidos en cuanto a que mantuvieron durante todo el espectáculo la misma fuerza, apoyados en el buen hacer de semejantes músicos.
El sobrio espectáculo visual contrastó en todo momento con el musical y el que se vivía abajo, con el público enfervorecido.
Los temas repasaron su discografía, si bien tocaron más el “Resurrection Macabre” que cualquier otro disco, desde el primer momento con “Devouring Frenzy” y “Horror Detox”.
También cayeron “Fiend” y “Hate Suicide” y creo que “Synthetic Grotesque” del mismo disco, aunque las supieron alternar con los antiguos clásicos. Así el público aceptó todo el setlist de muy buen grado y se mantuvo toda la expectación constante durante el transcurso del espectáculo. Pese a los años sin tocar, estos holandeses no han perdido un ápice de la experiencia ganada.
“Testimony Of The Ancients” añadió “The Secrets Of Horror” y “Lost Souls” al setlist. Esta última fue la que utilizaron para hacer los agradecimientos al público antes de “Out Of The Body” que, a modo de bis, dio fin al show según anochecía.
También “The Porcess Of Suffocation” y “Chronic Infection” recordaron el “Consuming Impulse”, dejando sólo “Chemo Therapy” y “Mind Reflections” para el “Malleus Maleficarum” y “Spheres” respectivamente.
Así pues, gran momento el vivido con estas leyendas que luego se bajaron a firmar y darse un pequeño baño de masas.
Ya anochecido llegaron los neoyorkinos “Biohazard”. Un grupo un tanto distinto al resto del cartel en el sentido de que son los únicos que practican el “Core”, si bien con una fuerte y asentada base de “Thrash”. Entre el público, pese a los 20 años de carrera que están festejando en esta gira, se reconocían muchos jóvenes como los fans más activos de esta banda. Y digo bien lo de activos porque hicieron bastante pogo y se crearon varios círculos donde no dejaban de hacer moshing.
Los espectadores más “clásicos”, por llamarlos de algún modo, mantenían la actitud más distante. Muchos aprovecharon para ver el concierto desde la barra o tomarse un momento de relax mientras observaban a los de Brooklyn hacer un repaso de sus ya lejanos tres primeros discos: “Biohazard”, “Urban Discipline” y “State Of The World Address”.
Su cantante y bajista Evan Seinfeld se movía por el escenario mientras el carismático (y teñido de rubio) Billy Graziadei y Bobby Hambel se marcaban unos contundentes ritmos de guitarra, pero la sensación era algo fría. Lo cierto es que yo me encontraba dentro del segundo grupo de espectadores de los que mencioné antes. No soy muy seguidor de esta banda, así que mi opinión supongo que contrastará con los activos chicos y chicas que no dejaron de saltar durante toda la actuación, al compás de cómo lo hacía el señor Seinfeld. Tras un comienzo con “Urban Discipline”, del disco homónimo, repitieron trabajo con “Shades Of Grey”. “What Makes Us Tick” (“SOTWA”) me pareció bastante contundente, si bien la fuerza es algo que no se le puede negar a este grupo en directo.
La mezcla de Thrash y Core continuó con “Wrong Side Of The Tracks” (tema que aparecía en sus dos primeros discos: “Biohazard” y “Urban Discipline”).
Según transcurría el evento, creo que se contagiaron del joven y animado público. El grupo parecía animado y la gente mantuvo su actitud durante el espectáculo: unos moviéndose sin parar y otros observando a una banda con un sonido aún heterodoxo (pese a los años que llevan haciéndolo).
Tras el tema “Victory” hubo un tramo con temas del “SOTWA”. Es el disco que más he escuchado de esta banda y me resulta interesante. Así pues “Down For Life”, “Love Denied”, la violenta “Tales From The Hard Side” (uno de los momentos más intensos del show entre el público), y “Five Block To The Subway” nos trasladaron a 1.994 con la banda que sorprendió por aquel entonces por su novedoso sonido y aún hoy congrega a los aficionados a la música más actual.
Entre las canciones se incluyó una versión de los californianos “Bad Religión”: “We’re Only Gonna Die” que ya aparecía en el “Urban Discipline”.
“Punishment” y “Hold My Own” de este mismo disco, dieron fin al concierto con división de opiniones entre el público. Seguramente por el propio estilo más que por la actuación en sí. Creo que esta fue bastante correcta y que sus aficionados no pueden haber salido decepcionados.
Durante la actuación de Meshuggah anduve un poco disperso, conversando con varias personas de la organización, por lo que le presté algo menos de atención al comienzo de la actuación.
El concierto estuvo marcado por algo que se podía prever por el estilo tan particular y casi incalificable del grupo. Y es que, o bien te encantaba (como nos confesó Óscar, cantante de Lujuria que estaba allí para ver a los suecos) o bien te disgustaba. Poco término medio se daba entre el público.
La actuación (por cierto, más corta de lo previsto porque se le antojó al grupo) fue bastante lineal en el sentido de que los temas siguieron un estilo bastante claro. Y es que el sonido tan propio e inconfundible de la banda se mantuvo durante una actuación centrada en sus discos “ObZen” y “Nothing”.
Con un sonido basado en los riffs repetitivos y graves de las guitarras de ocho cuerdas de Marten Hagstrom y Fredrik Thordendal y que parecen ir a contratiempo con la batería de Tomas Haake, junto a la voz gutural y desgarrada de Jens Kidman.
El público, como ya digo, bien indiferente, bien alucinando. Pero en cualquier caso hay que reconocerles la calidad y el saber llevar unos temas de tal complejidad de ejecución a un directo. Se podría, en este sentido, comparar con lo ocurrido en el concierto de apertura con Akercocke.
Como digo, se centraron en “ObZen” (de 2.008) con temas como el que dio inicio a la actuación: “Pravus”. También cayeron “Bleed”, “Electric Red”, “Lethargica” y “Combustion” del mismo álbum. Además, todas seguidas.
Luego “Racional Gaze”, “Stengah” y “Straws Pulled At Random” recordaron el disco “Nothing” de 2.002.
“Humiliative” del “None” y “Future Breed Machina” del “Destroy Erase Improve” dieron la puntilla a la actuación más extraña del viernes.
Entre el público, unos felices y otros indiferentes. No obstante y tratando de ser objetivo, cualquiera que sepa de qué van estos suecos, no habrá salido desilusionado. Su concierto fue bastante potente y técnicamente bien resuelto.
