Ricardo, un Vangelis madrileño de raíces sevillanas que se define como rockero de pro y diferente, con este proyecto compuesto por tres discos conceptuales que cuentan una historia ambientada en la Sevilla de los años 70, nos deja, con este primer disco, “Betis 41”, en la calle desde el pasado 10 de diciembre, como se puede ser diferente y rockero, con una obra toda instrumental, original y nada al uso. El resultado de mezclar dichos conceptos junto a sus dos pasiones, Sevilla y la música de los años 70, enriqueciendo así sus composiciones con influencias progresivas, sinfónicas e incluso flamencas, sin perder el rock como referente, han dado lugar a las canciones de “Betis, 41”, donde se reflejan una amplia amalgama de estilos, desde la música sinfónica a las raíces flamencas.
En el número 41 de la trianera calle Betis, radica la biografía de Ricardo y transcurre esta historia, en un garito llamado “Vodevil” donde transcurre la historia del personaje bohemio y decadente que protagoniza esta historia, en una época que Sevilla se despertaba de la dictadura y recibía los primeros ataques de la droga en la juventud de la época.
Os recomiendo abrir el libreto y seguir la narración al tiempo que revivís la música instrumental de Vodevil Vargas y entréis en otra dimensión, oir lo que leemos y viceversa. Cada canción cuenta el pasado, presente y futuro de todos los personajes que frecuentan ese lugar, hilando así la trama del álbum. “Betis 41” es como una película sin imágenes, solo música.
‘A Galeras’ abre el EP a modo de introducción, una narración sobre una magnífica base orquestal que nos augura lo diferente de lo que oiremos a lo largo de treinta minutos, una intro narrada de poco más de un minuto, con un bello poema que nos adentra en esa Sevilla nocturna, misteriosa y en la pasión de la historia que está por llegar.
Tras la intro nos encontramos con ‘Cianocrilato’. Un tema tranquilo, con el saxo de Josué Santos y la fusión del blues y el soul como protagonistas, nos introduce en la juventud del personaje, Arquímedes. Rock sinfónico dirigido por la orquesta de Enrik García con un final antológico al más puro estilo Vangelis. Noto mucho del músico, por esa forma tan propia de entender la música con los conceptos tan definidos lejos de patrones estéticos. La libertad de hacer lo que uno siente.
Llega otro tema intermedio llamado 'La espera', un dramático minuto y medio de música desgarradora donde esta vez el protagonista es el piano de Sergi Flores y un solo de guitarra de Ricardo Moreno . Un juego de percusión da paso a la joya, “Santa Cruz”, una perfecta conjunción de rock progresivo y flamenco llena de matices, con sabor al rock andaluz de los 70. Arranca con guitarra española aires árabes, puro sonido andalusí, con la más clara muestra de la fusión entre rock y flamenco del disco. Puro rock andaluz que nos conduce a la conexión con el oyente. Este tema ha sido nominado a los Hollywood Music in Media Awards, siendo la única representación española de este año en categoría rock.
Y tras la tempestad, la calma. El piano de Diego Palacios nos conduce a otra dimensión musical el cual Ricardo sabe llevar con sus guitarras eléctricas al tiempo que Chema Vílchez hace lo propio con la guitarra flamenca, y pasados dos minutos, volvemos a la magia del rock andaluz.
El bajo de Óscar Morgado irrumpe en silencio, la guitarra de Ricardo y el piano de Diego Palacios reciben la nota manuscrita de Arquimedes, una narración anuncia su despedida.
Ya el tramo final de 'Santa Cruz' es una obra de arte que cierra magistralmente el corte. Un rock andaluz que al final se acelera en el instante idóneo, como un tema de Triana, de esos que conducen la pasión por los poros de la piel. De esos que solo hacen los genios.
Cierra el disco la magnífica suite llamada 'Betis, 41'. Casi 5 minutos de banda sonora épica en comunión con el alma flamenca llena de dolor. La genialidad compuesta en la mente de Ricardo Moreno se despliega a través de una sección de cuerda delicada y maravillosa. Veo a Jesús de la Rosa, a Silvio, a Pink Floyd, a King Crimsong, a Vangelis…
Y los bonus tracks que, a modo de regalo, nos dejan para el final. Tres instrumentales, 'Llantos del Altozano', una pieza donde se unen conceptos de música clásica y de música electrónica con la flauta de Jorge Rivero. Después llega 'A Galeras' en una versión sin narración, sólo con la música, y finalmente, la versión radio edit de 'Cianocrilato', más breve que la final, con unas mezclas más puras centradas en las partes esenciales del tema.
Magnífica también la presentación del cd, con una preciosa fotografía y dos libretos, uno en español y otro en inglés, con el relato de la historia. Realmente hay que concebir toda esta obra como una suite al estilo de Yes, Genesis o Pink Floyd, sin temor a equivocarnos.
Confiemos que en esta difícil España para los artistas aún se hacen cosas realmente talentosas y originales, máxime cuando hemos sido piedra angular del rock sinfónico y progresivo. El grupo Triana fue una evidencia de ello, pero su música solo suena en el corazón de los nostálgicos y de los que como yo, añoramos música de calidad lejos de estereotipos comerciales y estilos impuestos.
Seamos consecuentes con la música que se crea lejos de lo que se vende, ésa es la música del alma y “Betis, 41”, está creada con el alma.