06/12/2009 Sevilla, Sala Q.
Que U.D.O. llegue a la ciudad siempre es un acontecimiento. Y en Sevilla volvió a ocurrir.
La banda de Udo Dirkschneider visitó la ciudad durante las giras de "Mastercutor" (2.007) y de "Mission Nº X" (2.006) y ahora volvía para presentarnos su nuevo "Dominator" que, si bien no es tan buen disco como los dos anteriores, sí que viene cargado de auténtico Metal y eso se notaría en los temas de este CD que cayeron durante el concierto.
Visita la galeria de fotos del concierto aquí: http://www.facebook.com/album.php?aid=161294&id=262493003786
De su primera visita a Sevilla tengo el recuerdo agridulce de haber sido la primera vez que los veía (con gran expectación por mi parte), pero además me queda en la memoria que el concierto no se desarrolló todo lo bien que debería. La sala de aquella ocasión era muy pequeña y estaba a reventar de público. Pese a ser en noviembre y hacer frío en la calle, hubo que despojarse de toda la ropa posible para intentar soportar el calor que hacía dentro del lugar. El escenario estaba muy bajo y era bastante pequeño, por lo que el grupo apenas tenía movilidad. En fin, toda una serie de despropósitos que hicieron que toda la buena voluntad y entrega del grupo se viera mermada por circunstancias ajenas a ellos y también a los fans (que fuimos, unos y otros, precisamente los que sufrimos los inconvenientes).
Después de aquello, pensé que a la banda no le quedarían muchas ganas de volver por aquí. Me equivoqué por completo, afortunadamente. Al año siguiente regresaron a la capital andaluza y el concierto se celebró en la Sala Q, mucho más capacitada y adaptada para este tipo de eventos. Y ahí se resarcieron de todo lo que no pudieron hacer en la vez anterior. ¡Ese sí que fue un concierto, sí señor! Ahora estaban de vuelta y me imaginaba que sería algo similar. De nuevo me volví a equivocar… afortunadamente otra vez. Porque este ha sido aún mejor, inmenso, inolvidable. De lo mejor que haya pasado por aquí en mucho tiempo.
Ya desde la larga cola para comprar entradas (los que no las tuvieran por anticipado) se preveía una gran noche, con mucho público y muchos metaleros de la vieja escuela. Abundaban las chupas de cuero, parches de bandas clásicas, cadenas y melenas por todos lados. Ya sólo faltaba que U.D.O. acompañase con buenos temas, y ¡vaya si lo hizo!
Cuando entramos en la Sala Q estaba comenzando la actuación de los teloneros que los alemanes llevarían entre el 29 de noviembre y el 19 de diciembre: los suizos Maxxwell.
La verdad es que no les presté demasiada atención. Estuve conversando con varios amigos con los que coincidí en el lugar y no puse mucho cuidado en estos chicos de Lucerne. No obstante, lo que les pude oír mientras andaba por la sala, era un Hard Rock bastante clásico y de espíritu ochenteno. Aunque no me sentí muy atraído por su show, sí que se podía ver a bastante público cerca del escenario. No sé si disfrutando de la música de estos Maxxwell, esperando a U.D.O., o ambas cosas.
Una vez acabados los teloneros y tras una espera de unos 40 minutos, que muchos emplearon en coger una buena posición, por fin llegó el momento deseado: el reencuentro con el sr. Dirkschneider y su banda.
Comenzó a sonar la intro del tema "The Bogeyman", que abre su último trabajo "Dominator". Esos momentos los aprovecharon para ascender al escenario, saludar al público enfervorecido que los estaba esperando y colocarse cada uno en su sitio, preparados para una noche inolvidable.
Como digo, "The Bogeyman" arrancó el concierto y se desató la locura. Supongo que no todos los asistentes conocerían este tema o no lo tendrían entre sus predilectos, pero la fuerza y la energía con que desataron la música era absolutamente contagiosa.
