Fernando Alfaro
Sala X, Sevilla
Fotos: Lidia de Dios
Año 1991 . El que esto escribe apuraba sus tardes entre bocatas de chorizo y partidos de baloncesto en su pueblo asturiano, Cangas del Narcea. Mietras, en Albacete, los Surfin’ Bichos editaban su segundo disco con canciones como Rifle de repetición.
1997. Madrid, Malasaña, la Universidad. En ese mismo Madrid donde yo estudiaba tenía lugar la trama de Abre los ojos, segunda película del entonces “niño prodigio” del cine español, Alejandro Amenábar. En la película, en una escena que discurría en un bar, sonaba de fondo El detonador EMX-3, de Chucho, el grupo con el que Alfaro había dado continuidad a su carrera.
2011 – Aquellas largas, mágicas noches en Oviedo, de bar en bar, pinchando o bailando, no era raro escuchar Camisa hawaiana de fuerza, tema de “La vida es extraña y rara”, su primer disco firmado en solitario.
2015 – Los derroteros de la vida me llevan a bailar Velero, single del último disco de Fernando Alfaro en la sevillana Sala X, asomándose al río Guadalquivir. Quien me lo iba a decir en aquel lejano 1991…
Como veis, con Fernando Alfaro no es una frase hecha decir que lleva acompañándome toda la vida. Y esas canciones citadas sonaron el pasado viernes en su concierto en Sevilla, repaso a 25 años de carrera, a 25 años de nuestras vidas.
Con una de las carreras más longevas y respetables de la música independiente española, el de Albacete vive una segunda juventud, mejor dicho, vive su mejor juventud a estas alturas de su trayectoria. Lejos de acomodarse en la nostalgia y los “good old times”, fue “Saint Malo”, su último disco, la columna vertebral del concierto, pues fueron hasta 11 las canciones del mismo que sonaron.
Entre medias, construyendo un setlist con precisión de cirujano (patafísico), la calma de la inicial Extintor de infiernos, una catárquica Mi hermano carnal a las primeras de cambio, para alborozo de algunos veteranos fans de Surfin´Bichos situados en primera fila. Disparamos el Rifle de repetición, nos pusimos la Camisa hawaina de fuerza, nos fuimos a por Comida china y subfusiles y cerramos la noche por todo lo alto, con ese Fuerte que, por muchos años que pasen (y ya han pasado muchos) sigue siendo una canción inmensa, eterna, en la que no puedo evitar recordar lugares, historias, gente con la que tantas veces la he compartido, cantado y bailado. Como guiño a Sevilla, introdujo en el setlist (y nunca mejor dicho, pues aparecía escrita a mano a última hora en los papeles) No puedo más contigo, su contribución a “Mutanciones”, el disco homenaje a Niños Mutantes.
No desmerecieron las nuevas a los grandes clásicos, desde los aires electrónicos de Velero al pop desenfadado de Pijama de fantasma, la muy “surfin’” La luna aplastada o esa Saariselkä Stroll donde vuelve a dejar claro que no tiene rival a la hora de encajar palabras imposibles en una canción: ¿o quién más podría hacer que saliésemos de la sala repitiendo una y otra vez “cucurbitácea”? Puro Alfaro.
Como dice en una de sus nuevas canciones, Bonita fiesta, ¿verdad? (guiño a la película “El Resplandor”). Pues muy bonita, sí señor. Y las que nos quedan, pues lo mejor de nuestra vida aún está por ocurrir….