Sala Q (Sevilla). 13 de octubre de 2009
Saratoga llegaban a Sevilla para presentar algo más que su último trabajo, “Secretos y Revelaciones”, que salió a la venta hace poco más de un mes. Esa era, al menos, la impresión que daba con tan sólo prestar atención a los comentarios de los seguidores que se concentraban en la puerta de la sala Q, donde se intercambiaban pareceres sobre las distintas formaciones y dotes de los distintos componentes de esta formación; sobre el pasado, el presente y el futuro de la banda. La cita en Sevilla del 13 de noviembre fue para muchos la oportunidad de despejar una incógnita en cuanto a cómo afectarían los cambios al estilo y trayectoria artística de esta ya importante banda del panorama del metal en nuestro país.
Los madrileños contaban a su favor con una muy apropiada tarjeta de presentación: un álbum, Secretos y Revelaciones, que sin duda ha sido bien recibido por público y crítica y supone una evolución, un paso más en el devenir musical de la banda hacia un sonido más maduro, elaborado, con buenas melodías pero con la potencia y energía del heavy metal más contundente. Con estas credenciales y un público cálido, generoso y enérgico todo era cuestión de dejar hablar a la música…
El grupo hizo acto de presentación con “No sufriré Jamás por ti”, el primer single del álbum, una acertada carta de presentación que sonó genial, con un gran poderío instrumental y provocó el desate de la pasión y energía de una audiencia fiel y animada que en todo momento coreó su buen estribillo. A continuación, hicieron “El planeta se apaga”, uno de los temas que mejor sonaron, seguido por “Ángel de barro”, “Ojos de ira” o “Las puertas del cielo”. Posteriormente la nota más melódica vino por una efectiva “Cuando tus sueños te hagan llorar”, una balada de tintes melódicos y letra melancólica donde la voz de Teo y la estremecedora guitarra de Tony se fundieron con sincera sensibilidad para lograr la “calma” y deleite de los sevillanos allí presentes.
Sin duda, Saratoga vinieron a presentarnos sus “Secretos y revelaciones”, y fueron muchas las revelaciones a las que pudimos asistir esa noche. De hecho un aspecto a destacar de la banda fue su habilidad para elaborar y desplegar en escena un setlist muy equilibrado tanto en la cronología de temas (que revisaban distintos momentos de la trayectoria de la banda) como en su carga emotiva, combinando temas rápidos y atronadores, con canciones más melódicas y medios tiempos, que conseguían así un tempo de concierto más fluido y una sensación de que las dimensiones del concierto estaban siendo plenas en todos los sentidos. Mención especial merece la calidad técnica del sonido, que en todo momento estuvo bien ecualizado y permitía escuchar con nitidez instrumentos y voces y deleitarnos el oído con cualquiera de los instrumentos a los que quisiéramos dedicar nuestro oído.
Era sólo el comienzo pero ya desde el principio los madrileños supieron ganarse el apoyo de la gente en todo momento. Con un Tete Novoa que demostró por qué merece con creces ocupar el puesto de frontman de la banda, no sólo por sus excepcionales dotes vocales sino también por su capacidad para sintonizar con el público, haciéndoles partícipes del show, animándolo constantemente a adoptar un papel activo e igualmente necesario para que la energía de Saratoga pudiera descargarse e inundar a la animada audiencia sevillana como se merecía. Del mismo modo, la guitarra de Tony Hernando sonó limpia y desbordante, acompasada a la perfección por los ritmos a las cuatro cuerdas de Niko del Hierro, quien en todo momento demostró con su expresión y gestos por qué es la figura que representa la continuidad y compromiso con el proyecto. Y es que la energía que transmitía y su desmedida entrega e interacción con el público no hacían sino tranquilizar a los presentes y demostrar que Saratoga tienen muchísima vida por delante. Por último, cabe una mención a la contundencia y dominio de los ritmos de Andy a la batería, toda una demostración de técnica y buen hacer a la percusión.
Como dije fue una noche clave, una oportunidad para comprobar hasta qué punto Saratoga había asimilado ese nuevo camino que iniciara hace un par de años y cómo se plasmaría el cambio en su música y hacer en el escenario. El resultado fue muy satisfactorio: la banda –pese a los cambios de formación– ha conseguido mantener la unidad y ésa era la sensación que daba al ver a los madrileños en conjunto, tocando como si siempre hubieran estado juntos, demostrando que la fe en un proyecto puede consolidarse hasta tal grado que la compenetración entre todos en el escenario era plena y transmitía una sensación de estabilidad a los presentes que nos sentíamos agradecidos y satisfechos por saber que el presente de Saratoga está muy vivo y vislumbra un prometedor futuro. Tanto los temas clásicos como los de sus últimos trabajos sonaban frescos, contundentes y todo con una sensación de continuidad que se manifestaba en la buena onda e interacción de los músicos en el escenario.
Aún quedaban muchas más revelaciones para una mágica noche de buen heavy metal en la Sala Q. Era hora de demostrar que Saratoga lo componen grandes músicos, que pese a su nueva incorporación han sabido acoplarse a la perfección a la filosofía de la banda e incluso aportar sus dotes artísticas para dejar huella en los temas del nuevo album, donde el peso compositivo recae sobre todos ellos. Por eso todos merecían demostrarlo en escena y tuvieron su momento a lo largo de la noche. Un pequeño descanso sirvió para que Tony nos demostrará sus dotes a las seis cuerdas, con un excepcional solo de gran calidad melódica y tintes de blues que sonó como todo el concierto: con una pulcritud y sincera desnudez exquisitas. Igualmente Andy C. y Niko del Hierro exhibieron auténtica competencia y saber hacer a la batería y al bajo, respectivamente, recibiendo en todo momento el agradecimiento y cariño de la peña que supo valorar sus grandes aportaciones al conjunto de la banda,
Era inevitable que un público que en todo momento había participado activamente coreando las canciones, pidiendo temas y animando a todos los músicos, recibiera también su homenaje y cobrara protagonismo. Y así fue: Saratoga sabía de su fidelidad a lo largo de sus etapas y quería agradecérselo. Teo, una vez más, buscó la complicidad y le invitó a participar con sus voces en un juego de coros divididos por zonas de la sala que serviría de apertura para otra buena colección de temazos. Los sones de “El Vuelo del halcón” revolucionaron al personal presente para después “calmarlos” sabiamente con “Sigues estando (en mi vida)”, otra demostración de cómo dosificar energía metalera y carga melódica; una sensación transitoria que tendría su contrapunto de pura caña con la descarga final, donde nos regalaron, entre otros, “Vientos de guerra”, “Heavy Metal” y “Perro traidor”.
Fue una auténtica tralla que sirvió de cierre para un concierto que nos dejó a todos con ganas de más, quizá de algún clásico que no se revisó, pero con la sensación de haber disfrutado en directo de una de las mejores bandas del panorama metalero español; una banda que ha sabido rehacerse ante las dificultades y demostrar que atraviesa por un excepcional estado de forma. Y es que el renovado presente de Saratoga, como pudimos comprobar los presentes en la Sala Q de Sevilla, se encamina hacia un prometedor futuro.
Desconocemos los Secretos de Saratoga pero puede que al menos hayamos presenciado una de sus Revelaciones…