El segundo trabajo de los gaditanos, de Chiclana para más señas, nos depara más punk comprometido y salpicado de otras tendencias y estilos donde diversión y denuncia guardan un más que interesante equilibrio.
En esta ocasión tanto la Iglesia en el Coito Da Vinci como los norteamericanos en el K.O. Boeing 747 reciben lo suyo en forma de crítica feroz en lo que es el núcelo más duro del disco que, sin embargo, también aporta dosis de funk-fiesta con Niñato o la ¿autobiográfica? De Festi? vale donde quizás sean más reconocibles.
Brillan las apariciones de la sección de viento y los cambios de ritmo y voces en 10 canciones con las que recorrer de nuevo la península y Europa como excusa perfecta. 3 años de espera desde su debut que no han desaprovechado y con una ideosincrasia con la que prometen seguir dando guerra.