Por cierto, después de la actuación tuve la oportunidad de coincidir con la banda y, a excepción del señor Kidman, tengo que decir que los demás me parecieron bastante majos, así que no sé muy bien los motivos del corte de tiempo.
Lo de Dark Funeral fue un poco extraño a mi modo de ver. No es usual que una banda de Black Metal (de Black Metal de verdad, no hablamos de Cradle Of Filth o de Dimmu Borgir) sea cabeza de cartel y la que más público congregue en un festival, aunque sea de música extrema. Pues así fue. Creo que fue cuando más público se encontró dentro de los 6 conciertos del viernes y eso que se subieron al escenario pasada la una y media. También es cierto que el público de Meshuggah y el de Biohazard era un poco más selecto en cuanto a los fans de sus estilos de música. Pestilence (que yo hubiese puesto de cabezas de cartel, sin desmerecer a nadie) tocó demasiado temprano, aún de día. Y, además, siempre llama mucho la atención un grupo con corpsepaint. Y con una trayectoria de 16 años y 10 álbumes (entre mcd, cd, dvd y lives) como la suya, es un grupo a respetar y tener en cuenta, máxime cuando han mantenido su esencia de True Black y aún así han llegado a un público bastante masivo.
Bueno, pasando de pormenores, estos suecos dieron un concierto que tampoco dejó indiferente. Ciertamente agresivo, directo y satánico, pero que también contó con problemas de sonido que deslucieron bastante. El sonido hacía que las guitarras de Lord Ahriman (Micke Svanberg) y Chaq Mol (Bo Karlsson), el bajo de B-Force (Dalarnas län) y la voz de Emperor Magus Caligula (Magnus Broberg) se oyeran bajas y entremezcladas y los temas dieran sensación de una masa sónica donde era difícil distinguir los riffs y unos temas de otros. Esto se fue solucionando paulatinamente, aunque al final de la actuación (recortada unos 10-15 minutos de lo previsto) aún seguía sin ser tan bueno como lo había sido durante las actuaciones del resto de las bandas. Esto fue realmente curioso.
El batería Dominator (Nils Fjellström) es, sin duda, una de las grandes bazas de este grupo. Con una técnica y velocidad tremendas, parece ser directamente poseído cuando agarra las baquetas. Es digno de estar en Dark Funeral en este aspecto. Pesa a su pequeña estatura en comparación con sus compañeros, machaca la batería y marca el trepidante ritmo de esta magnífica banda. Su batería se oía bastante mejor que el resto de instrumentos.
La parafernalia que los acompaña, con corazas, banderas con símbolos demoníacos, etc., ciertamente crea un ambiente que hace propicio que se les preste atención. Así salieron al escenario para dejar caer “King Antichrist” de su disco “Attera Totus Sanctus” y “The Secret Of The Black Arts” del disco homónimo.
Como digo, era difícil la escucha de los temas en cuanto a la calidad del sonido, si bien la fuerza y malignidad de la música estaban intactas. El ambiente creado con el atrezzo del escenario y con las melodías oscuras y repetitivas típicas de una banda de Black se dejaron caer sobre los asistentes y mucha gente, a pesar de todo, disfrutó de la actuación. Como dije, disparidad de opiniones: igual que hubo quien no conectó en ningún momento y se marchó indiferente ante la actuación, hubo quién aprovechó lo fuerte y visceral de la música y la banda y su genuino sonido True Black.
Que la banda no mantuvo una actitud cercana al público es tan cierto como que no es práctica habitual en este estilo. Así que pienso que no harían mucho más por muy propicias que fuesen las condiciones.
Los temas cayeron bastante continuados, con poca presentación o tiempo de descanso entre ellos.
“The Arrival Of Satan’s Empire”, “Hail Murder” y “Diabulis Interium” hicieron del disco homónimo el más recordado en el concierto, del que también se escogió “An Apprentice Of Satan” para dar conclusión al recital.
De “Attera Totus Sanctus” también sonó “666 Voices Inside”, así como “Vobiscum Satanas” del disco homónimo y “Open The Gates” del “In The Sign…”
Por cierto, decir que también hicieron uso del socorrido (y un poco estereotipado dentro del Black Metal) recurso de escupir fuego. Siempre espectacular, sin duda.
Emperor Magus Caligula, baqueta entorchada en mano, escupió gasolina sobre ella para que se vieran varias llamaradas en la calurosa noche de Lorca.
Y con esto se dio fin a la primera de las dos jornadas de la XII edición del Lorca Rock.
Para el día siguiente se preveía un día mucho más intenso, con bandas más relevantes o de mayor calado entre el gran público.
Continuábamos con el problema del intenso calor, acrecentado por la temprana hora de inicio de los espectáculos.
Los feroenses… o feroanos… la verdad es que no sé cómo se dice. Es igual, gente de las “Islas Feroe” llamados “Tyr” fueron los elegidos para comenzar la segunda jornada un poco más tarde de la una y media. Calor intenso, pero cuando entré en el recinto recién iniciada la actuación, me sorprendió ver a más gente de la que esperaba presenciando ya el concierto. Además, la gente más próxima a la valla no dejaba de arengar al grupo, hacer cuernos y cantar (o tararear) algunos temas.
Lo cierto es que el grupo dio todo de sí para encandilar a la concurrencia. Con mucha simpatía y bastante buen humor, salieron vestidos de vikingos para comenzar con “Hold The Heathen Hammer High” (algo así como “Mantén el martillo pagano alto”; toda una declaración de intenciones) de su último disco “By The Light Of The Northern Star”, del que también creo que sonaron “Tróndur I Gøtu” y “Northern Gate”.
“Eric, The Red” también prestó para el espectáculo la magnífica “Regin Smidur” o “Ramund Hin Hunge”, con la que se despidieron.
“Wings Of Time” fuel el tema escogido del “Ragnarok”.
Del disco “Land” se oyeron “Lokka Tattur” y los himnos “Sinklars Visa” con un espectacular inicio a capella y el coreadísimo “Hail To The Hammer”. Todo un estandarte de esta banda.
