Se nos presentaba una noche muy apetecible en Almásera, que es donde se encuentra la sala Rock City. Particularmente tenía bastantes ganas de volver a ver a Toundra en concierto después del que nos ofrecieron en el tercer escenario del Festival Costa de Fuego de Benicásim, allá por agosto. Un espacio, este del tercer escenario, que se les quedó inmensamente pequeño por la afluencia de público y, también diría, que por nivel, ya que Toundra se merecían un escaparate de mayor categoría.
Podéis leer la crónica de aquel festival aquí:
http://www.musiqueando.com/content/view/4086/
http://www.musiqueando.com/content/view/4092/
Pues bien, ahora se podían dar el gusto de reivindicarse en un entorno mucho más propicio para ellos, con un buen número de seguidores que tal vez no colmaron el aforo de la Rock City, pero casi.
Antes del insigne cuarteto también pudimos deleitarnos con los locales Lehnmotiv. Una banda que no desentona en absoluto como acompañantes del excelso Rock que nos prometían Toundra. Lehnmotiv es un cuarteto que viene funcionando desde hace un lustro, produciendo un Post-Rock (…) con retazos más Indie que han dado como fruto la edición de un par de discos de estudio y muchos conciertos por España en este tiempo. Tengo que reconocer que no conozco sus temas, por lo que no sé exactamente cuáles fueron los que cayeron en esta noche de sus trabajos “Deja Senti” y “Huracanes Y Velas Rotas”. No obstante, sí puedo decir que el feeling con la concurrencia salido de los acordes durante la hora de actuación de estos cuatro chicos, fue fantástico. El personal que iba acumulándose progresivamente a la espera de los madrileños, tenía un aliciente añadido con la presencia de Álex (guitarra y voz), Jaime (guitarra), Carlos (bajo) y Miguel (batería) y su sonido Rock evolucionado que impregnaron la sala. Ya digo que no puedo precisar demasiado acerca del setlist, pero sí que caldearon sobradamente el ambiente en la fría noche invernal valenciana.
Unos minutos para la preparación del equipo separaron la actuación de Lehnmotiv de Toundra. Ciertamente estábamos un tanto impacientes y expectantes por ver cómo se manejarían los cuatro chavales con los nuevos temas de su reciente último disco “III” en directo. Se esperaba lo mejor de ellos y precisamente eso vinieron a dar. Tal vez para los que no conozcan a Toundra estas expectativas pueden parecer un tanto magnificadas, pero cualquier aficionado al Rock que los haya oído sabrá que hacen gala de una calidad que los encumbran como una de las bandas españolas actuales de más nivel en este género. Así, creo que el reconocimiento que reciben aún no se ajusta al potencial que desarrollan con su música en estudio y en directo. El caso es que no parece que estén muy obsesionados con lo de hacerse un grupo de masas ni nada de eso. De hecho, de esto y mucho más podréis leer las opiniones de la propia banda en una entrevista que pudimos hacerles y que estará a vuestra disposición en breve en esta misma web. Toundra disfrutan tocando, cercanos y próximos a fans y a todos aquellos que quieran pasarse a escucharlos. Se nota que es una banda que no especula en absoluto a la hora del directo. El arranque, sobrio en las formas, se produjo con la puesta en escena de las cuatro figuras sobre el escenario. Cada miembro ocupando su espacio y exentos de micrófonos porque, para quien no lo sepa, Toundra es una banda instrumental. Tal vez esa sea una de las razones por las que no han llegado a encumbrar su carrera con mayor popularidad. La mayoría de la gente (o al menos mucha) no se acostumbra a un grupo sin vocalista. Es una pena porque no saben lo que se pierden. “Ara Caeli” fue el arranque del show, al igual que el de su tercer Lp “III”. Un temazo que, en lo que respecta al disco, deja entrever que este se aproxima más al sonido de “I” que ser una continuación de “II”.
