Unas veces, uno acude a un concierto de manera que sabe que va a ver, a escuchar, pues lo lleva haciendo hace un tiempo, pero otras, es la primera vez que eso sucede. Rodeado de gente conocida como Juan Aguirre (Amaral), J (Los Planetas) o Antonio Carmona; de una sala llena como hacía tiempo no se veía; gente de aquí y de allá; más o menos mayores; diferentes generaciones unidas por los únicos.
Un primer envite con Antonio Arias (Lagartija Nick) con recuerdos a ese 'indie' granadino, como si fuera la música de fondo de la fallida Vicky, Cristina, Barcelona pero que tan buenos resultados nos ha dado, un principio sencillo pero elocuaz y con recuerdos, como iba a ser la noche.
Poco tiempo pasó de uno a otro y 'los únicos' se presentaron en el primer concierto de la gira española que llegaría a Burgos y Bilbao posteriormente trás su primera comparecencia por estas tierras en el pasado LemonPop. Combinación de sus tres primeros discos y de su último (otoñal será) tras veinte años como desaparecidos, reconocimiento a su trayectoria, a ser más actuales que nunca, a ser más cualitativos que antes, al reconocimiento de un neófito como yo y próxima devoción.
Hijos del punk setentero aunque ellos mismos se consideran de la nueva ola de aquellas fechas. No es difícil encontrar como grupos posteriores han mamado de ellos, aunque sea puntual y para mi gusto, The Stone Roses 'Me and My Shadow', Guns N Roses o sus contemporáneos Ramones, The Clash, incluso Police o los mismos Rolling. Es inevitable pero eso mismo da idea de sus sensaciones, sus emociones, sus lágrimas, sus drogas…
Y ahí estaba Peter Perrett, lacónico, decadente pero totalmente mágico, 'Another Girl, Another Planet' (un recuerdo a Seine), tan reales como antaño, fuera de listas y rabietas a modo de pose como sus coetáneos; una guitarra espectacular y melódica con tintes de Hendrix o más actualmente John Squire, bien llevada por John Perry, que nos enmudecía para escucharle, para sentirle, para llevarnos a aquella época, con ganas de haberla vivido, donde todo explotaba y crecía bajo un caos ordenado de millones de sensaciones 'Breaking Down', recuerdos de los Doors, bien apoyados por su bajo Alan Mair, referencia de buen gusto y sentimiento a flor de piel y la fuerza contundente de la batería Mike Kelley sacado, bien podría ser, de los Who, componiendo un cuarteto explosivo a nivel emocional, con momentos de subida 'City Fun' y de bajada 'No Peace for Wicked', romanticismo aunque no lo parezca, poesía y lírica.
Un ejemplo de como las cosas bien hechas siempre perduran, de tiempos pasados siempre fueron mejores, un disco tremendo que les da nombre, un himno para no olvidar, una época sublime de nuevos comienzos musicales, unos bises que nos dejaron con ganas de más, de que todo había ido bien…una de esas noches uno sale sin saber que se va a encontrar y descubre, prueba algo nuevo…The Only Ones