NOCTURAMA 2008, Juana Molina, 16 / Julio / 2008
Con casi 20 años de carrera profesional en la música, Juana Molina acudió el pasado miércoles 16 de julio al festival Nocturama para regalarnos los mejores éxitos de sus últimos discos publicados.
Para los que no la conozcáis, esta argentina comenzó a hacerse un hueco en el panorama musical junto a sus hermanas, con el grupo conocido como “Julia y sus hermanas”, allá por finales de los 80. No sería hasta el 1996 cuando debutara con su primer disco “Rara”, adjetivo que muchos de sus seguidores utilizan para calificar su forma de ser y su estilo peculiar e innovador. Fue un disco muy esperado por sus más fervientes fans, y tuvo gran repercusión en los EE.UU. y en su país natal. A parir de ahí, publicaría otros trabajos bien acogidos entre su círculo de adeptos, celebrando conciertos por toda norteamérica, Argentina y el Reino Unido principalmente; aunque cuenta con simpatizantes por casi todo el mundo.
Actualmente, continua fiel al estilo que la caracteriza, creando la música a partir de una mezcla de percusiones y sonidos electrónicos utilizando como únicos recursos su guitarra y un teclado. Sus temas consisten en grabaciones de bases y ritmos sacándole el máximo partido a estos instrumentos, para crear un sinfín de melodías que armónicamente se unen al sonido de su voz dando lugar a la solución de la pregunta: “¿Dónde se haya la música?”. Pues ésa fue mi conclusión de anoche, y Juana nos demostró a todos que la música se haya ahí, está en el aire, sólo hace falta verla y unirla convenientemente para dotarla de coherencia y obtener algo parecido a lo que pudimos escuchar junto a ella.
Una música tranquila y relajada, que no deja indiferente a nadie, perfecta para escuchar en buena compañía y para disfrutar de un lugar tan lleno de encanto como los jardines del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, iluminados tímidamente por una gama de colores variada que nos abstrae de la realidad para llegar al mundo donde Juana Molina nos sumerge. Unas canciones que partieran de momentos de gran inspiración producidos por la gente que está a su lado, dedicándole una canción a su hija y otra a su prima Elena, que da nombre al tema, entre otras.
Además, debemos destacar la aportación inicial de su amigo y colega Carl Dixon, músico escocés que abriera la velada con temas propios llenos de pasión y sentimiento.
No se puede escapar de esta crónica el pequeño percance ocasionado por unos problemillas técnicos que llegaran a repercutir en el concierto. De hecho, Juana llegó a despedirse del público por este motivo, pero los aplausos la empujaron a volver para otorgarnos “un final más feliz que el otro”. Ahí demostró esta artista, por un lado, su fuerte personalidad para abandonar el escenario; pero, por otro lado, su galantería para no dejar en la estacada a todos los que habían pagado por verla.