Virginia Labuat: “Para mí este disco era el comienzo del resto de mi vida y el principio de una transición muy importante”.
Un día cualquiera de la primavera de 2008 sintonizando TeleCinco empezó todo para nosotros, y el resultado se llama Dulce Hogar. Pero como sería muy típico empezar a hablar así de ella, rebobinemos. Creció entre vinilos y haciéndole las segundas voces a su madre, mientras su padre tocaba la guitarra. Llevaba gafas enormes y unos mofletes sonrojados que le hacían destacar sus grandes ojos azules, herencia de su abuela.
Un día, una de sus dos hermanas le enganchó a The Beatles con In my Life, y tras ello le prestaron un libro del grupo con el que aprendió a tocar la guitarra (de forma autodidacta) y que nunca llegó a devolver. La primera canción que aprendió a tocar fue Blue Moon.
Compuso su primera canción a los 12 años, estrenando su Diario de Sensaciones, como ella misma lo denomina, y desde entonces no ha parado de escribir en él todos sus sentimientos y sus inquietudes. Algunas de sus composiciones forman parte, hoy, de un disco al que tituló Dulce Hogar. “Con este disco me siento como en casa” dijo hace algún tiempo. Ella se llama Virginia Maestro (pero si vas a comprar su disco a cualquier tienda pregunta por Virginia Labuat) y, aunque físicamente parece una muñeca de porcelana, lo cierto es que es tan real como sus sinceras respuestas a esta entrevista que acaba de concederme.
Hoy, Virginia publica su tercer videoclip: I call your name. #ICallyourName
Cuando hablas de tu infancia y de tu deseo por pertenecer al mundo de la música dices que no recuerdas un momento concreto en el que tomaras la decisión de dedicarte a esto. Es como si hubieras nacido para ser cantante. ¿El artista nace o se hace?
Lo cierto es que no sé entender la música como modo de vida sin que exista una profunda vocación, que es lo que mi instinto me ha dictado desde mi niñez. Absoluta vocación, eso es. Para mí nunca ha habido otra alternativa, siempre lo tuve claro.
Otra cosa muy distinta es que pudiera o no vivir de ello. Afortunadamente puedo decir que tras intentarlo con todas mis fuerzas durante toda mi vida, ahora y desde hace cuatro años vivo de lo que más me gusta, gracias, entre otras cosas, a personas como tú.
Por otro lado, además de ser vocacional, es obvio (para mí) que el artista no solo nace sino que se hace y se pule con el paso del tiempo, tras los conciertos, aciertos y desaciertos. Aunque, sin ánimo de parecer sabihonda, he de confesarte que no tengo la sensación de haberme equivocado en ninguno de los pasos que he dado hasta la fecha, en cuanto a mi carrera musical se refiere. Y me tomo esta licencia porque siempre me he guiado por el instinto, y cada vez he conseguido dar un paso hacia delante, sintiéndome bien conmigo misma.
De esta manera puedo afirmar que el artista nace y se hace, sin lugar a dudas.
Naces en los años 80, pero tus influencias no son ni Madonna ni Alaska y Dinarama… ¿qué hace Virginia Maestro escuchando, en los años 90, a artistas de la primera mitad del siglo XX?
Para mí lo raro era no escuchar lo que yo escuchaba, era evidente lo que había que hacer, aunque no fuera lo que estaba de moda. No me sentí identificada jamás con lo que estaba en la radio cuando yo tenía 10 años, me resultaba mucho más natural escuchar la música de los años 50 y 60. Realmente iba a contracorriente, pero pensaba que era al revés, y además me sentía muy bien, pensaba “no saben lo que se están perdiendo…”.
Todo el mundo musical lo compartía en casa y en mi habitación con la guitarra… De todas formas también escuché a Alaska, pero yo enloquecía con Elvis y The Beatles. Para mí era algo muy evidente.
Y así, entre una cosa y otra, un día cualquiera cae una guitarra en tus manos, y te pones a toquetearla. Y con solo 12 años compones tu primera canción.
Así es, después de probar a aprenderme canciones ya hechas, instintivamente quise inventarme una.
