Pedro Guerra nos trae VIDAS. La poesía y las reflexiones profundas del artista canario. By: Luisinho.
Reflexión, evasión, pensamiento, madurez, sensatez… Son tantos los adjetivos que el nuevo trabajo de Pedro Guerra admite, que no he podido decantarme por uno de ellos. Lo que sí es seguro es que dejara “huella” (1, en adelante, el número se referirá a la canción donde podréis escuchar lo que se ha citado) en aquel que lo escuche. Ya el mismo lo avisa: “Una sonrisa, una ilusión. Aquel abrazo, una canción” (1), son sólo algunos de los detalles que la vida nos regala y que brillarán siempre aunque no estén presentes.
Rebosante de poesía y con su singular toque musical, Pedro Guerra nos presenta su nuevo disco VIDAS. Un disco que se ha hecho de esperar y que no pasará desapercibido para el buen oído. Un disco donde se mezclan los ritmos clásicos sudamericanos y latinos, con ciertos ápices africanos. Chacareras, candombé, compases brasileños e, incluso, connotaciones de fado, que van a lograr seguro el deleite de sus seguidores.
Un disco con mensajes refugiados entre las perífrasis. Un disco metafórico. Un disco donde las palabras juegan a esconderse. Un disco paradójico. Un disco de anáforas enfatizadoras que se clavan en nuestras mentes. Un DISCO. Sus canciones proponen una reflexión sobre diversos aspectos que preocupan a la sociedad actual. La soledad en el “eco de la multitud” (6), el estrés y la ansiedad con “la risa incontrolada del reloj” (1), el pensamiento y la desconexión personal “en silencio, mientras su mente ruge como un tren”… El recuerdo, “¿Cuántas cosas brillan en el tiempo aunque no están?” (1); el sufrimiento, “quisiera saber cuándo no se sufre” (2); el devenir de los tiempos, “sé que el presente ayer fue mañana” (2); la compañía sin ver a nadie, “sé que no hay vida en un cuerpo solo” (2)… Y, por supuesto, un concepto que parece ligado al término poesía: el amor.
Un amor que puede presentarse en diversos ámbitos: paternal, familiar, de amistad… Un amor que no podemos esperar, sino hacer que brote. Dejarlo volar pero bajarlo al suelo, desmenuzarlo y recogerlo…. Un amor que “hay que aprender a madurar” (8). Un corazón que ama es un corazón sano, y un “corazón mutilado, es una luz que se ha apagado” (9). “El corazón agraviado, ahora es un bulto sin voz, desposeído y cansado” (9)… Sus canciones nos hacen pensar que las preocupaciones están ahí, pero no rigen la vida.
Los problemas son ineludibles, pero no insuperables. El pesimismo y la arrogancia sólo vencen al que no lucha contra ellos. El amor es pasajero sólo cuando no es sincero. El recuerdo se guarda en el olvido si alguien lo almacena sin sentido. Las cosas bellas de la vida se muestran sólo para aquel que quiera verlas: “detrás del humo, si lo logras, verás todo lo que importa” (8). Si la vida te da oportunidades para sonreír, debemos aprovecharlas.Y si éstas no se acercan a ti… ve a buscarlas.