Los temas que repasaron fueron bastante animados en su mayoría, intentando el grupo con ellos implicar al público. Creo que el setlist estuvo bastante bien escogido para que las canciones tocadas fuesen directas y pegadizas. Más que alguno de sus discos que resultan un poco lentos para lo que podría esperarse del estilo que practican y que me hacían temer un concierto algo apagado, además de caluroso.
Todo lo contrario. No pararon de animar a la gente durante la interpretación de los temas y durante los largos parones que hacían entre ellos y que aprovechaban para secarse el sudor. El buen rollo se encontraba tanto arriba coma abajo del escenario.
Los ritmos fueron bastante heavies por lo general, aderezados con bastante toque folk, sobre todo en los temas que eran cantados (imagino que) en feroés. Se puede decir que el viking que practican es bastante accesible para neófitos en este género, al menos en concierto.
Como comentaba, aparecieron ataviados con petos de cuero, con los que aguantaron unos 20 minutos. Acabaron quitándoselos ante la sonrisa de los presentes que parecían decir: “¡Joder, mucho habéis tardado con el calor que hace!”
La voz de Heri Joensen realmente suena bien y le da un cierto toque épico a los temas. El resto de la banda también aportó todo para que la fiesta metalera comenzara y la cerveza empezara a correr.
De hecho, cuando acabaron desapareciendo por detrás del escenario tras la actuación, con el ambiente que habían creado de ritmos folk – viking se me ocurrió que se montarían en un barco y saldrían a quemar alguna pequeña aldea marítima… jajaja. Pero no. Resulta que el batería Kári Streymoy y el guitarra Terji Skibenæs se dedicaron a beber cerveza hasta que el primero fue incapaz de mantenerse en pie y su compañero se partía el ojete de la risa delante del él. Así se les pudo ver por medio del recinto. El bajista Gunnar H. Thomsen fue más consecuente y se dedicó a alternar con alguna groupie que se dejaba ver por las inmediaciones.
Por cierto, un beso a todas las groupies, que esto no sería lo mismo sin ellas.
La segunda actuación se previó para las 3 de la tarde. Y es posible que ya en el concierto de Tyr se encontrara bastante gente esperando y cogiendo buen sitio para este show, pues era uno de los grupos más esperados del cartel, por lo que pude comprobar entre los asistentes: Municipal Waste!
Este concierto es tremendamente fácil de narrar: ¡Sencillamente fantástico!
A ver, todo es cuestión de gustos, de tal forma que alguien que fuese a ver a Marduk es difícil que diga que le encantó Voivod y viceversa. Si vas a ver, por ejemplo, a Dark Funeral pues a lo mejor no te apeteció tan siquiera ver a estos americanos de Richmond. Yo me tengo por bastante ecléctico en cuanto a música se refiere y creo que objetivamente Municipal Waste fueron uno de los grandes dentro de este Lorca Rock.
Y fue así sobre todo por la diversión que llevaban a cuesta y que volcaron en todo aquel que estuvo en el concierto.
Temas muy rápidos, de un thrash-punk que te arrastra a la época de los legendarios D.R.I. de los ’80.
Tony Foresta hizo sus labores de frontman, si bien muchos de los temas no contaron ni siquiera con presentación, sino que una ligera pausa bastaba para pasar los distintos cortes. En otros, sin embargo, hacía algún comentario, todos ellos en plan jocoso y chistoso. No paró de andar de aquí para allá, moverse, agitar al público…
Ryan Waste, espectacular. Ceñido con una guitarra customizada con las iniciales del grupo en el cuerpo y el clavijero y unas gafas de sol al estilo de la serie “V”. No dejó de menearse y moverse por el escenario.
Land Phil algo más estático, pero también agitando la melena mientras le sacaba al bajo lo necesario para que la gente no parase de hacer pogo.
Y, por supuesto, Dave Witte a la batería que machacó vertiginosamente en cada canción.
Tony pidió que el público dejara una franja vacía, formando dos mitades dentro del grupo. Preparó a los dos “clanes” y, al inicio del tema: batalla campal. Un Wall Of Death que se repitió en varios temas más, con chicos y chicas girando en un Circle Pit. El grupo se divertía de lo lindo con esto. Se gustaba y disfrutaba. A la media hora de actuación pararon un momento para que Tony dedicara un tema a George W. Bush: “I Want To Kill The President”. Primero pidieron unos abucheos: “George Bush… Buuuh, buuuh” y luego se marcaron el tema (que es bastante rápido, como os podréis imaginar). A continuación, lo repitieron en una versión ultrarrápida. Increíble. Seguramente se equivocaron en alguna palabra y en alguna nota, pero era literalmente imposible darse cuenta porque era fugaz. Y luego repitieron el tema de nuevo, en versión hip-hop, aunque esta la cortaron diciendo que “hip-hop no, que esto no iba con ellos”. Ya digo, unos cachondos estos Municipal Waste.
Además, hacia el final de la actuación, Tony sacó un cartel que tenía preparado con la frase “Got Any Leed?” y Land acabó trepando sobre las columnas de sonido que había junto al escenario. Todo un flipao.
La actuación duró 40 minutos, 20 menos de los previstos en los programas que repartía la organización. Realmente supo a poco porque creo que la gente hubiese aguantado una hora o dos, si fuese necesario. Pero esos 40 minutos serían los más intensos del festival, sin duda. En ese tiempo les dio lugar a tocarse unas 20 canciones que me vais a perdonar que no os liste porque no tengo tan buena memoria ni sabría distinguir alguna de ellas. Imagino que a bastante gente le pasó lo mismo, al menos hablé con varias personas y me dieron esta impresión: “Da igual lo que toquen, lo que sea está de puta madre”. Pues eso, que me viene a la mente lo que escribí en la previa del festival en esta misma web: “Municipal Waste: thrash-punk. Diversión asegurada!” Esto es apostar sobre seguro.
De todos modos os pondré alguna que sí recuerdo o me han chivado (perdón si me equivoco):
– Thrashing’s My Business… And My Business Is Good.
– Sadistic Magician.
– Substitute Creature.
– Headbanger Face Trip.
– Unleash The Bastards.
– Terror Shark.
– The Thrashin’ Of The Christ.
– Mind Eraser.
– Bangover.
Después de Municipal Waste, el cartel dio un importante giro en cuanto al estilo, pues los aficionados al pogo dejaron sus lugares a las cruces invertidas de los seguidores blackers. Turno para los suecos Marduk.
