Sábado 18 de agosto, Sala La Riviera, Madrid
En el reproductor de audio empieza a sonar Another Rainy Night, un escalofrío recorre mi cuerpo. Es la confirmación de que llegó el momento propicio para escribir la crónica de este concierto……Oooooooohhh I’m all alone, it’s another rainy night, without you……bien, intentemos contener las emociones…
El mismo sábado por la mañana comenzó con la visita obligada a las tiendas de discos de Madrid, en busca de las novedades discográficas que desafortunadamente en Sevilla son imposibles de encontrar. El gusanillo del concierto se movía en mi estómago, y mi mirada buscaba involuntariamente entre los viandantes a Geoff Tate. No era ingenuidad, era ilusión.Temprano nos dirigimos a la sala, puesto que la Riviera es traicionera con los horarios, y suelen empezar antes de la hora anunciada. Sin prácticamente darme cuenta se apagaron las luces, y el espectáculo comenzó. Whisper y Damaged dieron la salida al grupo.
Me pongo de puntillas, no veo bien, ¡mira! ¡Ya están ahí!, el sonido está bien, ¡joder como canta Geoff!……..demasiados pensamiento cruzados no me permiten centrarme en la música, y justo cuando creo que empiezo a acomodarme, comienza Speak, para que nos vamos a engañar, todos estábamos esperando canciones de Operation Mindcrime. Aun resuenan en mis oídos el grito generalizado del público: THE WORD IS ALL OF US!!!
I’m American, NM 156, Screaming in Digital se sucedían en el setlist impecablemente, tras un comienzo en el que Geoff Tate parecía estar calentando su voz (le fue suficiente con una canción) aparentaba tener las cualidades y la frescura de un vocalista de 20 años. No necesita correr por el escenario para llamar la atención del público, una gesticulación que denotaba como sentía cada palabra que salía de su boca eran argumentos mas que suficientes para hipnotizarnos a todos.
Comenzó Bridge, cuyo estribillo fue coreado al unísono por todo el público, las guitarras tuvieron muy buen sonido, especialmente destacados los solos doblados en los que Michael Wilton y Mike Stone acudían al centro del escenario. Mas serio, aunque efectivo Stone, y espectacular Wilton.
Until There Was You, The Lady Wore Black, The Right Side Of My Mind y One Foot In Hell continuaron enloqueciendo al público. Un Scott Rockenfield impecable nos dejaba con la boca abierta con su particular estilo a la batería. La verdad sea dicha, y Eddie Jackson al bajo no parecía muy motivado, aunque al final de concierto se quitó las gafas de sol y se dejó llevar por el ambiente de euforia que envolvía la sala.
Los clásicos Walk In The Shadows y Take Hold Of The Flame cerraron el concierto, que si mis cálculos no fallan duró una hora y cuarenta minutos. Un buen concierto siempre se hace corto, aunque dure 3 horas. Así que se me pasó volado.
Tras el concierto estoy experimentando unos graves efectos secundarios: tengo unas ganas tremendas de volverlos a ver. Los dos conciertos de Queensrÿche que he tenido la ocasión de ver han sido espectaculares.
Mención especial a mis dos acompañantes de locuras y pasiones musicales, cuya presencia magnificó más aun la huella que dejará en mí este concierto: Lidia y Migue.