Desde el primer momento de la actuación de los madrileños, un público ecléctico vitoreó a estos muchachos. Unos espectadores que, por las pintas de unos y otros, se diría que fuesen aficionados a géneros diversos dentro de la gran matriz del Rock. No obstante, todos ellos con un único criterio en esta noche para disfrutar de más cortes como “Cielo Negro”. Un setlist más centrado en “III” (que al fin y al cabo estábamos en su gira de presentación), pero con los otros dos álbumes representados por canciones bien escogidas para hacer patente que en la evolución de la banda no se ha perdido un ápice de saber hacer. Como mencionaba antes, Toundra sólo cuenta con su música, lo que pasa es que aquí eso es mucho… muchísimo. Y más de uno sabréis que no exagero. Lo de la carencia de voz es una mera anécdota que casi se torna en obligado cuando se piensa en un cantante que pudiera distraer de estos sonidos que emanan de la banda cuando se ponen manos a la obra. Según dicen los expertos en estas cosas (…), Toundra son un grupo de Post-Rock. Yo, cuando me preguntan, simplemente recomiendo que, si eres aficionado al Rock, les escuches. Si te interesa los puedes encasillar, pero lo importante es, más allá de etiquetas, son esas melodías cautivadoras que ascienden a lo largo de la canción y te enganchan hasta que se han agotados las notas. La base rítmica no es para nada la típica que marca el tiempo y poco más, pudiendo pasar hasta desapercibida. Desde luego que no. Los cuatro chicos de Toundra se hacen valer cada uno en su espacio con el mayor de los derechos. Por supuesto, también Álex que impone los ritmos con una batería que progresa y hace fluir los temas en todo su recorrido. Así desde el principio de su historia, con “Bajamar” (primer tema del primer disco) que apareció para terminar de adecuar el ambiente a los intereses musicales de la banda. Luego Alberto, al frente de la formación, ocupando el espacio central del escenario; bajo al ristre. Tal vez su labor se antoje la más discreta en temas como “Marte (Mars)”, que mantuvo presente a “III”. Pero el sonido de Toundra necesita un gran bajo para mantener la estructura de los temas y hacer el puente entre la base de la batería y el revestido que les da las cuerdas de guitarra. Para la mitad del espectáculo nos trasladaron a “Bizancio” a través de “II”. Aunque las reminiscencias orientales que se aprecian en el disco fuesen algo menos evidentes, la esencia musical de este temazo bullía desde las guitarras de Víctor y Esteban. Cada uno a un extremo de la tarima, aunque en actitudes dispares. Víctor parecía más calmado y centrado en los acordes. Esteban totalmente entregado al directo, desbordante de riffs, furia musical… y sudor. Así podía verse encorvándose hacia atrás en equilibrios inestables mientras no paraba de tocar o desapareciendo y reapareciendo detrás de un cartel promocional de Jagermeister que se erguía en un lateral del escenario. La propuesta escénica era francamente sobria, pero eso no quería decir que visualmente no tuviera fuerza. La garra y la energía desbordantes de la banda resultaban muy contagiosas para los espectadores. Estaba claro que no venían a especular; era un todo o nada, aunque de apuesta (casi, casi) segura. Con lo vivido hasta ahora creo que ya era suficiente como para considerar que había valido la pena el desplazarse hasta la Rock City. No obstante, el setlist continuaba con su itinerario a través de la discografía de los madrileños con “Medusa”. En los mismos términos que lo que ya llevábamos asimilado, con Álex, Víctor y Alberto dando buena cuenta de su maestría y, con Esteban, tal vez algo más. Porque insistía en sus movimientos compulsivos, giros y ademanes para enfatizar los momentos estelares de cortes sublimes. Los temas de Toundra coinciden en general cada uno como tránsitos sonoros hacia parajes muy evocadores. Coincidentes pero particulares, diversos y manteniéndose en esa armonía que supone conseguir un sonido propio de la banda pero diferente para cada canción. Con un público volcado y que ya se comunicaba directamente con el grupo, intercambiando algún que otro parecer o haciendo incluso alguna petición, se enfiló hacia la última tanda de la velada. “Magreb” y “Zanzíbar” representaron al disco “II” para que continuaran luciéndolo. La banda también se vio acompañada por un quinto miembro “oficioso” de Toundra sobre el escenario. Era Juan, un colaborador habitual que ha participado en la producción de sus discos y que les acompaña para hacerles “el trabajo sucio” en los directos. Básicamente encargarse del teclado, sámplers y otros instrumentos que hacen presencia puntual en los distintos cortes. En los de “II” se hace un poco más patente su trabajo cuando suenan las reminiscencias orientales que acompañan las armonías en vivo. Las postrimerías del concierto corrieron a cuenta de “Espirita” y así rematar con el disco nuevo. Por supuesto todo continuó siendo tan bueno como lo había sido durante la hora y pico anterior y la gente reunida se veía con la misma hambre de música. Por lo visto, nueve temas (más bien largos) no eran suficientes para saciar a una concurrencia ávida del Rock de los madrileños. Y con su tiempo finiquitado, aún quisieron (ante la petición reiterada del público) reenchufar los instrumentos para marcarse un último tema. Un Top-10 que representaba prácticamente la mitad de su discografía. Todo un lujo. Por cierto, como curiosidad, decir que en su stand de merchandising ofertaban discos, vinilos y camisetas de varios modelos. Pues bien, de algunos de los artículos vendieron todas las unidades que habían llevado. Así que, para quienes opinan que la industria de la música está muerta, decirles que, si las cosas se hacen bien, aún existe solución. Nos vemos en la próxima. Salud!