Había escuchado muchas cosas buenas y algunas malas, pero salí encantada del espectáculo que ofreció, antes de echar a correr por ese escenario y dar sus saltos mortales nos deleitó con ese Alto, salto que tiene grabado con Luz Casal, pero que interpretó en solitario. Y aunque el tiempo ha ido pasando por Miguel Campello, no le podemos decir ese No te lo mereces lo que a ti te pasa porque él sí que se ha peleado durante toda su vida para estar donde se encuentra. Su voz inundó la sala con Espineta y así nos arregló el día con un Pájaro que vuela libre y que no se calla, como él.
Y llegó el momento de retomar esos temas que no pueden faltar en un concierto de El Bicho, porque aunque haya cambiado de identidad, se le sigue recordando y es un pasado musical que no va a poder dejar atrás porque su público lo demanda. Con los primeros acordes de Mamá Dolores y La bien pagá los asistentes comenzaron a soltarse con palmas y bailoteos flamencos que ya no faltaron en toda la noche. La verdad es que la noche estuvo muy animada.
Creo que de los pocos sueños que pueda tener, Campello hizo realidad alguno que otro con ese Parque Triana y esa Custom al completo cantando al unísono, un momento mágico. Luego nos contó La misma historia para continuar buscando Por los rincones y tenemos que agradecer que en esta vida le haya dado por cantar porque con Amanece nos metió a todos en su bolsillo. Y yo no sé la vida, pero el concierto se nos estaba pasando volando con Gallos de pelea y Caracol, la verdad es que la noche no era para arrepentirse de nada como bien demostró con Chatarrero.
Para seguir la noche desvió un rayo de luz hasta el público con Un camino para andar sin ir De rodillas, porque evidentemente no le hacía falta pedir perdón alguno. Todo estaba saliendo a pedir de boca y tiró pa'lante y pa'trás con ese De vivir en el que todos tratamos de seguirle el ritmo, aunque a algunos nos costaba más que a otros. Y no, no tiene sentido que lo entendiesemos sin oírlo por eso Pa ti sonó en toda la sala y lo dejamos cantar a su gusto y a su ritmo. Empezaba a anunciarse el final, pero faltabana algunas de las grandes, de las que no pueden faltar en sus conciertos. Así que en los bises nos volvimos locos saltando con Los rokipankis y nos desgañitamos con De los malos. Una gran noche, un gran concierto y una alegría haber podido asistir, tengo muy claro que si vuelve no me lo pierdo.
Fotos: María Patrignani