En principio se trataba del grupo más brutal del cartel. Black, al igual que sus compatriotas Dark Funeral, pero que en sus discos se han caracterizado por imprimir un punto extra de brutalidad a los temas. Referente obligado de la escena desde aquellos discos míticos y llenos de odio como “Nigthwing”, “Opus Nocturne”, “Panzer Division Marduk” o “Fuck Me Jesus”. Y con una legión (nunca mejor dicho) de seguidores. Aunque lo cierto y verdad es que la última etapa del grupo no ha pasado por un buen momento en cuanto a popularidad se refiere, con muchos fans renegando de algunos de los últimos discos del grupo. Bueno, ya me dejo de historias, que lo que vengo a querer decir es que son muy brutales.
Pues eso, que colocan su bandera con calaveras y huesos y se apostan en sus puestos para comenzar con la tralla. Esto era un concierto de Black, así que no nos podíamos esperar mucho diálogo con el público ni sonrisas para los espectadores. No lo esperábamos y no sucedió, aunque sí jalearon en algún momento para agitar los ánimos.
Lo que sí hubo fue una descarga sónica tremenda. Los temas muy bien ejecutados. La voz de Mortuus (Daniel Rosten) sonaba tremendamente clara pese a la fuerza implícita, al igual que el resto de instrumentos. Y eso a pesar de ciertos problemas con el micrófono que no se mantenía erguido, al comienzo de la actuación. Como pasaba con Dominator de Dark Funeral, Lars Broddesson no es batería de Marduk por nada. Este buen señor machaca el doble bombo que da gusto y es digno miembro de tan relevante banda.
De Devo (Magnus Andersson) al bajo no se puede tener queja, si bien el suyo es el puesto menos lucido del grupo. Pero el que se llevó la palma fue el bueno de Morgan Steinmeyer Håkansson. Su guitarra no alardea de virtuosismo, pero sí de rapidez. Y con una actitud firme y segura se ha echado el grupo a cuestas y se nota que es él y no otro el que mantiene a Marduk en primera línea (como siempre ha hecho). Eso mismo fue lo que dejó entrever durante la actuación: el liderazgo del grupo.
Ciertamente no se vio una predisposición especial de la banda por crear un ambiente más cercano con el público, pero musicalmente no podía haber queja de la profesionalidad y el trato de los temas escogidos en el setlist.
Las paradas entre temas no eran demasiado largas, aunque sí lo justo para secarse el sudor mientras sonaban intros pregrabadas que unían las canciones. Curiosamente, el corpsepaint aguantó todo el concierto… más o menos.
No puedo evitar la comparación con Dark Funeral, que jugaron con la ventaja de un público creo que más receptivo, una ambientación más lograda y un espectáculo nocturno (mucho más lucido que uno diurno). Sin embargo, Marduk acabaron dando mejor concierto. Y creo que todos los fans de Marduk salieron satisfechos, pues en el tiempo que les dejaron tocar (75’) se marcaron un muy buen concierto, técnicamente impecable y con varios clásicos que los más seguidores agradecieron especialmente.
Además, tuvieron unos problemas técnicos hacia la mitad de la actuación que obligaron a una más larga pausa, pero que no se notó durante la canción anterior.
Con temas como “Still Fucking Dead” del disco “Dark Endless” se dejó entrever que harían un repaso a lo más clásico de su carrera. Así ocurrió cuando también cayeron creo que “Those Of The Unlight” del disco homónimo. También “Wolves”, tema este que sirvió para echar el cierra a la actuación y en el, precisamente, ellos echaron el resto. Soberbio.
“Materialized in Stone” y creo que “Autumnal Reaper” también fueron clásicos dentro del setlist. Del “Opus Nocturne”
“Of Hells Fire” del “Nightwing”
“Baptism by fire” y “Panzer Division Marduk” del disco homónimo.
Un tema que pienso que tocaron con muchas ganas fue “With Satan and Victorious Weapons”. Tampoco faltaron los más recientes “Throne of Rats”, “The Hangman of Prague” o “Cold Mouth Prayer”. Este fue el único de su último trabajo (Rom 5:12).
A las seis y cuarto por fin llegó el turno para Obituary. Digo por fin porque he de reconocer mi debilidad por este grupo, al que vengo siguiendo desde hace más de 15 años. Así pues, perdón si me dejo llevar demasiado por la subjetividad.
Pues resulta que montan la bandera del recién estrenado 10º álbum de estudio de estos americanos abanderados del Death Metal del área de Bahía Tampa: “Darkest Day”.
De repente a eso de las 6 y cuarto aparecen John y su hermano Donald Tardy, Trevor Peres, Frank Watkins y Ralph Santolla.
John saluda al público (llevando una camiseta de manga larga que daba calor nada más verla) y comienza la tralla con “List Of Dead”, del álbum que vienen promocionando. He de admitir que, a pesar de mi predilección, tenía mis reservas en cuanto al concierto de estos veteranos deathmetaleros pues, tras verlos en varias ocasiones durante los últimos tres años, siempre me había dado la impresión de que las paradas entre temas se hacían muy largas, interminables para lo que debería ser un concierto de música extrema y ellos un poco estáticos. Este hecho siempre acaba rompiendo el ritmo y el feeling con el público, desluciendo o desencantando la actuación. Lo cierto y verdad es que, afortunadamente, en este caso ocurrió, pero en mucha menor medida que las anteriores veces que los había visto. La mayoría de los temas fueron seguidos y creo que la entrega que hicieron los cinco integrantes (quien más, quien menos) fue innegable. Particularmente los hermanos Tardy, auténticos almas de esta banda.
Desde el primer instante, la inconfundible voz de John se hizo presente con una gran claridad, pudiéndose oír perfectamente su contundencia sobre el escenario.
A esto ayudó el buen sonido reinante durante todo el festival y que fue uno de los puntos fuertes del mismo, aunque en el caso de Obituary me temo que no fue precisamente de lo mejor.
La batería de Donald resultó dura y muy pesada, como de costumbre, resultando igualmente un signo de identidad de este grupo.
Frank y Trevor, correctos, creando con el bajo y la guitarra rítmica un sonido genuino de la casa: algo lento, pesado, grave y con múltiples cambios de ritmo.
