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Quique Bonal + Vicky Luna en los Reales Alcázares de Sevilla

Poradmin

Ago 21, 2011
Quique Bonal + Vicky Luna

Las cálidas noches de Sevilla se vuelven si cabe más tórridas con la variedad de músicas negras que nos regalaron la guitarra de Quique Bonal y la maravillosa voz de Vicky Luna.

 Quique Bonal + Vicky Luna

 


Decía un maestro taoísta de hace como 3.000 años que se llamaba Lao Tse que la esencia de la sabiduría consiste en reconocer el lugar en el que se originan las cosas. ¿Y eso qué tiene que ver -dirán nuestros sabios lectores– con lo que aquí he de contarles? Pues más que mucho, muchísimo. Tanto como lo que en común tienen artistas tan variopintos como el actor Preston Foster, el compositor Pat Ballard, la cantante pop Ellie Greenwich, los imprescindibles Beatles y el innovador Vangelis.

La respuesta, por si alguien no la ha captado, está en el origen de todo, que cuando se habla de música, al menos, de la de nuestros tiempos, son esas melodías que cantaban los hombres y las mujeres obligados a dejar África para trabajar al servicio obligado de sus dueños norteamericanos. Es decir, los esclavos, que sin tan siquiera saberlo originaron toda una cultura que se llamó después soul, jazz, gospel, rock'n'roll y muchas más cosas que llegaron después.

Justamente eso fue lo que nos ofrecieron en las noches de los Reales Alcázares las eléctricas manos de Quique Bonal y una espectacular Vicky Luna luciendo un vestido tan negro (moteado por una flor roja) como la música que nos iba a regalar. Negra, negrísima noche y negras todas las canciones, desde el tradicional Wade in the water hasta la modernísima Stronger than me de la desaparecida Amy Winehouse. Un recorrido por la plana mayor y parte de la menor de la América profunda musicada de forma sencilla, básica y casi austera, al menos en apariencia, de sólo una guitarra y voz. Impresionantes momentos como Oh! Darling de Paul Macartney, ecos de los happy years en el clásico Mr. Sadman, la intimidad futurista del One more kiss de Blade Runner o la alegre Is it true what they say about dixie se fueron sucediendo al ritmo que marcaba la noche, el calor, transportándonos a ese “dixie”, el sur de los Estados Unidos, desde el monumento mudéjar en el que estábamos sentados.

La voz de Vicky se fue calentando hasta llegar a su máxima expresión en ese momento álgido que supuso el tórrido Got my mojo workin', en el que nos recordó esos “otros calores” que nos llegan a gustar más que los del sol y el verano, y el final con el Bring it on home to me de Sam Cooke. Un recital maravilloso al que sólo le faltó un puntito para ser espectacular. Y es que Vicky tiene una voz y un carisma y personalidad que parecen crecer día tras día.

Al final, vuelta a casa con una sonrisa en la cara y con la sensación de que si estos dos no hacen más conciertos no será porque al público -“sold out” en apenas dos días en su tercer concierto en la misma plaza- no le fascina su música.

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