Sevilla, 14 de julio. La Plaza de España, engalanada por las luces del Icónica Santalucía Sevilla Fest, se transformó anoche en un auténtico santuario del pop. En el cierre de esta edición del festival, Kylie Minogue —estrella eterna, icono global y reina del dance pop— ofreció un concierto absolutamente extraordinario que convirtió a más de 12.000 almas entregadas en una sola voz, un solo ritmo, una misma emoción.
Con más de tres décadas de carrera a sus espaldas, y un magnetismo que no entiende de generaciones ni de modas, Kylie no solo firmó uno de los momentos más memorables del verano sevillano, sino que reafirmó su estatus como supernova incandescente del pop internacional. Un fenómeno escénico que, lejos de apagarse, sigue iluminando con más fuerza que nunca.
La australiana irrumpió en el escenario puntual, a las 22.30 horas, como un torbellino de energía con “Lights, Camera, Action”, dejando claro desde el primer segundo que no venía a dar un paseo nostálgico, sino a reinventar la fiesta. Vestida con una estética entre retrofuturista y disco galáctica, Kylie desplegó un setlist electrizante que abarcó desde himnos de los 80 como “The Loco-Motion” hasta temas recientes como “Tension” o el ya viral “Padam Padam”.
Desde el principio, su sensualidad, carisma y magnetismo escénico marcaron el ritmo de la noche. Pero si algo impactó tanto como su voz y su entrega fue el despliegue de vestuario, digno de una pasarela de alta costura. Hasta siete cambios de ropa —cada uno más espectacular que el anterior— transformaron a Kylie en una diosa pop camaleónica: monos brillantes, vestidos con transparencias, tonos negros o rojos y lentejuelas que atrapaban la atención de su público. Una puesta en escena visual que combinó elegancia, provocación y glamour a raudales.
El arranque fue imparable. “In Your Eyes” y “Get Outta My Way” retumbaron con fuerza en un escenario que parecía más un universo paralelo iluminado por una enorme bola de discoteca flotante. Cada beat era una llamada al movimiento. La audiencia —de todas las edades, pero unida por la pasión noventera— respondió como si se tratara de una gran coreografía invisible.
Pero Kylie no solo canta y baila: conquista. A lo largo del concierto no faltaron saludos en un simpático español —»¡Hola Sevilla!», «¡Estoy feliz de estar aquí!», «¡Gracias por esperarme!»—, sonrisas constantes y gestos de complicidad que hicieron que el público se sintiera parte de algo único. Con más de 80 millones de discos vendidos, y siendo la primera artista femenina en debutar en el número 1 de las listas británicas en cinco décadas consecutivas, Kylie volvió a demostrar por qué es leyenda viva.

El momento más íntimo de la noche llegó con “Say Something”, interpretado con guitarra en mano y bajo una atmósfera mágica. El resto del show fue una oda al ritmo desenfrenado. El mixtape con “Supernova”, “Real Groove”, “Magic” y “Where Does The DJ Go?” convirtió la Plaza de España en la mejor discoteca al aire libre de Europa.
Antes de la recta final, cuando el concierto ya era un torbellino de emociones y el ambiente seguía creciendo en intensidad, llegó uno de los momentos de mayor alegría colectiva, bajos los acordes de, tama “Slow”. Lejos de ser solo una canción, “Slow” es una declaración de estilo, sensualidad y sofisticación sonora.
Lanzada en 2003 como primer single del álbum Body Language, marcó un punto de inflexión en la carrera de Kylie. Su sonido electrónico minimalista, elegante y casi hipnótico, se alejaba del pop explosivo que había definido su etapa anterior, y mostraba a una artista capaz de reinventarse con sutileza y profundidad. En Sevilla, esa atmósfera íntima y magnética se apoderó por completo de la Plaza de España, generando un instante de comunión absoluta entre la diva y su público.
Y cuando parecía que el clímax había llegado, la orquesta siguió sonando con fuerza mientras Kylie desaparecía fugazmente entre bastidores. Entonces, tras segundos de suspense, regresó al escenario radiante y deslumbrante con nuevo look para entregar una recta final inolvidable: “Tension”, “Can’t Get You Out of My Head” y el ya himno intergeneracional “Padam Padam” desataron la locura colectiva.
La fiesta no paró. “All My Lovers” fue un canto a la conexión con sus fans, y “Love at First Sight” cerró, a las 00.15 horas, con un estallido de luces, emoción y nostalgia una noche que quedará en la memoria colectiva de todos los presentes.
Aunque en junio tuvo que cancelar varias fechas por laringitis, en Sevilla no hubo ni rastro de debilidad. Kylie fue fuerza, elegancia, sensualidad y simpatía. Con su nueva etapa electrónica y una puesta en escena impecable, demuestra que sigue a la vanguardia sin perder su esencia.
Con este concierto, el Icónica Santalucía Sevilla Fest se despide a lo grande. Una noche para la historia, con una artista única que sigue redefiniendo lo que significa ser una estrella del pop.
Esperamos con ilusión volver a ver a Kylie Minogue en Sevilla en 2026… y que el Icónica Santalucía Fest regrese con más fuerza que nunca, tras superar este año los 277.000 asistentes entre todos sus conciertos, para reglarnos más noches inolvidables el año que viene.