Ralph Santolla parece que se ha hecho definitivamente un miembro fijo más dentro de la banda, desde que dejara a los Deicide de Glen Benton para sustituir a Allen West. Se ha integrado bien en la banda y defiende con sobrada solvencia los temas, en particular los punteos. Probablemente no se trate de unos temas excesivamente complicados de ejecutar, pero este grupo no puede permitirse en ningún caso la licencia de “cagarla” con un mal guitarrista. Lo que sí es cierto es que Ralph (técnica musical aparte) tiene mucha más presencia en el escenario que Allen, lo cuál es de agradecer en un escenario de festival más que en el de una sala.
Así pues, creo que el gran concierto que ofrecieron se vio arropado por buena parte del público expectante y con ganas de disfrutar de esta legendaria banda. Había ganas entre los allí reunidos. Al menos pude ver bastante gente con camisetas de Obituary (yo mismo llevaba una para esta ocasión).
Los cierto es que los temas nuevos (como suele ocurrir casi siempre) fueron los menos celebrados. “Blood To Give”, por ejemplo. Incluso llevando cierta indiferencia a algún aficionado, pero creo que la calidad de estos hicieron que, si bien no se conocían, la gente disfrutara del sonido tan genuino y poderoso.
Desde luego, según cayeron canciones como “Evil Ways” o “Face Your God” (del relativamente actual “Xecutioner’s Return”) u “On The Floor” las sensaciones se multiplicaron, creando un buen rollo entre banda y público que se transmitía entre ambos. El público lo pasó genial con estos pesos pesados del metal extemo.
Frank y Trevor se movían bastante sobre el escenario con sus instrumentos, frente a Ralph, un poco más estático. John era el más dinámico cuando no cantaba, paseándose de aquí para allá, dando los pasos casi al ritmo que imponía su hermano a la batería. Todos ellos no dejaban de encarar al público, pies apoyados en las pantallas de sonido y con cara de mala leche, intentando de recordar a los allí reunidos: somos Obituary y esto es Death Metal!
Además, era el cumpleaños de Trevor y John intentó que el público entonara el “Happy birthday…”, sin éxito alguno. Creo que no se explicó con claridad o nadie lo entendió.
Y tras una hora de concierto, comenzando “Final Thoughts”, ocurrió el incidente: las guitarras se dejaron de oir y el grupo dejó de tocar. Se hicieron varios conatos de proseguir, pero los instrumentos no daban opción. Incluso el micrófono de John acabó enmudeciendo, así como los que recogían los sonidos de batería.
Durante diez inquietantes minutos, Peter (el sempiterno técnico de sonido de Obituary) hizo todo lo que estuvo en su mano por restablecer el sonido sobre el escenario, mientras que los técnicos de la mesa de sonido hacían lo propio en sus puestos.
Este buen hombre probó todos los amplis, guitarras, el bajo, cada cable,… en fin, creo que incluso estuvo afinando la guitarra de Trevor durante este tiempo.
Mientras tanto, John desapareció del escenario, Donald permaneció sentado, Trevor se dedicó a beber cervezas y Frank y Ralph a entretenerse contándose cosas (que debían ser muy graciosas porque no dejaban de reírse) y haciendo payasadas.
El caso que ocurrió fue que se fueron los chuscos del 1 al 6 (quiero decir los interruptores automáticos eléctricos) y acabó por dejar a la actuación sin sonido.
Acabaron solucionando el problema a los 10 minutos, justo unos instantes después de que pusieran por los bafles la música de un disco, lo cuál nos hizo temer que daban el concierto por acabado.
Afortunadamente no fue así, sino que se pusieron manos a la obra para, al menos, rematar el concierto como era debido. Por fin sonó entonces la mencionada “Final Thoughts”.
“Slowly We Rot”, como siempre, fue la elegida para el punto y final. Dejaron un gran sabor de boca a los espectadores, pero creo que supo a muy poco, teniendo en cuenta la gran expectación y el poco tiempo que estuvieron tocando.
Sea como fuese, el haber oído “Cause Of Death” o la instrumental “Redneck Stomp” en directo valió la pena. Incluso la magnífica “The End Complete”, tema que me gusta mucho y que no había oído en los conciertos anteriores.
Fue una pena lo de esos 10 minutos. Tuvieron que descartar un par de temas, entre los que se encontraba con toda seguridad “Chopped In Half”, uno de los temas seguro que más esperados. Probablemente también el solo de batería de Donald y quizás algún otro corte. Al menos, esos minutos posteriores al corte y hasta el final lo aprovecharon con creces, ejecutando con rabia los temas finales. Los espectadores también lo hicieron.
Así pues, creo que gran actuación de estos abanderados del Death Metal de Florida. Quizás la mejor que les haya visto (y han sido varias veces), con mucha fuerza. A parte del incidente del audio, de lo mejor que nos podemos esperar de esta banda.
Tras Obituary les tocó el turno a los canadienses Voivod. Un grupo un tanto peculiar al debatir su estilo entre el Thrash y el Progresivo.
Creo que este grupo dio la oportunidad a gran parte de los asistentes de descansar tras un potente comienzo de jornada y un demoledor fin de la misma (su actuación se situó entre las 20:00 y las 21:15 más o menos). Lo que quiero decir es que mucha gente prefirió reponer algo de fuerzas, dirigiéndose a algún sitio para sentarse o ir a la barra. De todos modos, aún se veía un gran número de personas en las inmediaciones del escenario y parte de ellos incluso entonando los temas que imponía el setlist elegido. Por tanto, innegable la presencia de fans de esta banda.
Ya digo que el sonido era un tanto peculiar a mi juicio (que no soy muy seguidor de la banda) pero eso no quiere decir que sonara mal o que fuese mal espectáculo.
Y es que desde el principio de la actuación, Snake (Denis Bélanger) y su banda se emplearon a fondo para que los asistentes se lo pasaran bien, tanto como ellos.
Incluyendo un pequeño problema de sonido en el primer tema, donde no se les podía oír, pero que quedó solventado en pocos segundos, empezó el concierto.
Tras un comienzo de eminente thrash con la propia “Voivod”, parecía que la actuación podría derivarse por estos derroteros. Pero los temas posteriores dejaron ver la verdadera cara del grupo, aunando este estilo con partes más melódicas.
Según cayeron temas como “The Unknown Knows”, “The Prow” u “Overreaction” se afianzó esta sensación de mezcla de estilos.