Para continuar, siguieron presentando su última obra, precisamente con el tema que da título a la misma "Dominator". Al igual que la anterior, esta canción siguió calentando al público que no paraba de gritar, saltar y levantar las manos cornudas como si de un auténtico clásico de la época de Accept se tratara. Estábamos volcados con la banda.
Es IMPRESIONANTE el vigor y el ardor que descargó Udo Dirkschneider en este directo. Un pequeño hombre de 57 años que se hizo gigante cuando dio rienda suelta a la prodigiosa voz que conserva después de más de 30 años de carrera. Creo que eso ya habla por sí solo.
Y llegó el momento de los clásicos. "Independence Day" cayó fulminante. Creo que en directo ganó respecto a lo que se puedo oír en el álbum. El enorme bajo de Fitty Wienhold se hacía fuerte desde el centro del escenario. Vestido de negro y con su larga melena rubia, se marcó un comienzo atronador.
La banda se estaba saliendo, aunque daba la impresión de que aún podían dar algo más. Les faltaba un punto de dinamismo sobre la tarima, que fueron cogiendo según transcurrían los minutos y las canciones.
Entre un corte y otro se encendían unas luces azules que daban una ambientación muy agradable, junto a la sobria bandera que decoraba el fondo del set con el logo del grupo.
Una breve parada para que público y grupo intercambiasen gestos de afecto dio paso a "I Don’t Wanna Be Like You", del disco "Objection Overruled" de Accept… ¡Toma ya! Estaba siendo una noche impresionante y sólo llevábamos 4 temas.
Tengo que decir que el sonido fue, probablemente, el mejor que recuerde haber oído en la Sala Q. Es obvio que en esto tenía mucho que ver el hecho de que el grupo se trajera su propia mesa de mezclas y su propio técnico de sonido. Esto lo agradecimos en particular los asistentes, que pudimos deleitarnos con la guitarra de un inmenso Igor Gianola que dio todo una lección de tocar música Heavy.
Continuaron con "Thunderball", del disco homónimo de 2.004. El pequeño frontman, enfundado en sus eternos pantalones militares y camisa negra, seguía dejando atónitos a propios y extraños con sus dotes vocales.
El setlist no dejaba un respiro. "Mission Nº X" me llegó a estremecer. Me encanta este tema y llegué a la eufória según los músicos bordaron la interpretación. En particular Igor y Stefan en sus punteos.
Lo mismo ocurrió con la siguiente "Vendetta", del magnífico "Mastercutor". Este tema algo más melódico, sirvió para que Igor dejara otro solo genial. La verdad es que se me agotan los adjetivos para calificar lo espléndido del espectáculo, y aún no se había llegado a la mitad del mismo. Ya sí que la banda estaba en pleno apogeo, interactuando con los espectadores, exigiéndonos coros y participación. La respuesta no creo que les dejara lugar a dudas: Sevilla adora a U.D.O.
Para dar un pequeño respiro en el curso del show y descansara la cabeza, sonó "In The Darkness" venido desde el disco debut de la banda, allá por el ’87. Aquí vuelvo a reiterar mi opinión sobre las dotes de Igor a la guitarra.
Sobre Francesco Jovino se puede decir lo mismo que sobre sus compañeros, que se marcó un conciertazo. La verdad es que en menos de una semana tuve la oportunidad de ver a bateristas como Daniel Erlandsson (de Arch Enemy), Max Kolesne (de Krisiun) o George Kollias (de Nile) y la comparación entre estos y Francesco iría precisamente en detrimento del percusionista de U.D.O. Pero no es menos cierto que los estilos son en todo punto distintos y que la comparación no podría hacerse en los mismos términos. Para el tipo de música tan clásicamente Heavy Metal de los alemanes, creo que el señor Jovino es toda una garantía. Así lo demostró en temas como la esperadísima "Princess Of The Dawn". Tema del mítico "Restless And Wild". Fue una locura desde que Igor hiciera sonar unas cuantas notas del estribillo, antes de empezar a tocarla realmente. Como si de un juego se tratara.
