Abría el cartel y la noche, con cierta puntualidad, Khalif Wailing Walter acompañado de la bandera americana al cuello y Raimundo Amador. Unos duetos clásicos donde se transmitía el más puro sonido clásico del estilo del bluesman de Chicago. Blues de boggie.
Un sonido que recuerda al más puro Nueva Orleans, al puro blues tradicional y a Albert King o Albert Collins. En esa mezcolanza pura de bluestar del Missisippi, que, acompañado de Raimundo Amador en todo momento, ambos sentados, cerró la primera parte de la noche dando paso a una banda que nos dejaría a todos realmente impresionados, la “Steepwater Band”, una formación de Chicago que suena también, a rock sureño y que en apariencia física, están muy cerca también de ese estilo de rock que, como en el caso de la Credence, la mezcla de blues, la improvisación del jazz y la inclusión del country y el folk del sur de los Estados Unidos la hicieron única. Sonaban mucho a ese rock setentero.
Iniciaron su actuación con los temas de su nuevo disco en directo, “Live & Humble Tour 2014”, y pese a ser una banda que versionaba clásicos del blues desde su nacimiento en 1998, se le notan las tablas en directo y sobre todo, lo que sale tras ir absorbiendo estilos e influencias varias, desde Neil Young a ZZ Top o a los Allman Brothers.
Un guitarrista apoteósico, Jeff Massey, porque no encuentro otro calificativo más exacto, acompañado de otro guitarrista incorporado recientemente, Eric Saylor, el bajo de Tod Bowers y el terremoto de la batería de Joe Winters, quien acabó tirando sus baquetas al respetable, hicieron las delicias de los que anoche, vivimos una noche mágica de blues dejándonos llevar por las influencias del cuarteto de Chicago.
Guitarreo del bueno, una Gibson del 72, como me apuntó mi querido Nico Salas, el hombre de las buenas fotos, y el sonido feroz y vivo de estos cuatros músicos que durante casi dos horas, nos hicieron vibrar con temas nada conocidos y conocidos; rock frenético y un guitarrista que con sus punteos, nos transportaba. Oímos el “Walking blues” de Robert Johnson, o el rock de origen, como el “Revelation Sunday” en un paseo por sus temas de discos anteriores. Dos horas de Hard-Blues-Rock eléctrico de propia cosecha y de cosechas ajenas, como ocurrió con el indescriptible duelo entre los dos guitarras durante "Cortez the Killer" de Neil Young.
El puro sonido country con la steel guitar dio una tregua, y el grupo nos electrizó con temas de su primera época y versiones memorables, con la que empezó a cerrar la noche; una maravillosa “Sugar mama” de Yank Rachell y un “Boom boom” de Jhon Lee Hooker inmenso, alargado y espectacular con la guitarra de Massey maravillosamente desbocada que reunió sobre el escenario, a todo el elenco de la tercera noche de blues de Raimundo Amador. Todo el cartel sobre el escenario y un Raimundo pletórico, único, brillante, que tras un fragmento del “Ay que gustito pa mis orejas” a capella, nos regaló un fin de fiesta apoteósico, como lo fue desde que a eso de las nueve de la noche, Raimundo y Khalif abrían la caja de los sueños dejando salir lo que acabó convirtiéndose en lo que todos deseábamos, una maravillosa noche de blues, de esas noches que ningún aficionado debería perderse.
