Javier Urquijo y los músicos de lujo de los que se rodea y conforman "su gente" nos llevan a ese reino olvidado de las canciones de inmaculado acabado.
Un disco de reflexiones, de momentos con perspectivas y un sonido impecable con Jesús Redondo en los teclados como parte implicada e importante.
De los temas destaca la emotiva "Agua de lluvia" donde podemos oir la voz de Enrique Urquijo (grabada un mes antes de su fallecimiento) así como la guitarra del otro de los hermanos Urquijo, Álvaro.
Instrumentalmente se dejan oir armónicas o Pedal Steel que dan esa impronta algo americana en la mayoria de las composiciones.
Medios tiempos y buenas melodías como "todo lo que perdí" o "como un ciego" mezclan sensibilidad con ensoñaciones hechas canciones dentro de una forma de hacer música que recuerda desde luego a otros tiempos, otras décadas.