Desde 2013 con su “Marriage a Mendoza” llevábamos esperando un nuevo trabajo de Herman Dune, la banda del francés David Ivar. Su nuevo trabajo, Sweet Thursday, es fruto de una larga parada en su camino y también del paisaje concreto que ha escogido para detenerse. Quizá ha tenido que apartarse de escenarios y giras durante todo este tiempo para volver a escribir y además hacerlo en un entorno que le ha servido de cobijo y de inspiración (el sur de California). Y es que “Sweet Thursday” es el canto de un trotamundos que por fin ha encontrado su hogar.
Si repasamos los antecedentes de la banda, debemos recordar que Europa vivió un idilio con ellos a principios de los 2000. Su estilo, denominado por muchos como “anti-folk” y muy relacionado con un pop lo-fi al estilo de Jonathan Richman o Daniel Johnston o incluso Hefner,con los que tanto se les ha comparado, se ganó los corazones de pública y crítica.
Lo hemos podido disfrutar girando por el continente y estrenando trabajos con regularidad durante más de una década: Turn Off the Light en 2000, They Go to the Woods en 2001, Switzerland Heritage en 2001, The Whys and the Hows of Herman Düne & Cerberus Shoal en 2002, Mas Cambios en 2003, Mash Concrete Metal Mushroom en 2003, Not on Top en 2005, Giant en 2006, Next Year in Zion en 2008, Strange Moosic en 2011, y el último de la banda como tal, Mariage á Mendoza en 2013.
En algún momento decidió abandonar la marca Herman Dune para rodar como Black Yaya (una especie de alter ego artístico), ofreciendo conciertos con una gran calidad artística en pequeñas salas pero que sin duda estaban muy alejados de su éxito inicial (de hecho lo pudimos ver en la primera década de los 2.000 en muchos de los más grandes festivales españoles).
Primavera Sound 2009 (imagen: probador.antville.org)
Durante todo este tiempo no ha dudado en desarrollar otras formas de expresión artística, siendo frecuente que organizara exposiciones con sus ilustraciones, pobladas de amables monstruos peludos como el que pudimos ver en la carretera junto con John Hamm (el inconfundible Don Draper de Mad Men), en el vídeo de “Tell me something I don’t know”, del álbum Strange Moosic; o saltando alegremente entre niños en el de “I wish that I could see you son” de Giant (que sonó en el esperado spot veraniego de esa firma de cerveza).
Los tiernos dibujitos, tan naif, de David Ivar, nos recuerdan que nuestros músicos tienen más facetas de las que les presuponemos. En este caso los seguidores en redes del músico pudieron ver a un hombre que hacía las maletas, ponía en alquiler su piso parisino y se dedicaba durante varios meses a esto y lo otro entre tiendas de discos y cafés. Y es que los músicos al final tienen una vida y unas aficiones más -y también menos- artísticas.
Del mismo modo que Brian May es doctor en física, Lemmy Kilmister un gran aficionado al juego o Alice Cooper encuentra la paz en los campos de golf, David Ivar nunca ha dejado de lado su afición por el dibujo (con ese mismo toque lo-fi que tan características ha hecho a sus canciones). De hecho, llegó a colaborar con una firma francesa de ropa infantil, Petit Bateau, prestando sus diseños para ilustrar pequeñas y delicadas prendas.
Suponemos que todos estos años habrán supuesto un continuo ir y venir para David Ivar, siempre a mitad camino entre su Francia natal y sus Estados Unidos adoptivos. Por tanto, el lapso de tiempo antes de Sweet Thursday ha supuesto un cambio en sus ritmos y quizá mucho más que eso.
Si con sus anteriores trabajos pudimos disfrutar de grandes canciones de desamor, amor en la distancia y angustias generacionales; en Sweet Thursday encontramos un canto a la tranquilidad de encontrar un nuevo hogar después de mucho trotar por el mundo. El disco se ha ido lanzando con cuentagotas, dejándonos descubrir poco a poco de los vídeos en los que cuenta con Brett Sullivan, de American Anymen.
En este nuevo lanzamiento podemos volver a disfrutar de la voz tan particular de David Ivar y su capacidad para hacer mucho con muy poco, consiguiendo que todas las canciones suenen 100% Herman Dune sin repetirse, reflejando una evolución o quizá un distinto estado de ánimo.
Tras tocar en pequeños locales cercanos a su nueva residencia durante meses, las canciones y sus vídeos están ahora disponibles en su web. La palabra “blues” aparece en varios de los títulos de las nuevas canciones, reflejo quizá de un hastío o tristeza generalizado que sin duda el buen hacer como letrista, vocalista y músico de Ivar van a conseguir transformar en bocados dulces, aunque más adultos de lo que nos tiene acostumbrados. Nos alegramos de su regreso.