El que realmente disfrutó sobre el escenario fue Snake, que no paró de moverse, agitarse, bailar y hacer continuos aspavientos. Todo un showman, aunque alguna de la gente del público de mi alrededor prefirió llamarlo payaso. No creo que mereciera un término despectivo puesto que alentar al público y a su banda para animar el show es digno de agradecer.
La voz sonó clara en todo momento y vocalizó perfectamente cada tema, si bien es cierto que en las varias presentaciones de temas que hizo se le entendía un poco peor, como si se hubiese tomado alguna cerveza de más. Esto no deja de ser curioso.
Sea como fuese, el resto de la banda también se dejó lo suyo para contribuir a la buena marcha del concierto. El batería Away (Michel Langevin) con un set que sólo incluía un bombo sacó contundentes ritmos de él. El guitarra Dan Mongraine también desarrolló un buen repertorio de riffs, aunque el público agradecía mucho más cuando estos ritmos y punteos sonaban más a thrash. En cuanto al bajista Jasonic (Jean Yves Theriaut) lo más llamativo era el propio instrumento, imagino que personalizado con una línea bastante rara, como se estuviese roto.
Pienso que los fans de la banda disfrutaron de lo lindo al ver a este grupo que no se prodiga especialmente por nuestras tierras y con una larga trayectoria y temas que ofrecer, pero a los escuchantes menos habituales pienso que les resulta un tanto difícil digerir los bruscos cambios de ritmo que pasan de partes más duras a otras de carácter más progresivo. Esto desconcierta un poco.
Y es que es indudable la calidad técnica de los músicos de esta banda, pero el estilo en sí les hace menos accesibles a los no incondicionales.
Pero ya digo que, a pesar de que costase conectar con la música, el grupo hizo todo lo necesario para enganchar y animar al público a sumarse a la fiesta que estaban teniendo encima del escenario.
Pues así transcurrió el concierto. Snake siguió con sus movimientos como si estuviese en un barco y haciendo gala de una cara de “flipao”. Con interpretaciones cachondas, rozando lo pueril.
La verdad es que ellos se lo estaban pasando de puta madre allí arriba…
En uno de los temas más conocidos de la banda: “Tornado” contaron con la colaboración (si se puede llamar así) de Morgan Steinmeyer Håkansson, que estaba viendo el concierto en uno de los laterales del escenario. En el estribillo, se aventuró a corear “Tornado, tornado!” en el micrófono de Jasonic. La verdad, no lo hizo muy bien, pero fue un punto más dentro del cachondeo.
También se oyeron “Tribal Convictions”, “Global Warning”, o “Nothingface”
Los temas del final del espectáculo fueron algo más contundentes.
Para finalizar dejaron el momento del recuerdo. Se oyó música sampleada para servir de fondo a las palabras de Snake que dedicaba el final del show al malogrado bajista de la banda: Piggy (Denis D’Amour), fallecido en 2.005 por un cáncer de colon. El público que había permanecido todo el espectáculo vitoreó y aplaudió el gesto. Creo que el tema elegido fue “Astronomy Domine”, versión de Pink Floyd. Perdón si me equivoco.
Con el agradecimiento de la banda a los asistentes y el acostumbrado lanzamiento de alguna púa se despidieron estos canadienses, tras una buena actuación que sería de las más flojas en público, pero en la que dieron todo para que se les recordara.
Llegó entonces (a eso de las diez) el turno para una de las bandas más famosas de la historia del metal: Sepultura. Un tanto de capa caída desde hace ya ciertos años, pues en su época hubieran sido sin lugar a dudas los cabezas de cartel. No obstante no se puede desechar o menospreciar la trayectoria, tablas y buen hacer de estos señores sobre un escenario.
De hecho tengo que admitir que asistí al concierto con mis reservas tras haberlos visto en varias ocasiones anteriormente y nunca haberme terminado de convencer del todo.
Si digo la verdad, este ha sido el mejor concierto que les recuerdo (incluso mejor que alguno en el que la batería aún seguía ocupada por Igor).
El comienzo se hizo con un par de intros, seguidas de “Moloko Mesto” del disco “A-Lex”. Quizás de lo mejor de este nuevo álbum; al menos sonó muy potente.
Se veía que la banda quería convencer. Derrick Greene saltó, agitando las enormes rastas en el aire y contagiando el movimiento a buena parte del público. Creo que los más jóvenes eran los más activos, aquellos que el día antes se habían agitado con Biohazard.
“Filthy Rot” y “What I Do!” también cayeron desde el mismo disco.
En el cuarto lugar del setlist se programaba una “Refuse/Resist” que creó uno de los momentos más intensos del festival hasta ese momento. Pienso que la ejecución del tema no fue excepcionalmente brillante, pero sí lo bastante intensa como para que un público ávido de clásicos cayera rendido.
Siguieron repasando los últimos discos con “Convicted In Life” (de “Dante XXI”), “We’ve Lost You” y “The Treatment” (precedida, como no, de intro).
Los temas fueron muy bien ejecutados y con gran carga de thrash y de ritmos pesados, pero la gente iba necesitando temas clásicos, pues el buen ambiente y predisposición parecían disiparse con la secuencia de canciones nuevas.
Con “Dead Embrionic Cells”, “Troops Of Doom”, “Arise” e “Innerself” se volvió al pasado para regocijo de los congregados.
Al ver a Andreas (por cierto, con una camiseta de Soziedad Alkoholika) sobre el escenario parece entreverse que es él el auténtico líder de la banda. Se vio durante todo el show que parece ser él quien dirige y con más seguridad se comporta sobre las tablas.
Se estaban gustando e incluso en un momento comenzaron a tocar una bossa-nova que duró un par de minutos y que creo que agradó a la mayoría del público como un pequeño momento de distensión.
Ya hacia el final de la actuación, una “Territory” muy esperada y coreada animó en el mismo grado que la anterior “Refuse/Resist”. Aunque pienso que, al igual que aquella, estuvo muy bien tocada pero pudo tener algo más de fuerza a la hora de la interpretación. Quizás es que están cansados de tocarlas.
Para “Sepulnation” hubo un cambio de guitarras. Todo un clásico ya. Muy buena interpretación, con Derrick sintiéndose en su salsa y el resto del grupo, viendo a la gente volcada con ellos, bastante a gusto.
