30 Abril, Sala Custom (Sevilla)
La nueva puesta en escena de Loquillo resulta una vuelta a su esencia, a sus inicios, esos que tanto se le ha reclamado por parte de sus más antiguos seguidores. Y para tal aventura se ha rodeado de Nu Niles, una banda de sonido y estética rocker. Impecables.
Loquillo es un tipo listo. Aunque haya orientado su trabajo hacia sonidos y letras de otro corte más sofísticado con este Código Rocker que nos presentó ante una abarrotada Sala Custom que por momentos parecía ser la Sauna Custom el «Loco» no da un paso atrás sino un paso al lado. Un oasis musical donde rescatar varias de sus piezas más reconocibles e inmediatas que se antojaban de difícil aparición en otros formatos y repertorios.
Por eso los rockers (entre los que voy a incluirme más por vocación que por estética) celebramos esa revisión de Channel, Cocaína y Dom Perignon y nos volvimos locos al cantar al unísono aquello de que que para ser feliz Quiero un camión.
Loquillo supo darle su sitio a la banda. Experto sobre el escenario sabe cuándo acaparar los focos y cuando ceder el protagonismo a unos músicos que encajaban con la ideosincrasia y filosofía de un concierto donde nos reafirmaban con temas como eres un rocker.
Además de desgranar el disco creado para la ocasión pudimos disfrutar por sorpresa de otro de los clásicos de Loquillo hacia el final del concierto con Esto no es Hawai (que wai) en una noche donde las chupas de cuero por el calor reinante eran más apropiadas como tatuaje que como atuendo rocker. ¡Larga vida a los Rockers!