Bendito placer ver dos veces a Rata Blanca en directo. Bendita visión la de un guitarrista tan puro, emocionante y grandioso como Walter Giardino, cuya figura ocupaba la totalidad del escenario, no es solo su técnica o sus composiciones, son los gestos de su cara, la forma de agarrar la guitarra, las expresiones de emoción al ejecutar los solos. Resulta realmente hipnótico verle tocar, dejando boquiabierto a cualquiera. Un diez como una casa de grande para Giardino. Tras el intro comenzó “la llave de la puerta secreta” de su fantástico último disco, en cuya parte central vino el primer machetazo a mi cerebro con un solo imposible, de esos que cuando escuchas el disco piensas que son un truco, imposibles de interpretar en directo. Nada más lejos de la realidad.
Seguimos con “solo para amarte”, con un simpático a la vez que colosal Adrian Barilari que cantaba con una sonrisa permanente en su cara. Cantar, eso es precisamente lo que hicimos todos al unísono con “volviendo a casa”. El ritmito pegadizo del inicio de “la canción del guerrero” fue una invitación para que todos diéramos rienda suelta a nuestra emoción en forma de saltos con las manos levantadas y cantando a viva voz. ¿Qué sería de un concierto si no hiciéramos esto?
Siempre hay una canción que gusta de forma especial, en tu interior esperas ansioso para escucharla, “aun estás en mis sueños” es la mía. Me guardo su recuerdo para siempre. ¿Puede una canción darle sentido a la vida de una persona? Yo no tengo dudas. Unos teclados, redoble de caja y ritmo de guitarra al mas puro estilo Rainbow dieron el arranque a “caballo salvaje”, siguiendo con “Señora furia” y otra de mis preferidas “la otra cara de la moneda”.
Bastante de moda están los solos de relleno para que la banda descanse, gente poco cualificada que hace ruidos con sus instrumentos que aburren al público. Este no es el caso ni por asomo. Walter se quedo solo en el escenario y dio rienda suelta a su locura. Quietos, sin pestañear, grabando en la memoria lo que estábamos viendo. Espectacular “preludio obsesivo”.
“El amo del camino” me hizo volver a saltar y vibrar justo antes del momento de recordar grandes clásicos, “chico callejero”, “el sueño de la gitana” y un precioso “guerrero del arco iris” abrieron el telón para el gran final, del cual se encargaron “mujer amante” y la locura generalizada se apoderó de la sala: “la leyenda del hada y el mago”.
Los setlist de Madrid y Sevilla fueron iguales, cada concierto tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas, pero como siempre, me quedo con las buenas, que son las que realmente merecen la pena.
Compañeros de movidas musicales de Madrid: Cesar, Luna y Lidia. Gracias por estar a mi lado, sin vosotros no sería lo mismo. Un abrazo para los que vinieron al de Sevilla, Manu, Migue y Don Carlos, me alegrasteis la noche con vuestra compañía.