Tras los agradecimientos oportunos y el correspondiente peloteo a los allí presentes, Greene dijo eso de: “Sepultura do Brasil… 1,2,3”
“Roots Bloody Roots” cayó como una tromba sobre el público enloquecido y ahí sí que se explayaron con un gran punteo en un apoteósico final, dejando un inmejorable sabor de boca dentro de un concierto bastante bueno.
Lo cierto y verdad es que pienso que este grupo, mientras cuente con un batería (como es el caso de este Jean Dolabella) de solvencia y con capacidad de tocar los temas clásicos, será capaz de mantener su estatus dentro del mundo del metal, especialmente en las giras de conciertos. Este es el punto fuerte de esta banda, una batería sumamente contundente que marque unos ritmos poderosos. La gente es capaz de contagiarse de estos instantáneamente. Obviamente el resto del grupo ha de estar a la altura, como en esta ocasión. Pero es ya difícil que Andreas Kisser y Paulo Jr., con los años de trayectoria con los que cuentan en la banda y tocando los mismos temas, puedan cagarla en tal grado que deshagan todo el bagaje atesorado en este tiempo.
Derrick es un frontman estupendo: un negro de dos metros con rastas de un metro, con una voz brutal y que no para de saltar durante todo el concierto no puede pasar desapercibido. No tendrá el carisma de Max Cavalera (lo sé porque para mucha gente sigue siendo “el nuevo cantante de Sepultura”, cuando lleva más de 11 años en la banda y se siguen haciendo referencias y comparaciones con Max) pero no creo que se le pueda achacar nada en contra en cuanto al énfasis que pueda darle al espectáculo.
Una cosa más tengo que decir a cerca de Sepultura. Aunque esto no está directamente vinculado a la música, sí creo que es parte del espectáculo y es obligado comentarlo.
Durante la actuación del grupo se restringió el tiempo que teníamos los medios para fotografiar a la banda. Ciertamente es práctica habitual que sólo se dispongan de los 2 ó 3 primeros temas para la documentación gráfica para no molestar a los artistas. Es normal. Pero también es cierto que en todas las actuaciones anteriores había cierta flexibilidad en este aspecto, de tal modo que si un compañero decidía quedarse algún tema más o llegaba un poco tarde, pues no pasaba nada en absoluto y se podía fotografiar a la banda. Yo mismo lo hice. Lo de Sepultura fue escrupulosamente estricto.
Lo más sorprendente del asunto es que también se prohibió hacer fotos a la banda por parte del público. En ninguno de los anteriores se había actuado como en este concierto. Además, se podrá evitar por parte de los miembros de la seguridad que una persona haga una foto desde la primera fila, pero ¿cómo evitan que la haga una en la quinta? Y es más, ¿cómo evitan que la hagan 500 ó 1.000 personas durante todo el show y desde cualquier punto? Francamente, no sé qué es lo que quieren impedir. Imagino que este asunto fue cuestión expresa del grupo porque no entendería tan repentino cambio de actuar de la organización. Si Sepultura piensa que evitando que le hagan fotos durante los conciertos conseguirán algo positivo, creo que deberían oír la opinión de los que estamos en la parte baja, apretados y pagando la entrada.
Además, después supe que habían recortado el tiempo de firmas en el set montado para los autógrafos, e incluso Derrick Greene se fue antes. A parte de haber retrasado el momento desde las 20:30 previstas a las 23:30 finales. Imagino que tenían interés por ver el espectáculo de Carcass, lo cuál no les achaco porque yo tenía las mismas o más, pero preferiría que se ahorraran eso de que “los fans son muy importantes para nosotros y se lo merecen todo”. De hecho, pienso que esa actitud resulta contraproducente para ellos en particular. Las comparaciones son odiosas, pero sólo diré que en el set de firmas, los “Marduk” permanecieron hasta que el último aficionado pasó a hacerse una foto con ellos. Supuestamente es un grupo frío, distante y malencarado de Black Metal, pero en realidad se comportaron de una manera excepcional con los que quisieron verlos. Y lo de Municipal Waste ya es punto y aparte. Durante el set de firmas permanecieron hasta que toda la cola de gente hubo pasado, hablando, firmando y fotografiándose con todos ellos.
De hecho, comentaré una anécdota que le ocurrió a un colega que acudió con una camiseta dibujada por él mismo con el logotipo del grupo. Cuando hubo llegado a la altura de Tony, el resto de mis amigos le gritaron que estaba hecha a mano y que no era oficial, a lo que Tony respondió firmándole y escribiendo debajo: “Official Merchandising” de su puño y letra mientras él mismo se descojonaba de la risa.
Creo que a pesar de los años, a Sepultura le quedan algunas cosas de las que aprender.
A continuación, Arch Enemy. A las doce y cuarto y con media hora de retraso sobre la prevista.
Con su característica indumentaria negra y brazalete rojo. Con una Angela espectacular, embutida en unos vaqueros con múltiples roturas y su melena al viento.
Comenzaron muy fuertes con “Blood On Your Hands” (tras la intro correspondiente). También descargaron una “Ravenous” (del “Wages Of Sin”) demoledora, con potentes y buenos riffs de los que se pudieron disfrutar gracias al buen sonido que ya he comentado que hubo durante casi todo el festival.
Sonaba la voz un tanto más baja que las del resto de bandas. Me dijeron luego que Angela andaba un poco afónica. De todos modos los temas fueron cantados de forma impecable en cuanto a intensidad y afinación. Lo del volumen tampoco deslució mucho.
Parecían querer repasar un poco de toda su carrera pues también sonaron “Taking Back My Soul” de “Doomsday Machine” o “Dead Eyes See No Future” de “Anthems Of Rebellion”.
También descargaron “We Will Rise” y “Nemesis”.
Una curiosidad es que en la zona del foso podíamos encontrarnos a Paulo Jr., Trevor Peres, Bill Steer y Jeff Walker (enfundado este último en una camiseta de fútbol de los Rayados de Monterrey y con una gorra de Brujería que especificaba: El Cynico). Bill y Jeff imagino que estaban controlando a Michael Amott para ver que no se saltase ninguna nota y ver si toca igual de bien en Arch Enemy como en Carcass.
“I Will Live Again”, “Revolution Begins” o “Intermezzo Liberté” repasaron de nuevo el “Rise Of The Tyrant” y con “Dead Bury Their Dead” y “Snow Bound”, el “Wages Of Sin”.
