Han pasado casi 40 años desde que aquella maravilla titulada Closing Time viera la luz. Cuatro décadas ya de música, excesos (aunque sean ya un simple recuerdo de juventud), apariciones fílmicas incluso… pero esto parece no ser suficiente para Tom Waits, un genio que a sus 61 años saca nuevo disco y demuestra que está totalmente en forma y puede hacer lo que quiera cuando quiera, que el resultado será espléndido.
Parece increíble, pero en Bad as me Tom Waits consigue reivindicarse aun más como el grandísimo músico que es, tanto compositiva como interpretativamente, y, en un disco de canciones que podríamos calificar como inmediatas hace un repaso de lo que ha sido toda su carrera sin resultar por ello repetitivo ni falto de originalidad. Un repaso tan brillante que este disco podría ser un punto y final perfecto a toda su carrera si él quisiera, aunque esperemos que no sea así.
¿Por qué me refiero a las canciones de este disco como inmediatas? En primer lugar porque son temas cortos. De 13 temas (parecen muchos pero os aseguro que ninguno da la impresión de estar ahí por rellenar) sólo tres superan los cuatro minutos; y de esos, solamente uno llega a los cuatro y medio.
En segundo lugar cuando escuchas el disco da esa impresión, simplemente eso. Más que canciones parecen ideas, pero no por ello se muestran inconclusas o poco trabajadas, ni mucho menos. Todo es como debería ser.
Sobre las canciones en sí, nos vamos a encontrar de todo. Por destacar alguna podríamos nombrar la poderosísima Bad as me, que da nombre al disco. Satisfied va en la misma dirección, imprimiendo mucha fuerza, lo cual queda más remarcado al tratarse del tema más largo del disco. No es que resulte pesado, pero sí que choca un poco con la longitud del resto de temas. Aun así encaja perfectamente con el resto del disco.
En el lado contrario tenemos la sorprendente Talking at the same time, un tema más pausado y donde Waits demuestra una delicadeza increíble en la voz interpretándola en falsete. Kiss me recuerda a los primeros discos de Tom Waits, que la interpreta con un voz muy expresiva, al igual que Last leaf, donde el trabajo de las guitarras, excepcional, se complementa perfectamente con los instrumentos que van entrando de fondo y acolchando el tema. El trabajo de Waits a las voces en este tema (y en el disco en general) es buenísimo y cuando dobla la voz, el resultado es sobrecogedor.
Sería un pecado no destacar Pay me, otro tema lento pero no uno más. Es una maravilla, una de esas canciones que consiguen emocionar de verdad. Una instrumentación perfecta, una interpretación vocal a la que no se puede poner objeción ninguna… con un aire a canción de cuna precioso, solamente por este tema el disco merece la pena.
Hacia el final tenemos la ruidosa (no en el mal sentido, sino al estilo Tom Waits) Hell broke Luce, penúltimo tema que da paso a New year’s eve, la cual tiene un cierto toque nostálgico navideño muy bonito, un broche de oro para un disco redondo.
Con este álbum, de compra obligada, queda demostrado que Tom Waits tiene cuerda para rato. Si tenemos suerte y pasa de gira por España es obvio que será un concierto al que habrá que ir sí o sí (lo cual sería así aunque fuera un disco malo, ya que el resto de su discografía da para mucho). Y si no pasa por aquí… ¡habrá que intentar ir a donde él vaya!