Recuerdo que cuando la terminé sentí que había descubierto algo muy importante, como si se tratara de una fórmula matemática que nadie antes había destapado. Estaba realmente emocionada. Lo recuerdo muy claramente, bajé las escaleras de casa corriendo con la guitarra en la mano y reuní a voces a mis padres y hermanas para que escucharan mi primera canción. Su repuesta fue todo cuánto necesitaba para continuar haciéndolo, les había gustado mucho. De modo que seguí haciéndolo, y hasta hoy no he dejado de hacerlo, y no lo haré. Creer en uno mismo es básico, pero si no tienes un público con el que compartirlo y que alimente esa ilusión es casi imposible. El público lo es todo para quien entrega su alma en su arte.

Y cuando te acostabas en tu cama y no podías dormir y soñabas despierta… ¿en qué soñabas?
Soñaba con llenar teatros, salas y lugares encantadores. Me imaginaba cantando mis canciones y al público cantando conmigo. Me aferraba a esa idea de una manera absoluta. A veces pensaba que estaba loca por soñar con eso, y otras pensaba que no podía ser de otra manera, no por nada, sino porque para mí la vida no tendría sentido. No tendría sentido amar tanto lo que hago si no pudiera compartirlo de esta manera porque, ¿dónde iría a para todo ese amor? Eso pensaba desde que era pequeña, y lo seguí pensando hasta justo anoche. Es mi constante vital, no perder nunca de vista el objetivo.
Y ahora, ¿en qué sueñas?
Sueño lo mismo, sueño con llegar a más gente, sueño con poder comunicarme con más gente a través de mi música. Con atravesar fronteras, con más discos, con más giras. Como ves sigo siendo la misma, pero distinta. Sigo queriendo hacer música, desmenuzar las emociones hasta el infinito. Sueño con un público al que poder acompañar hasta la vejez.
Pasaron los años y cuando te tocó entrar en la universidad decidiste hacer Magisterio Musical. Pero eso no consiguió llenarte. De hecho te presentabas en el despacho de uno de tus profesores, José Carlos Carmona, como enfadada contigo misma. ¿Qué recuerdos tienes de aquella época?
¿Eso lo he contado? ¡Qué bien informado estás!
Ya sabes que tengo buenas fuentes…
Magisterio Musical me encantaba, pero como bien dices no me llenaba, para bien o para mal (yo creo que para bien) siempre lo tuve claro.
Me acabé sintiendo bastante frustrada por invertir tiempo en la facultad y no en lo que realmente quería hacer. De modo que en más de una ocasión iba al despacho de José Carlos a contarle como veía yo mi vida, y cómo me afectaba llevar la vida que llevaba. También aprovechaba para enseñarle composiciones. Él aguantaba mis llantos y quejas, me aconsejaba que abandonara la carrera y que emprendiera mi camino. Y yo me moría de miedo porque no veía el momento de poder hacerlo. Pero buscando finalmente encontré.
Es el recuerdo de una época amarga, de desesperación y tristeza, me sentía encerrada en una vida que sabía que me haría desgraciada.
Ahora lo recuerdo con alivio, el alivio de saber que pude cambiar aquello y que ya pasó esa etapa, como debía de ser, y como afortunadamente fue.
Y, mientras hacías tus primeros pinitos en el coro de tu universidad, te plantabas por los pasillos de tu facultad a tocar la guitarra.
Exacto. José Carlos dirige el coro, teníamos confianza, su compañía me inspiraba ganas e ilusión, y adoro cantar… Me apunté y me lo pasé genial durante aquel año. Por otra parte conocí a gente nueva y eso siempre resulta atractivo.
Por otro lado empecé con cierta frecuencia a ausentarme de clase y a tocar la guitarra por los pasillos. Siempre había gente que no iba a clase, y, si no, ya me encargaba yo de arrastrar a alguien. Tocaba y cantaba con compañeros, o simplemente me iba a la cafetería de al lado, bien a escribir, o bien a hablar con Consuelo y Manuel, los camareros de la cafetería, dos soles.
Fundación Virginia, Doctores del Swing… han sido algunos de los grupos que formaste durante tu adolescencia. Salías de casa para “estudiar”, pero en realidad, previamente, le habías lanzado por la ventana tu guitarra a tu amigo Antonio Murciano y te ibas con él a montar vuestras propias Jam Sessions.
Así es, me dispersaba continuamente de los estudios, solo pensaba en tocar y componer. No había más. Bueno sí, el amor. Siempre el amor.
Me iba con Antonio, me iba con José Carmet, me iba con Aubry, me fui con personas que me motivaban y con las que me llenaba compartir esa parcela: la música.