Pues eso, que una Angela Gossow algo afónica, aunque pletórica por lo demás, dio todo un recital de voz gutural. Los hermanos Michael y Christopher Amott se salieron con las guitarras, clavando prácticamente todos los temas, aunque en un momento de la actuación me pareció que uno de ellos se equivocó al meter un punteo donde no debía. El resto de la banda lo tapó hasta que volvió a coger el ritmo. Tan sólo una anécdota.
Sharlee D’Angelo muy bien, con mucha presencia sobre el escenario. Y Daniel Erlandson sencillamente espectacular a la batería. Se nota que su hermano mayor Adrian le ha enseñado bien cómo se manejan las baquetas y el doble bombo.
De todos modos, los espectadores agradecían las partes fuertes más que las melódicas en los temas.
Lo cierto es que este grupo explota perfectamente sus virtudes. Creo que existen grupos técnicamente mejores y de mucha menor repercusión en el Metal actual. Pero es que estos suecos saben sacarle todo el jugo a su música. Además, el hecho de contar con una frontman femenina de las características de Angela también ha ayudado mucho a que sean mucho más conocidos (o reconocibles) en el mundillo este. Bueno, eso también forma parte de la mercadotecnia, al fin y al cabo. Sea como fuese, bien por ellos si lo han sabido hacer.
En cuanto a Carcass, creo que la crónica será igual de fácil de hacer que la de Municipal Waste: Fantásticos! (No usaré la palabra “perfectos” porque habrá gente que no piense como yo).
Seguramente me estaré dejando llevar por la emoción, pero si tras más de 15 años de separación vas a ver a uno de los grupos más míticos de la historia del Death Metal (padres europeos del estilo) por primera vez en tu vida y no te emocionas, entonces es que no tienes sangre en las venas (nunca mejor dicho, tratándose de Carcass).
Jeff Walker a la voz y bajo, Bill Steer a la guitarra, Michael Amott a la guitarra y Daniel Erlandsson a la batería. Sencillamente tremendo. Además, estos dos últimos haciendo doblete tras Arch Enemy.
El show comenzó con una Intro que conectaron con “Corporal Jigsore Quandary” y con Jeff a punto de darse el gran ostión: fue a apoyar el pie sobre una pantalla de sonido que tenía frente a él y no apuntó bien, tropezándose y dando con la boca contra el micrófono. Sólo una anécdota.
Luego, “Buried Dreams” dejó claro que iba a ser un pedazo de concierto, digno de recordar.
Tras ella, breve paro donde el sr. Walker hizo gala de lo que seguramente sea lo único que ha aprendido en 3 años al lado de Juan Brujo: “¿Cómo estáis cabrronesss?” Lo repitió en un par de ocasiones más a lo largo de lo que quizás sería el mejor concierto programado en todo el festival.
Una nueva Intro junto a “Incarnated Solvent Abuse”. Luego “Empathological Necroticism”, “Carnal Forge”, “No Love Lost”, “Edge Of Darkness” y “This Mortal Coil” fueron cayendo una tras otra. Con una maestría fuera de toda duda.
Tras la abrumadora “Death Certificate”, se aprovechó para presentar a la banda por parte de su líder, con el momento emotivo de la noche al aparecer a la batería el mítico Ken Owen. El batería original de la banda, aquejado por las secuelas de una hemorragia cerebral ocurrida hace 10 años y que le mantuvo hasta 10 meses en el hospital y que le impide moverse normalmente. Eso no quiere decir que no pueda asistir a los conciertos junto a sus antiguos compañeros y disfrutar de ellos. Lo cierto es que se permitió el lujo de tocar un poco la batería, dando un par de redobles con las baquetas. Quien tuvo, retuvo se suele decir.
La verdad, la intensidad de los temas fue absolutamente lineal, manteniendo la fuerza y la tensión durante todo el espectáculo. Sólo a la altura de los grandes.
Además, creo que este fue el único concierto donde el volumen se incrementó en unos cuantos decibelios. Sonó más fuerte que el resto, creando una sensación de mayor energía aún.
Luego, “Embodiment”, “Reek Of Putrefaction”, “Genital Grinder”, “Pyosisified (Rotten To The Gore)”, esa maravilla que se llama “Keep On Rotting In The Free World” y “Ruptured In Purulence”.
Como se ve, el disco “Heartwork” de 1.993 fue la columna vertebral de la actuación.
Además, si tengo que destacar un tema será precisamente “Heartwork” (la penúltima). Siento debilidad por este y, al ser prácticamente el final del festival, originó toda una marea de sensaciones: el hecho de un magnífico colofón a un fantástico evento.
“Carneus Control” sonó a modo de Outro de despedida para que este Lorca Rock XII en general y el concierto de Carcass en particular ya pasase a formar parte de nuestra memoria, creo que en el lugar de los buenos momentos.
Para finalizar esta crónica quiero agradecer de nuevo a toda la gente de la organización el fantástico trabajo desarrollado, así como las facilidades prestadas a todos los compañeros de los medios y a la propia concurrencia y espectadores (que rondaron los 6.000 por lo que me han dicho).
El Lorca Rock ha sabido consolidarse a través de los años como uno de los festivales más sólidos e importantes del panorama en España. Incluso, si me permiten la expresión, como el más “fiable”.
Este año, tal vez por la situación económica, han optado por un cartel sin bandas de un primer nivel (como lo han hecho otros años con Iron Maiden, Manowar, Marilyn Manson,…) y que sin duda hubieran llamado a más gente y también hubieran costado más dinero, dados sus elevados cachés.
En cambio han optado por especializar el cartel dentro del metal extremo y ahí han podido hacer un cartel muy coherente con bandas del más alto nivel dentro de la escena., aunque con suficiente diversificación de estilos. Creo que la gente que ha ido al festival sabía exactamente a lo que iba y quiénes iban a tocar y no ha podido salir decepcionada con lo que ha visto.
Alabar también por el detalle de dar pase gratis a las personas con minusvalía. Si bien a mí no me toca directamente este punto, sí es de agradecer que se piense de vez en cuando en estas personas, a las que ya de por sí le es bastante difícil desenvolverse en la vida normal y que se merece estos pequeños gestos.
Gracias a todos los asistentes por mantener el festival en pie. A Diego Caballero por las fotos y los calimotxos y a todos vosotros por leer estas líneas.