Con una portada donde ejerce de modelo es Ignatius Farray podríamos esperar de todo. Lo cierto es que tras un comienzo de la reivindicativa Buscando la paz de tintes folk aunque luego nos parezca más cerca a la transparencia pop de Cooper nos iniciamos en un disco de 12 cortes de duración pocas veces superior a los 3 minutos donde las realidades paralelas y el rediseño de lo que vivimos está muy presente.
Personalmente me gusta que la voz suene en primer plano y que unos teclados como los de Tito Dávila brillen en temas como Una hoja en blanco (tal vez de las más completas) incluso cuando se acercan al rock de Los Rodríguez en Sácame de aquí, mi favorita.
También destacaría la capacidad melódica del disco, sirva vidas monocrómáticas de ejemplo y el bello empiece guitarrero desnudo de Saliendo del letargo dentro de una colección de canciones que mantienen una coherencia y un buen nivel que, al menos en mi caso, hará que los siga con atención e interés.