Alguien está huyendo y llama desesperadamente a tu puerta para buscar cobijo, el golpeteo es cada vez más persuasivo y se arraiga cada vez más a tu mente, entonces empiezas a tener la certeza: va a comenzar la paranoia, el ambiente pesadillesco , lo onírico.
Así comienza el tercer disco de Vetusta Morla, La Deriva, con una canción del mismo nombre y del mismo espíritu que te deja desorientado pero lleno de fuerza a través de la poesía encerrada en esta letra que en la voz de Pucho se convierte en todo un discurso motivador.
Con un mayor interés en el ritmo este disco consagra aún más el sonido inequívoco de los madrileños pero deja entrever nuevos vestigios de luz que parece marcar un nuevo destino sonoro venidero. Sin embargo, la Deriva será recordado por aportar nuevos clásicos a sus directos y por resultar demasiado tedioso para quienes no sean fans fatal del grupo
Con Golpe Maestro seguimos con el ritmo de huida pero esta vez con un ambiente más eufórico y rabioso, volvemos a la oscuridad con La mosca en tu pared canción paranoica y lúgubre con un sonido expresionista que puede hacernos llegar a la psicosis.
El álbum sigue con dos canciones muy cinematográficas, Fuego de combustión lenta y Fiesta Mayor todo un western sonoro bailable.
Con Las Salas de Espera y Tour de Francia , el quinteto parece alejarse del estilo al que nos tienen acostumbrados sin mucho éxito ya que los temas no logran cristalizarse pero constituyen un paso necesario para el cambio de tercio que se augura está por venir.
Desde la primera escucha Cuarteles de invierno se vuelve en un indispensable del Larga Duración en el que saben conjugar la ternura con momentos poderosos, esta obra podría ser una canción pero también una exposición de fotografías por lo visual que es.
La Grieta y ¡Alto! Pueden desatar emociones y cantos en directo pero en una escucha personal alejada de lo eléctrico de la noche, los focos y la humanidad dejan totalmente indiferente.
Lo mismo sucede aunque en menor medida con Pirómanos que puede ser un autentico bombazo en directo pero en la versión de estudio deja destemplado, puede no congelarte pero desde luego tampoco enciende tus instintos incendiarios
El álbum se cierra con Una Sonata Fantasma que constituye realmente una nana que si no se es capaz de asimilar tantos niveles de dulzura y fragilidad puede resultar un verdadero horror soporífero.