
El inicio fue contundente, Nena animó a todos y cada uno de los allí presentes, pero para qué negarlo, hubo un momento de decaimiento general hasta que regresó a sus grandes éxitos, los de toda la vida y los nuevos, esos que nunca defraudan a sus seguidores.

Sentado con sus músicos Bosé retaba al público a adivinar, tan sólo con unos acordes, canciones como Los chicos no lloran o Don Diablo, tampoco faltaron sus magníficas canciones de amor Olvídame tú o Creo en ti, que hicieron enloquecer a fans de varias generaciones. Pero fue en el momento en el que las primeras notas de Sevilla sonaron cuando el aforo elevó sus brazos al compás de la música y sacó abanicos para acompañar a un Bosé totalmente entregado a su público. Los movimientos de cadera y las coreografías al más puro estilo pasarela llegaron de la mano de Bambú o Morena mía, canción con la que anunció el principio del fin.

Tras muchos aplausos y numerosos vítores, no pudo irse del Auditorio sin realizar tres bises en los que se explayó, luciéndose con Hacer por hacer, Como un lobo o Si tú no vuelves. Intentó poner punto y final con Estuve a punto de, pero el público hispalense coreaba Amante bandido demostrando que estaba sediento de Bosé. No pudo resistirse. Salió de nuevo al escenario para convertirse en héroe de amor.

A pesar de ello el público pedía más y más, y como buen anfitrión de la noche se despidió con un Te amaré de lo más emotivo que dejó un buen sabor de boca a todos los asistentes.

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