Me lo pasaba bomba, ahora que lo pienso era un poco rebelde, y traía a mis padres locos, pero qué bien me lo pasaba y qué emocionante era. Es un dulce recuerdo, estaba dispuesta a cualquier cosa por ir a tocar, como ahora.
De pronto, guiada por un (especie de) fantasma invisible, acabas en un concurso de televisión arrastrando a millones de personas (sin exagerar) que se pegaban a la pantalla cada semana para oírte cantar. En cuestión de meses, estas millones de personas conocen tu nombre, tus apellidos, tu cara y lo más importante para ti… tu voz. ¿Cómo se come eso?
Se come con patatas. Fue un shock, pero no porque la gente me conociera, que también. El shock fue estar cuatro meses incomunicada de la sociedad para estar demasiado comunicada con esa “micro sociedad” que la productora creó para nosotros. Eso es un alucine, no hay mente humana preparada para eso, y por otro lado, estamos preparados para improvisarlo todo, incluso cómo aprender sobre la marcha a estar incomunicado viviendo en una “micro sociedad” durante cuatro meses. No sé si me explico. Para mí eso fue lo más impactante, aunque no de lo primero que fui consciente.
El impacto social del programa fue tremendo, también lo fueron los conciertos de la gira, las firmas multitudinarias de discos y un largo etc. Pero yo ya sabía que eso era algo efímero, y que sería más tarde cuando empezaría mi carrera.
Me sorprendió mucho la reacción del público y aún a día de hoy me estremece pensar en todo lo que ocurrió mientras formé parte del programa. Si la entrevista durase una semana, quizá tendría tiempo para contarte algo de lo que se experimenta, quizá.
Desde el presente y mirando hacia el pasado, ¿cuesta asimilarlo todavía, lo vives como si hubiera sido un sueño, o lo tienes más que asumido?
Más que asumido, quizá, es decir demasiado. Aún me afecta. Ya te explicaré porqué.
Viví experiencias de una manera extraordinariamente intensa, supuso para mí un gran punto de inflexión en mi vida, y aprendí tanto en tan poco tiempo… Esta conversación nos daría para mucho tiempo, y yo ahora estoy cansadita a las 03:23 y demasiado nocturna y sensible como para buscar más de lo que ya he expresado. Ni siquiera sé como sucedió. Pero me siento tremendamente orgullosa y agradecida por igual.
Sacas tu primer CD, bajo el nombre de Labuat (al igual que, actualmente, tu “apellido artístico”), vendes más de 20000 copias y empiezas a recorrer España haciendo conciertos. Pero los que te seguimos desde el principio nos dimos cuenta, durante aquella primera gira, que a finales del año 2009 o principios del 2010 algo comienza a cambiar. Empezando por el reportorio que tocas en los locales, en los que incluyes ya tus propias canciones, y continuando por tu estética y tu actitud en el escenario (más relajada, más cercana). ¿Qué ocurrió?
No ocurrió nada en particular, las etapas empiezan y terminan, y tuve un momento en el que necesité un cambio, vete a saber por qué pero lo necesitaba como respirar.
Después del programa me sentí bastante perdida y eso para mí era muy contradictorio. Se suponía que debía ser feliz, había conseguido algo maravilloso; contrato con Sony Music, mi primer disco, mi independencia en una nueva ciudad, independencia económica… Pero me sentía muy desgraciada, sola e insegura. Eso lo reflejaba en mi actitud, ropa y, en definitiva, en todo. De pronto algo empezó a cambiar, y sentí más confiada o lo que sea que me ocurrió. A veces pienso que me olvidé de mí y que en algún momento volví a recordarme, quizá no es suficiente explicación para que me entiendas, pero para mí es bastante por esta noche (risas)… De buen rollo.
Empezaste, pronto, a preparar tu segundo disco, y el 25 de enero de 2011 diste a conocer tu primer single, que compusiste una madrugada en el baño y que titulaste The Time is Now. ¿Cómo surge y qué hay detrás de The Time is Now?
Jajajajajajaja… Voy a encenderme un cigarro, un segundo.