Udo aprovechó la predisposición de la gente a cantar el estribillo para pedir a los asistentes que lo repitieran hasta la saciedad en un bucle continuo, a la voz de "One more, uno más", por parte del vocalista. Admito que este tipo de "corales" no me hacen mucha gracia (con cualquier banda y en cualquier concierto) porque siempre me da la sensación de que me están tomando el pelo, pero reconozco que la mayoría se lo estaba pasando en grande con ello.
La gente no dejaba de alucinar con una selección de temas tan propicia como la que estaba sonando y con tan buen resultado a nivel interpretativo. Los gritos antes y después de los cortes arengaban al grupo para enganchar uno tras otro, sin apenas respiro. Así no se perdía la atmósfera y el ambiente tan fantástico de buena música que se estaba obteniendo. Más que un concierto era una conversación musical entre viejos amigos.
En este punto de la actuación, Fitty, Udo, Stefan y Francesco dejaron a Igor en solitario para que se marcase un solo de guitarra. Ni decir tiene que no estuvo nada mal, pero creo que rompió un poco el ritmo que se llevaba hasta el momento. La intensidad tan elevada se vio un tanto resentida, aunque así pudimos relajarnos un poco.
Tras estos minutos de asueto, el resto de la formación volvió a subir a las tablas para otro tema de Accept. Concretamente "X-T-C" de su disco "Eat The Heat" del ’89 y que, curiosamente, es el único álbum donde no cantó Udo Dirkschneider. Era un poco raro, pero ahí estaba e igual gozamos, sobre todo con Igor y Stefan.
Con "Infected" se volvió al presente. Este fue su single de adelanto de "Dominator" y, sin duda, su mejor corte. Creo que podría formar perfectamente parte de los clásicos de la banda. Las guitarras, excepcionales. De nuevo Igor se salío en el solo (como llevaba haciendo toda la noche), pero es que Stefan tampoco pasaba desapercibido. Los espectadores coreaban el tema como si se tratara de uno de los viejos temas de Accept. En fin, que todo iba sobre ruedas y con la quinta marcha puesta.
Como decía acerca de Stefan Kaufmann, el hecho de ser el segundo guitarra no le dio tanta cancha a la hora de lucirse. Pero su trabajo fue notable y se hizo indispensable a la hora de un buen resultado en directo. Creo que eso es indiscutible para cualquiera que presenciar el show. No en balde se trata del otro miembro de Accept en U.D.O. Además, también tuvo sus instantes de gloria cuando se marcó algún pequeño solo, como en "Mastercutor".
Tras otro breve respiro para hidratarse, le tocó el turno a "Living On A Frontline" (del "Faceless World"). Creo que esta fue la menos celebrada de toda la selección de temas. Ahora bien, ya les gustaría a muchos grupos que sus setlists fuesen acogidos la mitad de bien que este corte.
Así transcurría el concierto y cada uno a la suyo: Los espectadores a seguir alucinando con el gran concierto que se estaba dando en este rincón de Sevilla que es la Sala Q. Igor Gianola a sacar solos de su guitarra, a cuál más de agradecer. Fitty Wienhold a marcar una línea de bajo de muy correcta. Stefan Kaufmann con una buena guitarra rítmica, amén de sus pinitos en determinadas partes del recital. Y Udo seguía impresionante, con el micrófono agarrado a dos manos y ligeramente encorvado para sacar esa voz tan propia, aguda y legendaria.
No me he olvidado de Francesco Jovino, sino que en esta parte del espectáculo es cuando se aprovechó para dejarle todo el protagonismo en clave de solo de batería. Creo que no fue demasiado espectacular o complejo, pero sí fue del agrado de la mayoría de los reunidos porque usó unos ritmos muy divertidos, si me permitís la expresión. Fue un solo bastante dinámico y más musical que virtuoso. Stefan subió al escenario de nuevo para acompañar al baterista, aporreando un par de timbales. Los ritmos bastante marciales fueron animando a la gente para que, una vez subió el resto de la formación, descargar "Man And Machine", siendo acompañados en el estribillo por cientos de voces que gritaban eso de "Man and machine – the evil of a dream. It's a necessary cut of the production zone. Man and machine – it's a dissident team. And it's gonna be all over when a fuse is blown". Con tanta excitación no era de extrañar que un joven acabara por saltar al escenario para saludar a Udo antes de ser desalojado.
