El pasado fin de semana tuve la suerte de acudir al festival IslaGo, que se celebra en Isla Cristina (Huelva). Digo que tuve la suerte porque es uno de esos festivales con encanto, en un lugar chulo y, de momento, nada masificado, por lo que tienes la oportunidad de disfrutar de la música más o menos de cerca.
La tarde del viernes comenzó con No me pises que llevo chanclas que congregaron a sus más adeptos fieles de la zona para corear al unísono sus hits noventeros con los que muchos hemos pasado veranos sin poder dejar de tararear. Fueron divertidos, qué digo divertidos, muy divertidos y el público se entregó desde el minuto uno a pesar del calor.
A los Chanclas les siguió de cerca y cumpliendo horarios El Capitán Cobarde y su banda. A pesar de haber sacado disco nuevo este año, Alberto nos regaló un concierto repleto de temazos de los de toda la vida que bailamos y disfrutamos como si fuera la primera vez que los escuchábamos. Como siempre un placer verle, capitán, oh, mi capitán.
Tras estas letras pegadizas tuvimos la suerte de ver nuevamente el directo de Mclan, las tablas de Tarque en el escenario son dignas de ver, todo sea dicho, lo que hizo que todo el allí presente le siguiera en las canciones y bailase o cantase a su antojo esos temas que todos hemos canturreado alguna vez, porque aunque tú no lo creas, te sabes muchas canciones de Mclan.
Y llegó el fin de la noche para nosotros con Antonio Orozco, qué podemos decir… fue salir al escenario y el público no dejó de seguirle en todas y cada una de sus letras. Porque Antonio es mucho Antonio…
El sábado hubo pequeños alteraciones con los horarios, ya que parecía que todo iba a empezar tempranito, a eso de las cuatro de la tarde, pero suponemos que por temas de calor la organización decidió atrasarlo a las 18.30 de la tarde.
Salvado el pequeño inconveniente comenzó la tarde con Astola, que yo no lo sabía, pero oigan, tiene un gran tirón, ya que llenaron aquello de parroquianos en un abrir y cerrar de ojos. Teniendo en cuenta que no se llegó a completar aforo en ningún momento del festival, creo que lo de Astola sorprendió.
Llegaba el turno de Los Perversos, una banda poco conocida pero muy divertida en directo, con temas propios y alguna versión que mola mucho y que inevitablemente hacen que, aunque no seas de los más atrevidos y bailes, sigas el ritmo con tus piernas o tu cabeza.
Y pisándose horarios, El Kanka comenzó su fiesta. Sí señoras y señores, porque lo de este hombre no se pueden llamar conciertos, son fiestas en las que se canta, baila y bebe con los amigos. Y se pasa un ratito la mar de bueno. Como pueden ver, a mí me ha ganado…
Antes de comenzar con Chambao, tuvo la oportunidad de subirse al escenario secundario un grupo local, Ánima 13, que congregó allí a sus seguidores y dio un concierto, para mí, diferente a todo lo que estoy acostumbrada a ver pero que sonó muy bien. Olé por ellos.
Llegó el comienzo de Chambao y la pequeña multitud se aglutinó en el escenario principal, la Mari salió al escenario y lo llenó, se notan los años que lleva haciendo esto. Y entonó muchos de sus temas conocidos y la gente los cantaba y la Mari se crecía sobre el escenario, porque tiene que ser muy bonito que canten todas tus canciones.
El Dúo Dinámico resaltaba con letras doradas en el cartel de esta edición de Islago. Manuel y Ramón a sus tanto y muchos años se presentaron bien arropados con una orquesta y apelando a nuestra nostalgia de niñez con inolvidables canciones que forman parte de la memoria colectiva nacional. Desde la inmensa Resistiré pasando por Lolita y hasta por el La, la, la que Masiel protagonizó pero cuya autoría reside en el propio Dúo Dinámico. Inolvidable.
La noche del sábado sería para los veteranos. El relevo fue para Rosendo y su inseparable guitarra. Desde su estilo sobrio cada canción es una lección magistral de rock y de riffs que deparaba para el final el desenlace con sus temas más conocidos: Maneras de vivir y Agradecido.
Celtas Cortos pusieron el broche final al ecléctico festival. Los de pucela también veteranos nos hicieron de nuevo bucear en nuestra memoria histórica apelando a nuestra sensible nostalgia con temas como 20 de Abril, Tranquilo Majete o la inconmensurable La senda del tiempo. A lomos de gaitas y flauta, las canciones con mensaje, la peculiar voz de Jesús y las veces que nos dejamos llevar por el ritmo del ska acabamos la jornada con ese magnífico sabor de boca, sabor celta.
FOTOGRAFÍAS: MARÍA PATRIGNANI E IRENE GARCÍA