Sábado a la tarde, Buenos Aires barrio de Flores, se concentran gorras planas, pantalones anchos y batallas de gallos, en una cola que espera la llegada de Violadores del Verso, los raperos de Zaragoza, España, aquellos marcan la adolescencia y estilo de vida de muchos alrededor del mundo hispanohablante. La antesala del concierto, el telón cerrado, sombras que se distinguen detrás de éste, oscuridad y un público que corea "son violadores… es un sentimiento..no puedo parar".
A la antigua usanza y con total puntualidad, a las 21 hs, se abrió el telón y entre humo de hielo seco y luces azuladas apareció R de Rumba (Ruben Cuevas) con los platos como solo él sabe manejarlos, la gente se emocionó, gritó y aplaudió. Kase-o (Javier Ibarra) entró al escenario, seguido por Lírico (David Gilaberte) y por El maestro Sho-Hai a.k.a Hate (Sergio Rodríguez) cantando "La Cúpula" tema del último disco solista de Hate, así empezó a subir la energía, el público cada vez se aprieta más contra la valla. Cuando Kase-o mira al público, traspasa la distancia de la valla conectando con la mirada y una sonrisa cómplice, al finalizar el primer tema aseguran que cada vez que vienen a la Argentina el concierto se transforma en una auténtica fiesta. Palabras que corroboro, ya que en conciertos suyos en España, en festivales tales como el Cultura Urbana de Madrid, el público asistente era masivo a diferencia del local. No obstante la pasión que caracteriza a los fans argentinos no deja indiferente a Violadores del Verso, ya que se produce un feedback pocas veces visto, subiendo la energía de la presentación y manteniéndola arriba desde el primero hasta el último tema.
"Solo quedar consuelo" y la fiesta empezó a mostrar su lado más underground, arrancó "Asómate", una selección de "Pura droga sin cortar", "Marrones, morenas, coronas" y un reggae de la mano de Hate que amainó un poco la adrenalina del público. Empezó a sonar "Ocho líneas" y fue entonces cuando el público enloqueció y se desató el Mosh, desde ese momento en adelante no hubo ni un sólo tema en el que faltara algún suertudo que lograra atravesar la valla llevado por la marea de brazos de los demás fans hasta llegar a chocar los puños con Violadores del Verso; cuando lo conseguían la seguridad los devolvía sin medir sus fuerzas al lugar que les correspondía, hecho que no consiguió borrarles la sonrisa del orgullo de haber tocado a sus ídolos. Siguieron con temas de cada uno de los integrantes, "Pan caliente", "No somos ciegos", "Zombies" y "A las cosas por su nombre" entre otros. Después de esto arrancaron con los clásicos que llevaron al público hasta el infinito y más allá con himnos tales como "Vicios y virtudes", "Cantando", "Haciendo lo nuestro" y "Vivir para contarlo" con el que provocan morbo máximo tal y como afirma el gran Kase-o en su primera línea. Se retiraron y el público les ovacionó con el clásico canto argentino de "Una más y no jodemos más", todos sabíamos que quedaban algunos de los himnos del rap en el tintero de estos poetas. Regresaron orgullosos y con más pilas para terminar el concierto con "Un gran plan" que integraba "En el corazón de la ciudad" de la mano de lírico, seguido por Hate renombrándose como "El rey de las cantinas" y como no podía faltar "Ballantines" de Kase-o. La noche terminó dos horas y media después, con un público extasiado y satisfecho, la mente, el alma y el cuerpo rebosantes del mejor rap.