Yo vivía en la calle Aduana, perpendicular a la calle Montera, en Madrid. En un piso de 45 metros cuadrados, interior. Y para ser sincera, pasaba mucho tiempo sola, como dije antes, fue una etapa bastante confusa para mí. Esa noche estaba con dos cervezas y me levanté del salón, dejé la guitarra en el sofá y me fui al baño. Estaba intentando componer, pero aquella noche me encontraba bastante bloqueada. Fue justo cuando fui al baño cuando me sorprendí cantando la que más tarde sería The time is now. La empecé a tararear con bastante naturalidad, surgió en cuestión de segundos. Volví al salón, tomé la guitarra e improvisé lo primero que me vino a la cabeza.
La historia que cuenta la canción, en realidad, es una historia triste, una historia de un amor imposible, que pide ser materializado ahora mismo, de ahí su título. Más tarde la tomé desde otro punto de vista, y ahora me parece un cañón de energía para afrontar cualquier momento del día. Esto es lo que hay detrás de ésta canción, bueno, casi todo.

¿Es The Time is Now tu filosofía de vida?
¡Claro! ¿Por qué no? Es el Carpe Diem hecho canción. Te sugiere detenerte en el ahora, no en el pasado ni el futuro. The time is now te dice que sigas tu instinto, que utilices tu rabia, tu fuerza, tu picardía, todo lo bueno y todo lo malo transformado en una sonrisa para alcanzar cada uno de tus objetivos. Dice "no dejes pasar tu momento", dice "tu momento es ahora mismo". Y yo digo que tu momento es justo cuando tú digas que es tu momento, ni antes, ni después. Somos nosotros los que movemos nuestro mundo, depende de nosotros, y debemos creerlo así para alcanzar nuestros objetivos.
Y publicas tu segundo disco Dulce Hogar, que tiene canciones en inglés y en español, que hablan de ti, influencias del swing, el blues, el jazz… Todo compuesto por ti misma, con ayuda de Iñaki García. El CD lo coproduces junto a él, las fotos promocionales te las hace una amiga, tú misma te peinas, te maquillas y te vistes para esas fotos… Podemos imaginar lo orgullosa que te sientes por este trabajo, pero queremos que nos hables de las sensaciones que te produce todo este esfuerzo. ¿Cómo vivías esos meses de verano de 2010 mientras grababas lo que, a día de hoy, es un sueño cumplido?
Honestamente con mucha ilusión y tensión a la vez.
Con ilusión porque es evidente que es algo que deseaba hacer desde que tengo uso de razón. Para mí este disco no era un disco, era toda una hazaña, era mi batalla más absoluta, el comienzo del resto de mi vida y el principio de una transición muy importante.
Y, como toda grandeza, infunde un gran temor. Y así estuve durante todo el proceso, tratando de gestionar cada emoción, con toda su intensidad, con toda su incertidumbre, con toda mi verdad. Para mí fue un sin vivir, desde el comienzo hasta ahora ha sido una inmensa locura, un viaje al centro de mi existencia y una constante búsqueda de mí misma.

Noches en vela, noches maravillosas y noches amargas. Todo al mismo tiempo. Como cuando te enamoras. Me embarqué en un viaje que de ninguna manera sabía a dónde me llevaría, ni por donde me haría pasar. Pero hasta la fecha ha sido el gran amor de mi vida. Una experiencia, en todos los sentidos, de continuo aprendizaje, de la que conservo recuerdos imborrables sujetos a lugares, personas e infinidad de sensaciones. Y al final, cuando todo terminó, me sentí en paz conmigo misma y con el resto del universo. Al final conseguí esa sensación: hogar, dulce hogar.
Durante la grabación del disco escribías un diario reflejando en papel todo lo que acontecía con respecto a esa grabación. ¿Algún día verá a la luz?
Sin duda sí, es una de mis tareas pendientes. Tengo que aprender a organizarme mejor (risas).
Seis meses después estrenas tu segundo single, Circus, que parece sacado de las calles de New Orleans a principios de los años veinte. ¿Qué es para ti Circus? ¿Qué cuentas en esta canción?
Son las cuatro de la mañana, seguimos mañana. ¡Buenas noches!

Ahora sí, sigamos. Es un homenaje a un estilo, compuesto sin saber muy bien lo que componía, como me sucede casi siempre. Habla de revelarse, habla de ser uno mismo, de no dejarse reprimir por las normas o reglas de nadie, excepto las propias. Habla de aprender, de olvidar la venganza o el rencor. Básicamente habla de cerrar heridas, de reírse del dolor del pasado y seguir adelante con una sonrisa, de hacerlo con tu mejor picardía y un pelín de maldad, pero de nuevo de buen rollo… ¿O no?
