Ya está disponible un adelanto del próximo álbum de vetusta morla, una nueva canción titulada En el río que se puede escuchar en su página web, www.vetustamorla.com. El tema sirve como aperitivo del segundo LP de la banda, que verá la luz el próximo 3 de mayo y que llevará por título Mapas.
En la búsqueda de maneras distintivas de dar a conocer su música, vetusta morla ofrecerá, también en su web, el álbum en escucha de forma íntegra y gratuita a partir del 3 de mayo. Ese día también se pondrá a la venta el álbum, primero en formato digital y posteriormente en soporte físico.
Esa misma semana, el sexteto volverá a la carretera para presentar en directo Mapas. Estas son, por el momento, las fechas confirmadas de su gira:
15 ABRIL – LUNA PARK – BUENOS AIRES, ARGENTINA
16 ABRIL – LUNA PARK – BUENOS AIRES, ARGENTINA
17 ABRIL – LA TRASTIENDA – BUENOS AIRES, ARGENTINA con Xoel López
6 MAYO – FESTIVAL SOS 4.8 – MURCIA
7 MAYO – MÁLAGA AUDITORIUM CLUB – MÁLAGA
10 MAYO – BIKINI – BARCELONA – (ENTRADAS AGOTADAS)
12 MAYO – RAZZMATAZZ – BARCELONA- (ENTRADAS AGOTADAS)
13 MAYO – SALA RAZZMATAZZ –BARCELONA – NUEVA FECHA!!! con No te va a Gustar
19 MAYO – INDUSTRIAL COPERA – GRANADA con No te va a Gustar
20 MAYO – FESTIVAL TERRITORIOS – SEVILLA
21 MAYO – PABELLÓN DE DEPORTES VISTALEGRE- CÓRDOBA con No te va a Gustar
18 JUNIO – DÍA DE LA MÚSICA HEINEKEN 2011- MADRID
24 JUNIO – CENTRO NIEMEYER – AVILÉS, ASTURIAS -con Xoel López y Eladio y los Seres Queridos
30 JUNIO – FESTIVAL VIGO TRANSFORMA – VIGO
8 JULIO – FESTIVAL BBK LIVE – BILBAO
22 JULIO – FESTIVAL LOW COST – BENIDORM
23 JULIO – FERIA DE JULIO – JARDINES DE VIVEROS – VALENCIA
4 AGOSTO – ARENAL SOUND FESTIVAL- BURRIANA, CASTELLÓN
El próximo 3 de mayo vamos a dejar 12 canciones metiditas en una cesta en la orilla del río. Un suave empujón y quedarán a merced de la corriente, dejándonos un vacío que gira hasta convertirse en una vorágine dentro de nosotros. El pobre recipiente de mimbre va a ser zarandeado, va a zozobrar, casi a volcar. Va a ser el juguete de los remolinos, va a subir y bajar sobre las ondas mientras escucha, provenientes de la ribera, griteríos y cantos de sirena, dejando atrás casas, intersecciones, islas de ciudad, mirillas y retrovisores.
Puede parecer cruel por nuestra parte, pero es justo lo que teníamos que hacer con la criatura: abandonarla. Dejarla a su suerte porque nosotros ya no le podemos dar más. Que pertenezca a otros, que la juzguen, que la ensanchen, que la muevan de acá para allá. Y que el torrente la convierta en lo que pudo ser y en lo que nunca quiso ser, en lo que nos hace grandes o miserables.
Y como queremos que apliquen su fuerza sobre ella todas las moléculas de la riada, la ponemos a disposición de los 4 vientos a través de un mecanismo que no podría tener un nombre más apropiado: “streaming”.
A punto de darnos la vuelta y dejar la orilla, convencidos de haber cambiado con éxito el fuego por palabras, nos daremos cuenta que no le hemos puesto nombre. Mapas, sugiere alguien. Mapas de lo que somos, trazos de nuestras conquistas, fracasos pasados o en presente continuo, colecciones de medallas y arañazos. Mapas que nos ponen delante otro mapa sin leyenda con el que avanzar, construir, o, tan solo, entender el presente.
Mapas también porque esas canciones son como planos que intentan representar una realidad inabarcable. Igual que un mapa, solo son una tosca proyección esquemática de un territorio personal, una reducción que es imperfecta y traicionera, pero que es la última esperanza para escapar de la soledad y la incomunicación más absolutas.
Mientras caminamos abandonando el cauce, intercambiaremos anécdotas sobre su nacimiento múltiple. Nos acordaremos de cómo sacó primero los pies y luego la cabeza. Primero en un recóndito lugar de Guipúzcoa, con todos nosotros empujando juntos en la misma habitación, como una parturienta que registra sus contracciones en una bobina magnética. Luego, en Madrid, salió la cabeza y le recortamos el pelo con unas tijeritas informáticas y le limpiamos las comisuras con un pañuelo digital, haciendo de la cirugía musical un acto gloriosamente anacrónico.
Justo cuando nos hayamos apartado lo suficiente como para que el rumor del agua esté a punto de desaparecer, desearemos en voz baja que, cuando el retoño llegue al final de su camino de baldosas amarillas, se acuerde de sus progenitores y nos envíe unas postales sin sellar. Para entonces ya estaremos eligiendo qué equipaje dejamos atrás y cuál cargamos en la espalda antes de iniciar el siguiente viaje… esta vez sin mapas.
fotos: Álvaro León.