Los barceloneses Vera Wenzel dan continuidad a su primer trabajo, Verbena, con este segundo disco que, 4 años después, ratifica todo lo que bien apuntaban en su estreno.

Su idioma sigue siendo el pop que puede volverse preciosista, Luna Rosa, intimista con ayuda de un notable teclado en Deberes y una reflexión interesantísima sobre el curso de una relación, las idas y venidas que nos narran en Fuegos Artificiales.  También encuentro recuerdos que se precipitan en Enciende las luces donde una petición puede volverse una súplica, un deseo de mirar por fin adelante.
 

La cosecha no es un disco hecho a a ligera, ni buscan la inmediatez. Es un trabajo maduro, con conciencia de perfeccionismo en cada canción que en manos de Vera Wenzel se convierten en universos propios, ajenas a distancias, tiempos y emociones bien medidas y proporcionadas.