Y ahora, hoy 1 de mayo, presentas tu tercer single, I Call your Name, con un videoclip inspirado en el cine de los años 60, en blanco y negro, y con una grabación y una edición más profesional que los dos anteriores, pues en The Time is Now y en Circus los autofinanciaste y grabaste tú misma.
Háblanos del tema, de la historia que está detrás de este tema y cuéntanos por qué ha sido el elegido.
La verdad es que ha sido una odisea elegir uno. Creo que Dulce Hogar es un disco en el que cualquier canción es muy digna de ser single, suene como suene eso. Tuve mil dudas con 107 veces porque todos decían que era muy radiable, y realmente lo es. También las tuve con Te doy mi voz, Tal vez, Por una vez, y finalmente me dejé llevar por mi instinto. Fue entonces cuando el debate se redujo a Under my skin y a I call your name. Finalmente me decanté por Under my skin, con dudas aún. Pero algo me decía que no podía dejar atrás un tema como I call your name, que desde mi punto de vista es uno de los mejores. Este tipo de decisiones me amargan la vida porque resulta muy complicado elegir uno solo, porque implica descartar otros. Y una no sabe si acertará o qué pasará. Cuando has de elegir un single, mil dudas te asaltan en la cabeza, y todo el mundo opina, como debe ser. Pero resulta complicado.
Y como no existe ninguna fórmula secreta con la que uno sabe que acertará, siempre me he guiado por mi instinto, por los pálpitos. Y eso es lo que vengo haciendo desde hace cuatro años. Cruzaré de nuevo los dedos con ésta decisión, para mí sin duda es muy acertada.
Y con respecto al videoclip, ¿qué nos puedes contar? ¿Cómo fue aquel día de rodaje?
Fue un día que esperaba, desde hacía tiempo, con mucha ilusión. Intenso y en apariencia complicado. Pero de nuevo tuve la suerte de contar con un equipo de personas que estaban muy implicadas en el proyecto. Vanesa, Alberto y Nacha son algunos de los nombres que quedarán en mi memoria como el motor de todo esto.
Fue emocionante. Llegué al lugar de rodaje muy temprano, hacia las 07:30 de la mañana. Terminamos hacia las 20:30. Todos estaban muy entregados, los actores, todos. Para mí era un sueño, no podía dar crédito, no podía creer que tanta gente estuviera tan apasionada en su trabajo, ofreciendo lo mejor de sí mismos para algo que, tiempo atrás, empezó en mi habitación, con mi guitarra. Fue maravilloso, divertido y una lección preciosa. Así es como lo recuerdo, con una amplia sonrisa.
Ya has grabado cinco videoclips, muy diferentes unos de otros, ¿te gusta ponerte delante de la cámara? ¿Te sueltas rápidamente o te cuesta grabar?
Me cuesta un poco romper el hielo, esa es la verdad. He de mentalizarme. Pero es tan seductora la idea de hacer el tonto delante de la cámara que no puedo resistirme.
Con Nacha fue todo muy sencillo, es una directora maravillosa, y me transmitía tranquilidad todo el tiempo. Con Iñaki era coser y cantar, me daba toda la seguridad que puedas imaginar. Con las dos productoras anteriores también fue fácil. Todo depende del entorno y la confianza que me aporten las personas que se encuentren en el rodaje. Cuanto más cómoda esté más me entrego, como en los conciertos. Supongo que imaginas que la cámara no me intimida demasiado a estas alturas. Lo que sí me afecta son las personas que me rodean, el entorno de trabajo, me afecta muchísimo, quizá demasiado.
Hace unos meses preguntaste en Twitter a tus fans qué canción les gustaría que hubiera sido el tercer single. La cosa estaba entre I Call your Name y Under my Skin. Ya sabemos por qué la elegida fue la primera, pero ¿por qué no la segunda?
Tenía que elegir una, y a I call your name le tenía más apego, sentí que debía hacerlo, que no podía renunciar a esa canción. Así de sencillo, tenía que elegir.
Estamos acostumbrados a escuchar canciones más o menos tristes que hablan de rupturas sentimentales, de relaciones que no acaban del todo bien, de personas a las que se les echa de menos… Sin embargo, tu disco está lleno de canciones positivas que hablan de mirar hacia adelante, con confianza en uno mismo, sin descansar por el camino, sin miedo.