Este tema arrancaba el disco del mismo nombre, exactamente como el que lo proseguiría: "Mastercutor". Sólo lo llevan tocando un par de años, pero parece que fuera toda la vida. Sí diré que Stefan se vio algo más apurado que Igor para sacar el punteo, pero eso no tuvo siquiera relevancia.
Luego el "Animal House" que arrancó la carrera (bajo el nombre de U.D.O.) de estos germanos allá por el ’87. Recibida como si de maná del cielo por los más clásicos seguidores de la banda. Y esto me recuerda especialmente a un conocido metalero sevillano (David, antiguo dueño del bar rockero "El tunel de Triana") que es fanático de U.D.O. y Accept y que se encontraba en primera fila, justo en frente de su ídolo y que daba la impresión de que en cualquier momento saltaría al escenario para cantar con él los temas. Es todo un personaje este buen tipo.
Y si hasta ahora el concierto fue un gran espectáculo, ahora vendría realmente lo bueno. Si os digo que sonó "Metal Heart", pues supongo que os haréis buena idea de lo que se formó en la sala (sobre todo en las primera filas). Movimiento de cabelleras, moshing, manos en alto haciendo cuernos y cientos de voces coreando el título dentro del estribillo. Y la ejecución, por supuesto, sobresaliente.
Tras el himno de Accept, aprovecharon para hacer el típico mutis antes de volver a subir al escenario para los bises. Unos bises que arrancaron con la "Holy" de aquel disco del ’99 y que estuvo muy bien, pero que no fue más que la previa de lo que la gente realmente estaba esperando. Y que no era otra sino "Balls To The Wall". El resultado fue más o menos como "Metal Heart", sencillamente fascinante. Y a destacar del público el hecho de que hombres y mujeres de un enorme espectro de edades acabaran cantando lo de "You'll get your balls to the wall, man. Balls to the wall", todos a la vez.
Pero es que ahí no culminó el concierto, sino que se fueron a marchar por detrás del escenario para acabar volviendo entre ovaciones, gritos y aplausos y para marcarse "Burning" y "I’m a Rebel"; es decir, Accept en estado puro. En ese punto se instaló el delirio entre los seguidores de la banda y del headbanging se pasó al moshing y del movimiento se pasó a la agitación.
En fin, era para vivirlo.
Pero es que no acabó ahí la cosa, sino que Udo decidió hacerse el "cachondo" y preguntó al público si quería alguna más (ya lo hizo previo a las dos anteriores). Por supuesto, la respuesta fue una tajante afirmación por parte de todos. Y de este modo fue como el bueno Dirkschneider comenzó a tararear eso de "Ay di ay do, ay da. Ay di ay do, ay da…".
"Fast As A Shark" para la apoteosis final, el orgasmo musical, la locura de centenares de metaleros y hacer que la Sala Q tuviera una de las noches más gloriosas que recuerde.
Ahora sí se despidieron de verdad, porque era imposible que hubiese un mejor final que este. Se despidieron dando y recibiendo las gracias por una noche tan especial y con la promesa de volver a reencontrarnos muy pronto.
Por cierto, también quería decir que me gustó mucho el stant de merchandising de la banda, donde se podían encontrar CD’s tanto de U.D.O. como de Accept, vinilos, camisetas, posters y una cosa muy curiosa: era posible comprar un pendrive de 2Gb con la grabación del concierto que acabábamos de ver. Imagino que la grabación era de audio sólo, pero era un detalla muy interesante que seguro que agradecieron muchos.
FOTOGRAFIAS: Alberto Ferraris Ravé.