El sábado día 9 de febrero, a eso de las 20:50 de la noche en el teatro Olivares Veas , de Arcos de la Frontera, en el segundo día del «I Ciclo Flamenco Arcos de la Frontera» hacía su aparición el cantaor Pedro Heredia Reyes, Pedro el Granaíno, acompañado al toque de Antonio de Patrocinio acogido por un aplauso cálido de su público.
El cantaor se arranca por soleares con unos quejíos estremecedores. Un público entregado con el cantar de Pedro, al los gritos de olé cada vez que conseguía erizarnos la piel. El duende se hizo anoche ver en su carganta.
Agradece y dedica el recital al renovador del teatro independiente andaluz con el mundo del flamenco, Salvador Távora, recientemente fallecido.
A continuación se arranca por una de sus facetas mas conocidas, se tira por tientos, evocando al maestro Morente. Su voz es capaz de arrancar lágrimas de emoción con ese toque de la escuela camaronera que tanto le caracteriza. «Y como canta la noche como canta…» así conseguía el cantaor arrancar un aplauso más del público que no cesaban de animarlo con los reiterados olés.
Una vez realizado los tientos, se acuerda de su tierra, canta una granaína, rematando finalmente por un fandango carbonerillo a ritmo abandolao, una delicia para los oídos.
Otro giro más, nos encoge por dentro y nos estremece cuando se arranca por seguiriyas para continuar con una ronda de tangos que hacen la delicia de los asistentes, la noche se va animando, tangos con toques a Morente de nuevo.
Acompañados de una tanda de fandangos, arrancarían los mayores aplausos del teatro, sobre todo cuando deciden terminarlos cantando fuera de micros, a pecho descubierto, al borde del escenario, un silencio sepulcral para disfrutar de lo lindo.
Y cuando creíamos que con ese último fandango el recital estaba servido, finalmente nos regaló una pincelada de bulerías, donde el timbre de Camarón se posaba en su garganta y donde ya se vino todo abajo.
¡Que viva el arte! ¡Que viva el flamenco!