Madrid, 15-04-2008
Cuenta Julián Hernández, guitarrista y cantante de Siniestro Total, que en los 80 hablaba con Jorge Martínez- Ilegales- del “peligro” que suponían los grupos pijos (Modestia Aparte, Hombres G, Danza Invisible) para el rock. Para evitarlo se conjuraron en ser mucho mejores músicos que ellos, aunque estos grupos tuviesen más apoyo mediático. 30 años después asoma un grupo que, quizás, pueda aunar ambas esferas: Sin Rumbo.
Formado por 4 chicos de apenas 19 años, apadrinados por El Canto del Loco, producidos por Nigel Walker y apoyados por BMG, no parecen el clásico grupo de rock urbano. Digamos que su estética franzferdinand y su amistad con grupos como Melocos o Jaula de Grillos (representantes de una nueva hornada de rock pijo) me chocaron en un principio. Vamos, que fui al concierto con bastantes prejuicios. Los fui perdiendo poco a poco.
Para empezar, la sala estaba llena. Y llenar la Moby un martes, sin tener disco en el mercado, no es tontería. Pero lo importante es el grupo, porque aunque haya mucha estética y mucho fan, si después no hay canciones, no hay nada. Y vaya si las hay. Lo segundo que me llamó la atención es la voz del cantante, Sergio, quien además toca el bajo. Una voz grave que contrasta con el modelo agudo-nasal que puso de moda David Summers -seguido fielmente por las diversas bandas ya citadas-. El chico denota personalidad, ganas y energía en escena, bien secundado por Victor y Pablo a las guitarras, y Jaime en la batería. La voz de Sergio, aderezada con un cierto deje chulesco en la pronunciación, le acerca a cantantes como Liam Gallagher o Loquillo. Las guitarras retumbaban a todo trapo, a veces a lo Sum 41, otras como Barricada. Mi perplejidad iba en aumento. Sus canciones sonaban muy bien, mostrando que detrás de la fachada había técnica, horas, y gusto musical. Quizá las letras pecan de rebeldía juvenil, pero es lo que les toca. Para seguir desmontando mis estrechas miras musicales los chavales empezaron a atacar las versiones. Para un grupo que empieza es fundamental mostrar quienes son sus referentes, hacia donde quieren ir. Y si la primera versión que tocas es “La edad de oro”, de la Habitación Roja (es decir, lo más opuesto al rock pijo que hay en el mundo), y encima cumples con el desafío, solo queda decir chapeau. Después cayó “Song 2” de Blur, la cual alargaron un poco, pero que no quedó redonda del todo. En donde sí acertaron fue en el cover de “Rocanrol star” de Loquillo, a la que le metieron cambios de tempo muy adecuados, y que encima enlazaron con “Enamorado de la moda juvenil”. En este punto del concierto el público estaba absolutamente metido, coreando las canciones propias y ajenas. Y para rematar e irse por la puerta grande, “My generation” de los Who, que clavaron desde el primer sol hasta el último la.
Así que fuera estereotipos, prejuicios y demás patrañas. Estos chicos saben tocar, y tienen estilo. Pronto serán carne de radiofórmula, así que daos prisa antes de que el martillo del desprecio rockero caiga sobre ellos. ¿Y qué si sus conciertos están llenos de niñas bien? Sus fragancias primaverales inundarán nuestro olfato. Mejor eso que un tipo sudado dando brincos, vamos, digo yo.
Julián, creo que os han ganado la partida.
Fotos: Nuria Aguilar