Teatro Alameda – 16 Abril 2011, Sevilla.
Demasiado bestias para ser poperos. Demasiado suaves para rockeros. Demasiado crudos para ser cuentacuentos o demasiado románticos como para no serlo.
Demasiado, al fin y al cabo.
Este grupo catalán que empezó cantando en inglés allá por el 98 en sus primeros y casi hardcore obras ha ido evolucionando como de pocos grupos podemos decir hasta llegar a ser poseedores de uno de los estilos más propios e innovadores de toda nuestra escena musical actual.
Ya hace años empezaron a dar muestras de esa tendencia suya de no quedarse quietos y a dejar claro que no iban a pasar desapercibidos cuando cambiaron del inglés al castellano y mezclaron sus duros ritmos con armonías más pausadas y con otras casi de cámara a veces. Cuando sus guiños a una realista poesía de sueños empezaron por rozar sus temas hasta terminar por adueñarse de ellos. Temas muy elaborados se enlazan con otros que por simples rozan la genialidad. Un silbido agudo, una ingenua voz de niño, un desgarrado grito o dos acordes bien acordados pueden llegar a ser cantos que no dejen de sonar en la cabeza de quien se atreva a escucharlo.
Y todo eso fue lo que vivimos el pasado 16 de Abril, en el Teatro Alameda y dentro del festival South Pop que allí se celebra anualmente. En directo vimos como en un caluroso sábado noche, la vida puede ser domingo.
Temas de su exitoso y aclamado por algunos como el mejor álbum de la década, Vivalaguerra y canciones de su Standstill se mezclaron con Adelante Bonaparte, culmen por el momento de lo que es la experimentación y la falta de miedo a la hora de crear.
Fuera de artificios, con una naturalidad y desparpajo propios de los que creen en lo que hacen, de aquellos que disfrutan de no encajar en estereotipos, de ir a compás o a descompás de modas, qué más da. De decir lo que les da la gana y como les da la gana, sin dejar, por qué no, de sonreír, susurrar y gritar diciéndolo.
Adelante Bonaparte a guitarra española se fundía con los fiesteros acordes con que subieron a la gente que coreaba Por qué me llamas a estas horas. 1, 2, 3 Sale el Sol terminaba cuando de fondo suena la voz grabada y dulce de ese niño que canturrea Hombre Araña. , Poema n.3 queda fundido en el abrazo de Cuando ella toca el piano… Feliz en tu día, Bonaparte. Y, me estoy inventando el orden, y espero que no les importe, porque para ver el orden real está la foto del listado de temas.
Pero para las sensaciones no hay orden, para las sensaciones hay recuerdos que no tienen por qué no fundirse ni mezclarse unos con otros, que no tienen siquiera que ser reales, porque si algo es verdad es que la magia existe y que Standstill la tiene.
Han creado un último disco rebosante de ella, una “fábula circular” como un buen amigo me lo denominó un día. Un disco que sorprende de principio a fin, que abre y cierra como la vida misma, que con un par de punteos y palabras cambiadas te puede llevar a un oscuro o a un luminoso lugar, dependiendo sólo de lo que te venga y de cómo lo bailes.
Una nueva puerta se ha abierto y se ha abierto de una forma tan espectacular que ya no va a ser fácil sorprenderse con lo que venga detrás. Tampoco debe ser fácil crear tantas emociones y tantas ganas de más. Es maravilloso que haya quien lo consiga y que nosotros lo podamos disfrutar. Una obra sin fecha de caducidad.
Una Canción sin fin. Noche de estrellas. Y un rato en el jardín