Cierto, pero pude llegar a esas conclusiones tras cada historia vivida. Después de fracasos, rupturas, nostalgias, amores imposibles, en mi caso vino la rabia, el coraje y las ganas de superarlo todo y seguir adelante sin dudar. Es un disco positivo que cuenta mucho, todo, lo más importante de una etapa de mi vida. Dulce Hogar habla de mi incertidumbre, de la música, y del amor, sensaciones y sentimientos que conozco muy bien. Necesitaba contar mil cosas distintas. Dulce Hogar describe una montaña rusa emocional que duró un par de años.
¿Qué le dirías a esas personas que no son capaces de ver el lado positivo de las cosas, que creen que su momento no llega?
Que están equivocadas, y que con esa actitud no conseguirán cambiar su mundo. Lo negativo atrae lo negativo del mismo modo que sucede al contrario con lo positivo. Si uno no cree en sí mismo ¿quién va a creer? ¿Si no te quieres a ti, quién lo hará? Les diría que luchen por lo suyo, les preguntaría donde se han dejado su carácter. Nada es regalado en esta vida y todo necesita un esfuerzo. Para alcanzar tus metas siempre has de renunciar a algo, siempre has de sufrir un poquito. La recompensa y la satisfacción solo vendrán tras la constancia y el esfuerzo, y a ser posible con un golpe de suerte. Pero la suerte es algo que has de buscar, la suerte no llama a tu puerta.
Sabemos que has compuesto la BSO del corto Muñecas, pero ¿qué canción has compuesto que podría ser una gran BSO para alguna película que te guste?
Under my skin para una película de gangsters me encantaría… Cada una te la pondría en una película, yo creo. Cada canción tiene su paisaje. Insomnio… Pregunta difícil… Todas tienen su escena…
Hace unos días visitaste a tus abuelos en Linares. ¿Qué es lo que más echas de menos de tu anterior vida, a parte de la tortilla de patata de tu abuela Enriqueta?
(Risas) Echo de menos tener muy cerca a mis padres y a mis amigos. No obstante, los veo muy a menudo. Soy una afortunada, muy afortunada. Añoro descolgar el teléfono y decirle a mi amiga Cris que nos vemos en media hora para tomar un café. Siento nostalgia de los abrazos de mis padres, pero es la vida, te haces adulto y haces tu camino. Eso me hace sentir muy bien.
Hace un tiempo nos avisaste de que estabas preparando viajes por el extranjero para presentar tu música, ¿qué nos puedes contar sobre ello?
Pues aún no puedo decir nada, tiempo al tiempo, cuando todo se asiente sabréis todo cuanto queráis, y si no queréis también (risas).
Virginia, ¿qué le pides a la vida?
Salud, mucho trabajo, y amor hasta el infinito.
¿Qué le pides a tus seguidores?
Que sigan siéndolo, que sigamos compartiendo. Yo no les pido más de lo que me dan. Que me dejen seguir ofreciendo todo de mí. Que sigamos viviendo juntos este camino. Y que sigan siendo ellos mismos. Somos un equipo, una piña, así es como lo siento, y así es como me lo hacen sentir. GRACIAS INFINITAS.
¿Qué te pides a ti misma?
Mejorar cada día, planificar más, más metas, más logros. Ser mejor persona, mejor cantante y compositora. Mejor amiga, hermana, hija, novia… Lo que sea, mejor en general. No dejar de ser soñadora y ambiciosa. Seguir enamorada de la vida y del amor.
Y, para terminar, ¿por qué nuestro momento es ahora?
Lo es si tú quieres que lo sea, solo es eso. Lo será cuando tú creas en ti. Y ahora sería un buen momento, ¿no crees?
Virginia Maestro, gracias por esta entrevista. Te veo el 23 de junio en Sevilla, con Live the Roof.
Gracias a ti, ha sido todo un placer hacer esta entrevista tan diferente, bien preparada y original.
Si te apetece ver a Virginia en directo, aquí tienes sus próximas fechas:
10 MAYO: Barcelona (El Boo).
11 MAYO: Olot, Girona (Ateneu Central).
13 MAYO: París, Francia (Cave du 38Riv!).
22 JUNIO: Live the Roof (Granada).
23 JUNIO: Live the Roof (Sevilla).
07 JULIO: Ferrol, A Coruña (Sala Súper 8).
12-15 JULIO: Hondarribia, País Vasco (Hondarribia Blues Festival).
Tweet