No está el rock español muy boyante de mujeres. Las ha habido, y muy grandes, como Luz Casal, o las ahora madoniannas hermanas Llanos. Pero aun así el vacío que hay de figuras femeninas es importante.
No hay que ser muy listo para darse cuenta de que Rebeca Jiménez va a ocupar mucha parte de ese vacío, llenándolo con sus voz rota y una magnífica colección de canciones que editará en el mes de marzo, en el que publicará su primer disco en solitario, titulado “Todo llegará” .
Durante el último año Rebeca ha estado tocando con su banda por garitos de Madrid, haciendo también escapadas por otros lugares del país. Un tiempo muy bien aprovechado para ir ensamblando las canciones e ir ganando un sonido de conjunto. Sin duda ése es uno de los puntos fuertes de Rebeca, la magnífica banda que la acompaña, y que podríamos enumerar como si de un equipo de fútbol se tratase: el 1 sería para Toni Jurado, batería entre otros de Loquillo, con el que grabó el disco en directo Hermanos de Sangre, y Quique González, con el que ha tocado y patrullado durante muchos años. Jugando de organizador, con el 4 de Pep Guardiola, tenemos a Alejandro Climent, Boli (teclista de M-Clan), quien, con su bajo, va dando juego, sentido y ritmo a todo el show. El 9, el killer, es Mario Raya, magnífico guitarrista, quien desde la sobriedad va dejando espectaculares solos. Y el 11 se lo damos a Fernando Sangüesa, reciente incorporación de la banda, que se defiende desde los extremos con su saxo.
Siguiendo con los símiles futbolísticos,el concierto que ofrecieron mostró a la banda en plena forma. A pesar de una gripe que la había tenido en cama, Rebeca tuvo una voz pletórica, de una feroz intensidad, y que maneja con un dominio apabullante.
Aunque el concierto comenzó un poco frío, poco a poco el ambiente se fue caldeando, llegando a cotas muy altas. He tenido la suerte de ver a Rebeca varias veces en los últimos meses y este show fue de los mejores que ha dado. Tiene un repertorio de una solidez tremenda, son canciones redondas, compactas, bien hechas, empezando por “Te queda mi amor”, con la que arrancó el concierto, siguiendo con “Nefertiti blues”, en la que Mario Raya mostró sus habilidades,”Todo llegará”, que da nombre al disco, “Despertarme contigo” (buena forma de proponerle a alguien una noche de pasión), “No sé si lo hice bien”, una de sus favoritas…fueron muchas y muy buenas.
Da la sensación de que Rebeca se crece ante las adversidades. Sus textos, muchos de ellos paridos de una ruptura sentimental, son de una fuerza arrolladora. Y ha sabido acompañarlos y ornamentarlos perfectamente. Su música remarca las sensaciones y los sentimientos que su voz emite, acabando muchas canciones en finales explosivos e intensos.
La sala Clamores es además un lugar perfecto para el tipo de espectáculo que Rebeca Jiménez ofrece; dio pie a que se creara un ambiente muy cálido y muy familiar, con un público que ya corea los estribillos con muchas ganas.
Solo pondría un “pero” a su actuación: el sonido de su piano queda muy diluido con el sonido de la banda, y para gusto de un servidor tendría que darle mayor protagonismo.
Fue un gran bolo que la que, con toda seguridad, va a ser la gran dama del rock español. Y por muchos años.