Resulta muy difícil hablar de una banda tributo. Aún más difícil resulta comentar algo relacionado con The Rolling Stones pero por un disco como el que ha ido a parar a mis manos merece la pena correr el riesgo de caer en los muchos clichés que sobrevienen al hablar de la ya mítica banda británica.
Así que comenzaré por lo más evidente, la portada. Una foto de lo más erótica de Chiqui Martí simboliza y sintetiza en gran medida un espíritu stone, todo un acierto de elección.
Continuaré por la propia banda, los Smoking Stones que de forma similar como ocurre con Los Escarabajos y su tributo a The Beatles, cuenta con toda clase de parabienes demostrando una ejecución realmente aproximada de los temas originales así como una aproximación en el registro vocal de Sergio Ortiz más que notable.
El repertorio escogido no se limita a un grandes éxitos sino que en 18 temas que compone el disco encontramos lo esperado y otras joyitas de la extensa discografía de la banda a la que se le rinde tributo menos habituales como son Memory Hotel o Faraway eyes.
A todo esto le añadimos que incluyen licencias creativas en castellano como Píntalo negro (Paint it black), un tema propio de homenaje como es ¿quién no quiere ser un Stone? y colaboraciones de lujo de artistas con corazón stone como Ariel Rot (inmenso en Colgado, versión de Hang Fire), Carlos Tarque o Johhny Burning, entre otros tenemos un disco Stone por los cuatro costados que, como ya está más que testado, no pasará de moda.