Que una sala tan emblemática como El Sol lleve ya 36 años dando guerra es un buen motivo de celebración. Con la actuación de Pájaro (entre otras) para festejar el aniversario, el local se convierte una vez más en plataforma de difusión para el talento y la capacidad creativa que se pueden encontrar actualmente dentro de nuestras fronteras.
El protagonista de la noche llegaba avalado por las buenas críticas cosechadas desde la publicación de su primer disco, Santa Leone, en 2012. Pájaro (o lo que es lo mismo, el sevillano Andrés Herrera) logra expandir los límites del rock and roll con naturalidad y convicción, moviéndose entre wertern, surf, country, jazz y folk con la muy marcada impronta de su origen andaluz. Quien se acerque a disfrutar de alguno de sus directos tiene la ocasión de comprobar que la destreza demostrada en estudio no es fruto de la casualidad.
Salió al escenario con bastón y cojeando, circunstancia sobre la que bromeó varias veces a lo largo del concierto (un taburete le ayudaba a sobrellevar las limitaciones físicas). Pero no afectó a su actitud frente al público, cordial y de buen humor.
Muy bien arropado por los cuatro músicos que le acompañaban (esta vez sin teclado), es capaz de mantener la misma intensidad desde la primera canción hasta la última. Transmite tanto a la voz (reposada y personal) como a la guitarra, que acaba alcanzando mayor protagonismo por la profusión de desarrollos instrumentales. Ahí se hace aún más notoria la compenetración que existe con el resto de los músicos, cuyo papel va más allá del de banda de acompañamiento circunstancial. Quizá sea gracias al pasado de Andrés acompañando a otros artistas a la guitarra (Pata Negra, Kiko Veneno, etc) lo que le da la perspectiva necesaria para alcanzar esa solidez en conjunto.
Es capaz de conjugar con habilidad todas las referencias que su obra aglutina, entre la literatura, la cinematografía y la religión, traspasando los límites entre épocas y países: con sonidos fronterizos americanos y mucho apego a la canción italiana, sin abandonar las procesiones sevillanas.
Se hace difícil destacar momentos clave en el extenso repaso a Santa Leone. ‘Perche’ y ‘Luces Rojas’ sonaron especialmente bien y lograron arrastrar a las voces a un público emocionado. Además, la colaboración de Kini Triana a la corneta hizo brillar temas como ‘Palo Santo’ o ‘Santa Leone’.
En la hora y media larga de actuación, también nos brindó la ocasión de escuchar un adelanto del material que irá incluido en el próximo disco, donde parece apostar aún más por la variedad de estilos. Por otra parte, recurrió a su etapa como guitarrista de Silvio, con el que compartió banda y muchas influencias. Ya le rindió tributo en Santa Leone (con ‘Las Criaturas’ o ‘Tres Pasos Hacia el Cielo’), pero en directo lo amplió aún más, repasando desde temas más ocultos, como ‘El pudridero’, hasta otros más conocidos, como ‘Rezaré’ (basado a su vez en ‘Stand by me’, de Ben E. King).
Agradeciendo la asistencia del público, se despidió hasta otra, posiblemente tras editar nuevo disco.