Chino decidió contarnos el secreto Para dormir cuando no estés, y se hizo un momento mágico en el que todos coreamos ese “tengo que romperme en mil pedazos otra vez” que continuó con el verbo en carne viva, la mujer elegida, esa tal Ana, que tiene 30 años y una vida un tanto complicada pero que da mucho juego en el escenario, hasta dar paso a El baile de los muertos. Llegó el momento de meterse al público en el bolsillo para el resto del concierto con esos guiños a Sevilla que tan controlados tienen, porque qué lejos queda la Feria de Abril y qué bien quedó esa adaptación en Tu saeta, ni pedir perdón ni nada, chapó por los baezanos que hicieron que todos botásemos eufóricos.
Ahora le tocaba lucirse a Juanca, el batería, y lo consiguió con el temazo de su anterior trabajo, Eres. Con Centro de atención lo hicieron bien no, lo siguiente, se explayaron y hubo hasta cambio de ritmos “improvisados” y es que el directo de Supersubmarina cada vez va mejorando más, se van notando los conciertos que llevan a cuestas. La cuestión de dignidad llegó al defender el tema Emperatriz que, bueno, a muchos no les convence, pero parece que en el escenario se hacen grandes con esta canción porque ni uno sólo de los allí presentes pudo parar de saltar y cantar.
Llegó el impulso Eléctrico que nos hizo recordar esas noches en las que no podemos dormir para acto seguido preguntarnos qué nos está pasando, encendiéndonos, apagándonos, con esas Hogueras entre cuerpos que a nosotros bien nos parecieron inmortales y que corearon al unísono el lalala final que obligó a Chino dejarnos a nuestro aire para acabar con un “¡Gracias, Sevilla, sois increíbles!”. Comenzaron los acordes de ese LN Granada, pero no sólo fueron capaces de cambiar el calendario lunar para vernos en Sevilla, sino también la letra de este temazo para informarnos de que las estrellas nos giraldan al pasar. Lógicamente fue todo un éxito.
Chino continuaba con su repertorio buscándose un sitio, encontrándonos un rato y abriendo los brazos para hacernos casi volar en El encuentro que había modificado a un estilo más acústico para la ocasión, lo cuál fue todo un éxito que la gente coreó con ese “Oeooo” del estribillo. Llegó el turno de la esperadísima fiesta de Kevin McAlister, con la que se hicieron gigantes en el escenario para continuar con Hermética.
Siguieron haciendo su particular tributo a la generación del XXI vaticinando que se abrirán puertas que nunca han estado abiertas, porque el camino equivocado ya llegó a su final, como indican en Niebla que fue precedida de unos segundos de su versión del Chas! que finalmente no llegaron a tocar, personalmente me hubiera gustado, pero parece que a la banda esa canción no le termina de convencer… Tras Cientocero llegaron unos minutos de descanso para recuperar fuerzas, tanto ellos como nosotros.
La vuelta comenzó relajada haciendo gala De las dudas infinitas y clara la evidencia de que, con este tema, la banda pone los pelitos de punta en cada concierto sin perder el tiempo ni decir ese lo siento sin motivo, sincerándose sobre el escenario porque nos habían metido en su bolsillo y estábamos entregados a lo que decidiesen. Los baezanos habían anunciado en las redes que iban a tocar todas y cada una de sus canciones, y así lo hicieron, ni si quiera faltó OCB, un tema nunca editado que les gusta recuperar en el directo, según confesó Chino.
Llegaba el final y la verdad es que estaban pletóricos, a pesar del resfriado, entonaron ese Supersubmarina, que yo no sé a los demás pero si te sirve de algo, Chino, a mí me hizo temblar, saltar y bailar. La promesa de desaparecer y finalizar este conciertazo llegó con Tecnicolor, pero aún nos quedaban algunas canciones por cantar y algunas galaxias por descubrir, y es que gracias a Elástica galáctica fuimos mentiras sinceras, cordura desatada e imprecisos sin fin que sí que pasaron a la acción con los primeros riffs de Puta Vida haciéndonos sentir como reyes del mundo. Y no es que diera la sensación, es que todo estaba En mis venas, salí de un concierto que sabía que me iba a gustar, porque siempre lo hacen, pero que no esperaba que me sorprendiera y así lo hicieron. Se les notan las tablas sobre el escenario y las ganas de comerse el mundo y aunque tocaron toooodas sus canciones, no me hubiera importado seguir allí escuchándolos un ratito más. ¡Muy grandes!