Madrid, Circo Price, 01-05-2009
Poco queda que añadir a todo lo dicho (bueno y malo) sobre Vetusta Morla. Para gozo de unos y escepticismo de otros los madrileños han pasado de jugar en 2ªB a estar en puestos europeos (UEFA, Champions todavía no) en poco más de un año, manteniendo el tipo tanto en las distancias cortas como en las largas. Aun así el recinto del concierto, que más que circo parecía un coso taurino, enfrió un poco el ambiente. Espacios más recogidos, como la Joy Eslava, favorecen más la propuesta intimista de la banda.
Con un público rendido, en el que igual se mezclaban cincuentonas que macarras, Vetusta Morla fue desgranando el ya clásico Un día en el mundo junto con canciones antiguas que no fueron editadas en el CD, y nuevas composiciones. De las antiguas destacó “Iglús”, interpretada por Pucho y Guillermo, voz y guitarra, tocando desde detrás de una tela blanca que permitía ver sus sombras, mientras proyectaban la cara de Pucho cantando en la misma tela. Asombroso. De las nuevas sonaron muy bien “Boca en la tierra”, con un sonido de guitarras que recordó a los Kings of Leon, y “Maldita dulzura”, interpretada junto a Jairo Zavala al…¡acordeón!, llenando el circo de un aire a Amelie. Junto con Zavala interpretaron también “Equivocado”, tema de su proyecto fuera de La Vacazul, Depedro, que ha confirmado a Jairo como uno de los escritores menos obvios del panorama español. Aunque sus textos sean fácilmente asimilables, el tratamiento que les da se sale de lo habitual.
Con todo el público coreando “Sharabbey Road” la banda se despidió, dando un sentido homenaje (era 1 de mayo) a todos los currantes que habían puesto en marcha el circo musical al que asistimos. Veremos ahora el tiempo que se toman para grabar su siguiente disco. Por lo visto, la cosa pinta bien.
Fotos:
Carla Mir/Heinekenpro.com
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